Capítulo 16

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Narra Naiko

-¿Se pondrá bien?- La anima me miraba algo preocupado.

-Eso espero.

Nicolás se hallaba inconsciente, aún después de la hora que estuve arrastrándolo. Tenía una expresión de disgusto, como si estuviera sufriendo. ¿Qué le habrá sucedido?

Suspiré.

Miré a la otra anima. Estaba sentado en su andrajosa tela y en la especie de colchón, mirándose las manos y su expresión preocupada había sido reemplazada por otra.

Lucía serio y algo decaído.

Tenía que esperar que Nicolás se despertara, así que no me parece mala idea hablar con él. Sólo espero que no se asuste.

Millones de recuerdos de animae gritándome se vinieron a mi mente.

"Aléjate de mí, monstruo"

"Déjame sólo"

"Eres lo peor"

"Te odio"

"¡Monstruo!"

Tantos insultos en tantos idiomas diferentes... No creo que mereciera que me trataran así, sólo quería conversar con ellos. Poder relacionarme con alguien que no fueran los Daemones y poder ver las cosas desde su punto de vista. Tal vez saber cómo fue su vida, ya que estoy atrapado aquí. La única manera que tengo de expandir mis horizontes, saber que pasa allá fuera es hablando con ellas pero... No era justo que me clasificaran como "monstruo" por ser lo que soy.

No pedí ser así.

No saben lo triste que es que todos te rechacen por ser como eres.

Soy Alium. Eso lo sé desde hace mucho tiempo y desde el mismo periodo de tiempo que lo sé he sido objeto de burlas por parte de los Daemones más cercanos a mí al compartir mis puntos de vista, pero hay algo en lo que todos están de acuerdo: estoy loco, que es imposible cambiar las cosas por aquí abajo, que cuando sea Caput me tomarán en serio. Es duro. Desde que conozco al Edgar eso ha cambiado, él es un Daemon respetado por aquí.

Desde que nos designaron en la misma Locus Requietionis ya no me han vuelto a molestar. Supongo que es porque creen que si me meten conmigo, se meten con él.

Me acerqué lentamente a la anima, lo más calmado posible. Cuando llegue a su lado lo quedé mirando, dudando aún de mis próximas acciones.

-Hola.- Partí por algo simple.

Levantó la mirada. Sus ojos estaban muertos, no había expresión alguna que la igualara. Quizás sí, una melancolía profunda se hacía notar reposando en sus pupilas. Me analizó y sus ojos volvieron a fijarse en sus manos.

-Hola.- Dijo con un tono de desinterés. Su voz era muy ronca.

-¿Cómo estás?

-Muerto.

Chucha. Que expresivo.

-Bueno, yo, eh...

Suspiró.

-Lo siento... es sólo que estoy choqueado aún con toda esta wea. Es complicado saber que estás muerto. Saber que ya no puedes hacer nada para remediarlo. 

Chileno. Debió estar hace poco con Jaime, aún debe tener algunos de sus recuerdos.

-¿No te asusto?- Pregunté curioso. Era la primera vez que hablaba con una anima sin que me mirara aterrado o se estuviera preparando para saltar encima mío dispuesto a golpearme. Les diría que con Nicolás fue así, pero él desconfió de mí al principio. Vi la vacilación y el miedo en su mirada. Tuve que contarle cosas profundas para mí y hacerlo entrar en confianza.

¿Por Qué Estás Aquí? // [Jainico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora