CAP XIV. LA VIDA ES CORTA, ¡A DISFRUTARLA! -PARTE 1-

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                                        XIV

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                     XIV. La vida es corta, ¡a disfrutarla!

               XIV.I. Rajna, el ruiseñor y una disculpa.

[Sibenik, Croacia]

El clima de Sibenik era agradable dentro de la casa del pianista croata; a pesar de ser un país denominado "veraniego", dentro de aquella morada la temperatura no ascendía por arriba de los 20° y podía sentirse las refrescantes corrientes de aire que se colaban por la ventana. Justo en un salón específico donde Maksim Mrvica tenía su amado instrumento —un piano de cola negro marca Wendel & Lung Furich Mod 218 Concert 1— se encontraba Alma Alcázar, aquella violinista de sentimientos caóticos.

            Ella, no estaba haciendo "algo" en ese momento; solamente se había limitado a observar por una pequeña ventana que daba hacia una pared... quizá, en el exterior, se encontraba un pasillo o un pequeño callejón... tal y como en la capital de Guanajuato, en México.

           Alma yacía sentada en el banco del piano de Maksim, con dirección hacia aquella ventana; mal sentada para el gusto de un buen músico. Yacía un tanto encorvada y su rostro parecía mostrar incertidumbre... de los tres músicos visitantes, ella era la que más desacorde se sentía. Ella, una futura violinista profesional, ¿qué estaba haciendo en la casa de un pianista? Sabía perfectamente que Alexander Rybak, su maestro, había hecho ese viaje para Youngjae y no para ella. Youngjae tenía ventaja, mucha por encima de ella; Youngjae obtendría conocimientos de un virtuoso del piano, ella no. ¿Qué podría aprender ella si no sabía siquiera tocar alguna nota en ese instrumento? Toda su vida había sido solamente el violín...

             Muy dentro, sabía —lo sentía— que estaba alegre por volver a ver a Maksim. Alma, había recordado aquella noche, después de un concierto, cuando el pianista croata se le acercó. Ese hombre de 2.07 metros, imponía respeto, haciéndola sentirse —por vez primera— pequeñita. Pero no fue la altura lo que la penetró hasta un punto recóndito de su corazón; fueron sus ojos. Aquel iris azul zafiro, brillaba bajo los reflectores, incitándola a soñar despierta...

           La mujer dejó salir un suspiro al acordarse de aquella escena donde Maksim Mrvica le había tomado la mano, besándosela. Ella, se había ruborizado. Y, al hacer un contacto perfecto con sus ojos azules llenos de enigmas, él le exclamó <<Hasta pronto, señorita>>. En su corazón, estallaron miles de fuegos artificiales que fueron reflejados en sus ojos castaños.

          Alma cerró los ojos por un par de segundos, agachando levemente la mirada; al tener dicha reminiscencia le provocó un ligero dolor en el pecho. Sabía a la perfección que el pianista croata jamás le correspondería como quisiera. Él, sólo la veía como un compañero músico; sólo eso. Ella, trató de calmar aquel dolor que pronto, se convirtió en una insistente punzada. Inconscientemente, se llevó una mano hacia su pecho como si con el solo contacto, se aliviaría aquel malestar; pero se agravó. Comenzó a pensar en varios puntos... ¿por qué Maksim no le correspondería? Sencillo, una de las razones era la descomunal diferencia de edad; otra, la diferencia de idioma y nacionalidad; otra, la distancia... y así fue sacando miles de razones.

A MI MANERA: EL TRÍO ÉPICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora