O C H O

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« El odio es la venganza de un cobarde intimidado. »

—George Bernard Shaw (1856-1950)

 Kyuhyun revisó cada una de las acciones del pelinegro, ¿por qué actuaba tan indiferente?

—¡CARAJO!

El castaño escuchó al mayor quejarse mientras sostenía su muñeca y observaba la palma de su mano. Kyuhyun no dudó en acercarse para examinar la mano de su pequeño prometido. Le retiró el anillo que descansaba en su dedo corazón y lo dejó sobre la mesa de cristal. 

—¿Pasó algo de lo que no me haya enterado, Wook?—preguntó el Cho sin mirarle directamente. 

—¿Por qué lo preguntas, Kyu? 

El menor sonrió.

—Nada, no es nada—tomó su mano y besó el lugar donde el corte se había llevado a cabo—. ¿Sabes lo caras que están esas copas? me debes algo muy grande, Kim Ryeowook—sentenció el castaño, observando seriamente al bajito.

Ryeowook hizo un puchero que logró que el corazón y la expresión del menor se suavizaran. 

—Kyu~—ronroneó el mayor, tomando la corbata del castaño y así acercándolo a él—, ¿me perdonas? 

Kyuhyun sonrió y acarició el cabello del pelinegro. 

—Siempre. 

Ryeowook no pedía perdón por el material roto. No. Pedía perdón por su infidelidad, por su falta de cariño hacia el menor, por buscar en alguien más lo que Kyuhyun no era capaz de hacerle sentir; amor.

—Voy a salir, ¿de acuerdo? 

—¿A esta hora? ¿a dónde irás?—lo cuestionó el más alto.

—Tú tranquilo, sólo quiero dar un paseo. Estoy demasiado estresado y estar encerrado no me hace ningún bien—mintió este, cogiendo su abrigo y colocándoselo. 

Kyuhyun tomó el rostro ajeno con cuidado y le plantó un casto y dulce beso en los labios. 

—Mantén encendido tu celular, por favor. 

—Claro, jefe—habló el más bajo con una linda sonrisa y salió del departamento. 


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El azabache se apresuró a abrir la puerta para el menor, el cual entró inseguro. 

—¿Acerca de qué querías hablar, Jong Woon?

Yesung tomó la mano de su pequeño príncipe y lo llevó hasta la cocina, donde se dio la libertad de abrazarlo. 

—¡Su-Suéltame!—ordenó Ryeowook. 

El más alto (por escasos centímetros) hizo caso omiso y besó la frente del pelinegro. 

—Si te suelto, ¿prometes no irte nunca de mi lado? 

El cuerpo bajo él se tensó. 

Mariposas. No. Águilas. ¡No, mierda no! Un dragón gigante vivía en su estómago y se aseguraba de hacerle sentir cosas extrañas al estar cerca del idiota de bonita sonrisa llamado Jong Woon. 

—Jong Woon, suéltame. 

Yesung tomó la barbilla del menor para poder mirarle fijamente, directo a los ojos, poniendo nervioso a Ryeowook y logrando así que su respiración se cortara por un momento.

LETRAS Y CAFÉ - | YEWOOK |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora