CAP VII. NIÑA MALCRIADA, MUJER CAÓTICA

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                      VII. Niña malcriada, mujer caótica.

            PARTE 1.

[Seúl, Corea del Sur]

Mark se encontraba sentado justo a un lado de Tzuyu quien, de vez en cuando jugaba con él a darle la comida en la boca; eso a Mark le tenía sin cuidado. Yugyeom estaba entre Kunpimook y Sana y, Mina estaba a un lado de ella. Todos se encontraban comiendo sushi —que habían mandado a pedir— en el Lobby de la agencia y, parecían platicar plácidamente sobre temas sin relevancia hasta que Tzuyu sacó el tema de Youngjae.

            —Por cierto —dijo Tzuyu, rompiendo el hilo de la conversación que no iba a ninguna parte—, ¿es cierto que Youngjae se fue al extranjero?

            —Sí. Lo es —dijo Kunpimook, un poco inentendible, con tres pedazos de Sushi en su boca—. Se ha ido a Europa.

           —A Rusia, para ser exactos —completó Mark.

           — ¿Y eso? —preguntó Mina, tomando sus palillos y pescando un sushi para después devorárselo.

           —Fue como apoyo para un violinista ruso —dijo Yugyeom.

           —Me parece que es noruego con origen bielorruso —corrigió Mark, echándole un vistazo al menor—. Investigué sobre él. Es muy reconocido.

            —Tan reconocido que yo no sé de su existencia —rio Sana.

           —Ni yo tampoco —se unieron Tzuyu y Mina con una risa.

           —Quizá no sea tan sonado aquí en Asia pero en Europa y América, lo es —dijo Mark y con la mirada, le pidió a Tzuyu que le diera otro rollo.

           — ¿Qué no lo había pedido una chica? —dijo de pronto Yugyeom.

           Tzuyu dejó caer los palillos, soltándolos en una acción brusca, y con ellos el sushi. Mark torció los labios; su sushi había caído al suelo.

            — ¿Chica? —exclamaron las tres mujeres al unísono, posando sus manos sobre la mesa circular rojo con negro, mirando a Mark en busca de alguna respuesta.

            Yugyeom dejó salir una pequeña risa acompañada de una bella sonrisa; sabía que las chicas se abalanzarían sobre Mark Tuan con millones de preguntas para que él les respondiera. Sus ojos se arquearon mientras miraba a un intranquilo Mark.

            — ¿Cómo que lo pidió una chica? —se sonrosó Sana—. ¿Cómo está eso Mark?

            —Miren, tranquilas chicas... —pidió Mark, tratando de apaciguarlas y moviendo las manos—... lo que pasa es que en sí, una violinista latina lo pidió como compañero de piano para un concurso internacional. Pero no hay algo más a fondo; digamos que, dudo mucho que algo surja entre ellos dos. Se los comento por si acaso.

A MI MANERA: EL TRÍO ÉPICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora