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No quiero parecerte avaro, pero lo quiero todo.
El amor siempre será una lección
Apartémonos de su camino
Porque sé, todo lo que sé, todo lo que sé;
Soy un prisionero de mi adicción
Soy adicto a una vida que es vacía y tan fría
Soy un prisionero de mis decisiones-Prisioner-The Weeknd and Lana Del Rey.


Lauren

Lujuria. Si hay una palabra que me identifique es esa. Soy una adicta al sexo desde tiempos memorables y lo acepto de la mejor manera ¿para que negar la realidad? Se podría decir llevo una vida lo bastante plena aunque algo desequilibrada con lo que respecta a la intimidad sexual.

Muchas mujeres han pasado por mis garras, no soy lo suficientemente egoísta como para limitarme a un tipo. Para mi todas son iguales, lo importante aquí es que satisfagan las ansias de deseo que me dominan cuando las abro de par en par al penetrarlas con mis dedos o las hago gritar como gastas en celo. 

Estas últimas semanas el numero de mujeres en mi cama ha aumentado. La razón; mi sexy y adorable vecina y empleada. No logro sacármela de la mente y la única forma que se me ocurrió para matar las ganas que tengo de ella es acostarme con otras.

No obstante es inútil, ya que su cara aparece en el rostro de esas mujeres, entonces las cojo pensado en ella. Maldigo, yendo hacia las ventanas de mi despacho.

He pasado tanto tiempo ocupada imaginado cómo hacer mía a Camila que ni siquiera me di cuenta a qué hora oscureció. Gruño y me pongo el saco. Esa morena me esta volviendo loca.

Y hablando de adicciones y tentaciones, me encuentro a mi sensual secretaria en el ascensor. Le devuelvo la sonrisa y doy un paso adentro.

—Día duro ¿no?

La escucho detrás de mi. Alzo una ceja para después mirarla por encima del hombro. El pulso se me acelera al encontrármela justo al frente de mi. Asiento sin dejar de mirar sus labios a la vez que memorizo su aroma. Jazmín.

—Nada que un relajante baño no pueda quitar.—eso, agua caliente y mas sexo lesbico. 

—Estoy de acuerdo contigo—repone con una sonrisa picara que dura escasos segundos—. Abajo ¿cierto?

—Por favor.—pido sin apartar la mirada.

Ella comienza a acercase muy despacio y cuando creo va a besarme desvía la mirada para presionar el botón de descenso. Sus pechos han rozado mi brazo en ese acto. Me ha provocado y eso no suele ser bueno. Si piensa va a salirse con la suya esta muy equivocada.

—Me gusta la fragancia que usas.—la tomo de la cintura y la acorralo contra las paredes.

Ella sonríe mordiéndose el labio. Demonios, como le sale bien volverme loca.

—A mi me gustan tus ojos.

Me coge desprevenida ¿qué clase de comentario de ese? ¿un cumplido acaso? Debo darle vuelta a esto. Inclino la cabeza y lamo su cuello empezando a decir.

—¿Sabes? No he podido dormir desde que te conocí. 

— ¿Así? ¿por qué no?

A Mí Merced (Camren)©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora