CAP XI. SIEMPRE CONTIGO -PARTE 3-

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                      XI

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                      XI. SIEMPRE CONTIGO
            XI.III. Sentimientos verdaderos.

[Seúl, Corea del sur]
J.Y. Park y Jaebum habían llegado a la oficina más no entraron. Ambos, se quedaron fuera, frente a la puerta. Se miraron uno al otro. Jaebum parecía incrédulo ante la historia del CEO. Aquello parecía un terrible chiste.
          —La violinista me platicó detalle a detalle sobre lo que tiene pensado hacer —dijo J.Y. Park.
          — ¿Y qué es lo que tiene pensado hacer? —preguntó Jaebum, alzando una ceja.
          —Ella te lo dirá ahora mismo, JB —sentenció J.Y. Park y abrió la puerta de su oficina, invitándolo a pasar.
          Jaebum entró a la oficina con lentitud, observando cada detalle del lugar. Detrás de él, entró J.Y. Park y cerró la puerta para asegurarse de que nadie los interrumpiera. Pronto, rebasó a Jaebum y se acercó hacia su ordenador.
           —Jaebum ha llegado, señorita Alcázar —dijo el CEO en inglés, y Jaebum se percató de que le hablaba al ordenador—. Disculpe la tardanza.
            —No hay problema. Ha sido una espera un poco larga pero no me quejo, ¿sabe? —Jaebum escuchó una voz femenina salir del ordenador, estremeciéndolo al instante—. Creí que los chicos ya no estarían en la agencia. Veo que es muy tarde por allá.
             Curioso, y teniendo encima la mirada del CEO quien le decía con un gesto contenido que se acercara, Jaebum miró hacia la pantalla del ordenador, encontrándose con una mujer que jamás se había imaginado conocer. Alta, tez blanca, castaña, con un corte de cara peculiar, ojos grandes y soñadores... y más, muchos detalles más en los que Jaebum reparó.
              —Sí, es algo tarde. De hecho, tuve suerte de retener al líder. Los demás chicos ignoro si siguen dentro —dijo el CEO—. En fin, dejo que hables con JB.
              El CEO salió de la oficina dejándolos a solas. Jaebum vio como la mujer asintió y relució una sonrisa que pareció brillar ante él. Le dio curiosidad aquella mujer. ¿Realmente ella era la violinista latina que quería a Youngjae como compañero? Jamás se la había imaginado así.                           Cuando le comentaron sobre una violinista que mandó a llamar a Youngjae, se había imaginado a una mujer seria, elegante, hermosa... y en vez de eso, estaba frente a él una mujer... o quizá, ¿se trataba de una adolescente?, sencilla, animosa, y no atractiva. No, no la juzgaba. Pero su aspecto si daba mucho de qué hablar para el título que se cargaba.
               Alma, al verlo, sintió la euforia recorrerle el cuerpo. Sintió como vibró cuando ese par de ojos rasgados tan misteriosos se posaron en ella. Los nervios afloraron; pero se controló.
                 —Hola, ¿qué tal? Jaebum —saludó Alma Alcázar, moviendo la mano derecha de un lado a otro en saludo. Pronto, bajó la mano e hizo una reverencia, reparando su error—. Siento mucho sacarlo de sus actividades pero realmente me urgía hablar con usted. Le había comentado al señor Park sobre algo que quiero regalarle a Youngjae por motivo de su cumpleaños y, necesitaré de su ayuda. No sólo de usted sino de los demás chicos...
               Alma paró de hablar cuando notó que Jaebum la miraba desconcertado, como si no le entendiera ni una palabra. Se quedaron en silencio, mirándose uno al otro. Y si, Jaebum no había entendido todo el mensaje; solo una parte. Aún no dominaba muy bien el inglés y, necesitaba la ayuda de alguien que lo hablara a la perfección.
              —No me entiende, ¿verdad? —exclamó la violinista latina y se preocupó. Se pasó una mano por la frente. ¿Qué haría?—. Demonios... yo no sé hablar coreano. Ni siquiera puedo escribirlo.
