¿Por Qué Estás Aquí? // [Jainico]

Capítulo 15

Narra Edgar

Su mirada despavorida fue lo primero que noté al darme cuenta de que estaba ahí, al frente mío. Sus ojos no tenían el mismo brillo que acostumbro a ver, brillo que hacía que creyera que mi estancia aquí no era tan miserable, que al estar con él me llegaba a sentir feliz, no importaba si habláramos o simplemente disfrutáramos la compañía del otro, ese brillo me hacía sentir bien, cómodo, comprendido.

Y ya no estaba. Lo había extinguido.

Pero puedo explicarlo, tengo una buena explicación... eso creo.

Conchetumadre.

Narra Nicolás

Ese ser lo había dicho.

Había dicho lo que yo dije y asustó tanto al Edgar.

El Naiko había tomado con firmeza mi muñeca, casi cortándome la circulación de la sangre mientras miraba atónito a... ese extraño ser. Y no lo culpaba.

Era raro. Sus ropas eran blancas, y no tenía patas de cabra. No parecía un Daemon, más bien parecía... un ángel, pero no era posible, se supone que sus alas debieran nacer en su espalda, ahí por sus omóplatos y no por donde se supone que van sus orejas. Aunque nada aquí ha resultado ser lo que creí que sería.

Pongámonos en el caso de que sí sea un ángel, ¿Qué wea hace el Edgar, un Daemon, con un ángel? ¿Qué pasó con el tema de la guerra que hubo hace unos años? ¿No se odian? ¿Por qué no se están sacando la chucha en este mismo instante?

Volviendo al tema no-bélico, sea lo que sea que signifique "promitto", él lo sabe.

¿Qué será? ¿Un nombre? ¿Una maldición? ¿Algo prohibido? ¿Una... promesa?

El insoportable y punzante dolor de cabeza en la parte basal de mi cerebro apareció nuevamente, dejándome aturdido.

"Lo prometo"

Esa palabra llegó como un rayo a mi cabeza dejando un espantoso dolor a su paso.

¿Lo prometo?

-Naiko... yo...- había dicho Edgar, pero no pude prestarle atención.

La habitación había empezado a darme vueltas y mis piernas ya no soportaban más mi peso, de hecho, creo que estaban temblando. El dolor era tan intenso que sentía que me iba desmayar. Sentí cómo las miradas de todos se dirigieron a mí, pero nadie hacía nada. Traté de aferrarme al brazo del Naiko y a la idea de preguntarle al supuesto "ángel" que qué significaba la palabra que sin previo aviso se había deslizado por mi boca cuando hablé con el Edgar, pero fue inútil, no había pasado ni cinco segundos cuando todo se había vuelto negro y apenas sentí como mi cuerpo cayó como saco de papas al suelo.

Narra Edgar

Se desplomó. Simplemente se desplomó a los pies de Naiko.

Ambos nos acercamos a él para despertarlo, pero era en vano. Así que traté de levantarlo, pero Naiko me alejó de él.

-Él es mi responsabilidad.

Mire algo implorante a Naiko.

-Naiko, puedo explicarlo. Necesita mi ayuda, necesita que lo guíe...

Pasó el brazo de Nicolás por sus hombros y lo movió para poder llevarlo lo más cómodo posible. Empezó a caminar, pasando entre medio mío y de Yelo, ignorándome, pero se detuvo unos pasos más allá.

-Hablaremos de esto más tarde, si es que sales vivo de dónde creo que vas.

Genial. Más presión, más nerviosismo y ahora la nueva sensación de haber defraudado a alguien importante para mí. Fabuloso.