Capítulo 28

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Narra Nicolás

Hmm...

¿No acabo de pasar esa marca en la pared... como por cuarta vez?

¡Acá abajo es todo igual!

Las paredes estaban hechas del mismo material por todo el infierno, y honestamente ya me estaba empezando a cansar de dar tantas vueltas.

Odio admitirlo, pero estoy perdido.

¿Cómo lo hacen los Daemones para no perderse?

Igual al principio no parecía tan complicado. Solamente era buscar paredes llenas de puertas y ya está. Pero aquí no hay nada de nada, sólo piedra, suciedad, algo de mal olor y esas pequeñas llamas para iluminar un poco el ambiente.

Suspiré.

¿Por qué el Caput se había puesto así de repente? Íbamos bien... bueno en realidad no tanto, pero no estaba siendo agresivo y eso era un gran avance. Pero solamente bastó que mencionara a su ex y quedó la cagá.

¿Tan cuático fue? ¿Qué habrá pasado?

Bueno, eso no es de mi incumbencia después de todo.

« ¿Cómo que no? Te quiere culear. Al menos yo me preocuparía por posibles ex's locas.»

Ya empezaba a acostumbrarme a esa voz culiá.

— ¿Y qué podría ser lo peor que haga? Ya estoy muerto.

«Buen punto. Pero no sé po weon, supongo que por algo estai aquí. Piénsalo: si los Daemones te pueden hacer sufrir un eternidad porque es su trabajo, imagínate a una ex loca.»

Chétumare.

Pensando en eso, me detuve de mi fallida expedición para encontrar mi Locus y me senté en el suelo, apoyado en una pared.

Cerré los ojos.

Eran muchas weas, demasiadas. Lidiar con un loco que es el jefe de los Daemones, saber por qué cresta hablo latín, tratar de escapar de aquí con mi hoyo sano y salvo, no saber si debía preocuparme por una ex loca, me preocupaba el Bestia y su rara forma de actuar de un momento a otro, qué cresta hace un ángel aquí abajo, saber por qué el Edgar andaba con ese ángel, por qué el Naiko reaccionó de esa manera al ver al Edgar con ese ángel...

En especial ellos dos. 

El Edgar y el Naiko me intrigaban. Siento que son los seres más cercanos que tengo aquí abajo, por sorpresivo que sea. Aún así cuando desconfié tanto del Naiko al principio.

¿Por qué son tan diferentes? ¿Por qué me ayudan? ¿Qué les hará... tener sentimientos?

Y el dolor de cabeza volvió a mí. Sentía una punzada donde siempre la sentía, en la parte basal de mi cerebro.

Sea lo que sea, no debe ser bueno.

Me gustaría poder ayudarlos a salir de aquí, sé que odian este lugar y me da lata que tenga que habitar obligadamente en este sitio solamente por lo que son. Daemones.

Si pudiera hacer algo... Pero ni siquiera yo estoy seguro de si podré irme alguna vez.

Bueno, debía dejar de preguntarme weas y seguir.

Mientras abría los ojos para pararme, vi algo que al principio me asustó, pero luego me hizo extrañarme.

Había una puerta, justo en frente mío.

Sólo una puerta, solitaria en la tenue oscuridad de este horrible lugar.

¿Acaso no la había visto?

¿Por Qué Estás Aquí? // [Jainico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora