En la Foto: Apartamento de Daniela
Daniela
No espere encontrarme a Ethan, es decir, creí que no lo volvería a ver y siendo honesta eso era lo más lógico. ¡Vamos! Es un muchacho que conocí en una noche por entrometida, y es cierto fue por entrometida, no era de mi incumbencia si se quemaba o no, además él dijo que no iba a abrirlo así que solo hice el ridículo, ¡pero qué vergüenza! Y esperaba no volverlos a ver, ahora me entero que Michael y él son hermanos e hijos del socio de mi papá.
La comida estuvo deliciosa, mucho mejor que el restaurante del hotel y para ser honesta ya me estaba cansando de comer en restaurantes, quería ir a una cocina y hacer algo de comer como acostumbraba en Colombia.
Entramos en el edificio y el señor Wallas se despidió de mí con amabilidad, luego le lanzó una mirada de complicidad a su hijo, lo que me causó curiosidad. Durante la reunión y el almuerzo lo había mirado de esa forma. Bueno, yo no entiendo su lenguaje no verbal, tal vez sea una especie de broma entre los dos. Aunque también me miraba a mí con una sonrisa bastante... curiosa.
Luego de ver cómo el señor Wallas subía en el ascensor, voltee para despedirme de Ethan, pero me sorprendió verlo tan cerca y me miraba como si fuera lo único interesante que ver ahí, eche un vistazo a la recepcionista que nos miraba con cara de pocos amigos, sin disimulo alguno.
-¿Tienes que hacer algo más tarde? –dijo sonriendo, era algo intimidante su cercanía, pero podía oler su colonia y era deliciosa.
-Bueno –contesté en un susurro–, tengo que ir a la oficina e informarle a mi padre lo que hablé con el señor Wallas y creo que nos mudaremos hoy –apreté los labios y no fui capaz de mirarlo a los ojos, no soy capaz de mentir a la cara, siempre desvió la vista, para los que ya me conocen es muy obvio cuando lo hago, pero él no me conoce... solo espero no se dé cuenta.
-Ya veo –dijo mirando el suelo–. Me preguntaba si querías hacer algo, pero veo que tienes cosas que hacer –no parecía molesto, tal vez no se dio cuenta de la mentira- ¿Qué te parece si me das tu número y nos vemos luego? –dijo con sonrisa de galán, muy bien en ese momento recordé lo que pensé esa noche después de verlos a los tres, "deben ser de esos hombres que por tener cara bonita, hacen y deshacen..." tal vez él solo juega conmigo ¿Por qué otra razón querría mi numero? Yo no soy de revista, ni tengo nada fuera de lo normal.
-No creo que sea buena idea –dije, él me miró interrogativo–. Hasta luego, señor Wallas –dicho esto prácticamente salí corriendo del lugar.
No me juzguen, esta clase de cosas no suelen pasarme (en realidad no sé si a alguien le pasa), y mucho menos con un muchacho como él. Además la recepcionista me miraba con cara asesina, no quería meterme en problemas.
Llegue a la oficina de mi papá y le comente lo que sucedió en la reunión, las cláusulas del contrato y los pequeños detalles que habíamos agregado; de verdad me agradó el señor Wallas, es un hombre bastante profesional y visionario, veo un gran futuro en esa empresa y más aún en la nuestra. Tal vez venir no fue tan mala idea.
Mi padre me informó que el lunes sería la mudanza, ¡ya era hora! Me estaba cansando de vivir en un hotel, así que tendría que empacar lo poco que tenía el domingo; aún no habíamos conseguido una iglesia en la que nos sintiéramos cómodos (aunque para ser honesta, no habíamos buscado con tanto esmero, solo fuimos a un par de lugares) así que no iría a ningún lugar el domingo.
La mudanza fue rápida, de todas formas no teníamos muchas cosas que llevar, papá se encargó de pagar todo y yo escogí cada mueble y detalle del apartamento, él confía en mi buen gusto. Mi papá contrató una mudanza y ellos se encargaron de dejar todo como yo quería, algo muy útil pues no tenía muchas ganas de hacer algo.

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Entre Tú y Yo
Teen FictionBasado en hechos reales En memoria de Diana López (1962-2011) Tal vez las condiciones no fueron las mejores pero estoy feliz de haberte conocido. Dicen que el amor llega cuando dejas de buscarlo, que tu pasado no define quien eres... y a pesar que t...