              Jaebum también se preocupó. Había entendido sobre el cumpleaños de Youngjae y uno que otro fragmento. Intentó correlacionarlos pero no obtuvo éxito. El mensaje estaba incompleto y entre más intentaba buscar un significado, más se confundía. Jaebum se quedó en silencio por un momento... por un largo momento.
           Alma estaba dispuesta a terminar con la video-llamada, decepcionada pero ¡Oh!, alguien había entrado en la oficina robándose la atención del líder. Jaebum volteó de inmediato, alegrándose al ver que, quién había interrumpido oportunamente, se trataba del hongkonés que parlaba cinco idiomas, entre ellos, el inglés.
              —Jackson —exclamó al verlo. Alma lo había escuchado. Jaebum se giró hacia ella y en inglés le dijo: —. Espere.
              Jackson Wang había caído en el momento exacto como una bendición. Era su salvación.
              — ¿Qué haces en la oficina de Park? —Le preguntó Jackson a Jaebum en el idioma que estaban acostumbrados: el coreano—. ¿Dónde está él?
              Jaebum tomó del brazo al rubio y le pidió que le acompañara. Jackson alzó una ceja, preguntándole qué ocurría.
              —Necesito que seas mi traductor —le pidió el líder.
             — ¿Qué?, ¿por qué?
             Jaebum le jaló del brazo y lo llevó hacia el ordenador. Frente a él, relució una mujer que, según el rubio, le parecía atractiva. El líder se percató de como las mejillas de Jackson se coloraron de un tenue rosado. Pronto, el rubio jaló del brazo a Jaebum y le dijo algo en coreano.
             — ¿Quién es ella? —le preguntó, clavándole los ojos—. ¿Es tu nueva chica?
             —No, para nada —respondió el líder, aparentemente tranquilo, tratando de no perder los estribos ante la impertinencia de Jackson—. Ella es la violinista que pidió a Youngjae.
            — ¿Es enserio? —Jaebum asintió—. Vaya suertudo.
            Jaebum rodó los ojos. Jackson volvió la mirada hacia Alma Alcázar y ella, se sintió intimidada por un momento. Aquellos ojos gigantescos y penetrantes la ponían un poco nerviosa.
            —Jackson, necesito que me traduzcas lo que ella dice —pidió Jaebum.
            —Claro JB —dijo Jackson—. Del inglés, ¿verdad?
            Jaebum asintió. Pronto, Jackson se dirigió hacia Alma, hablando en inglés.
             —Hola, señorita. ¿Qué tal su tarde?
             Alma Alcázar sintió un vuelco en el corazón y abrió los ojos. Se entusiasmó.
             — ¿Sabe inglés? ¿Podrá entender todo lo que le diga?
             Jackson sonrió ampliamente, asintiéndole en un ligero movimiento vertical. Alma sonrió. ¡Jackson había llegado como caído del cielo! Sería de gran ayuda para que le tradujera todo lo que necesitaba decirle al líder. El rubio fungiría como intermediario.
              Alma se armó de valor y volvió a decir lo que le había dicho a Jaebum momentos antes de que Jackson entrara a la oficina. Jackson, escuchaba atentamente sin dejar de mirar a la mujer, hacia esos ojos grandes y castaños, aparentemente alegres y soñadores, pero a la vez, que le reflejaban su pasado atroz y su posible tristeza. Cuando la mujer terminó de hablar, Jackson le dijo todo el mensaje traducido en coreano a su líder. Jaebum dejó salir una expresión de asombro.
              Y así, los tres pusieron a platicarse sobre el posible regalo que la violinista latina le daría a Youngjae. Jaebum, gracias a la intervención de Jackson, aceptó ayudar a la extraña mujer. La verdad deseaba ser parte de ese regalo; la verdad, anhelaba volver a ver a su compañero y amigo. Poco después J.Y. Park llegó a la oficina haciéndose, también, partícipe en la conversación.

A MI MANERA: EL TRÍO ÉPICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora