En la Foto: Elliot Hamilton
Ethan
Me quedé mirándola mientras el semáforo se ponía en verde, sé que estaba triste, pero no me atrevía a preguntar qué había pasado, escuche que hablaba con alguien llamado Cristian de unas medicinas y me preocupe ¿Estaría enferma? Luego pareció enojarse y colgó, después de eso no había querido hacer mención a nada.
Pero estaba sumamente enojado con ese tal Cristian, si él era la causa por la cual la chica que tenía al lado estuviera enojada, lo encontraría y le golpearía; había querido pasar tiempo con ella y justo cuando lo conseguía estaba indispuesta por un idiota que no sabía quién era.
Lo ignore y me concentré en hacerla sonreír durante la comida, se veía mucho más hermosa cuando reirá por alguna de las cosas que yo decía o que ella recordaba. Había tenido una mañana difícil y saber que yo estaba siendo participe de esa sonrisa me alegraba. Su padre la llamo luego y volvió a preguntarle por esas pastas que aún no sabía para qué eran y eso me sacaba de quicio.
Seguimos el hilo de la conversación en el auto y ella sugirió hacer un viaje a Colombia, dijo que me daría una visita guiada por los lugares más hermosos de allá. Hablo de Caño Cristales (que solo lo había visto por fotos), El Eje Cafetero, Monserrate, el parque El Tayrona... y más, cada vez que se acordaba de un lugar lo decía y agregaba una característica que lo hacía "mágico". Yo le hable de un viaje que hice a Roma el verano pasado.
Llegamos al Instituto donde estudiaba; y sugerí sutilmente un beso... en la mejilla, pero la expresión de su rostro no tuvo precio, se sonrojo y abrió demasiado los ojos. Luego hizo algo que no espere: se acercó y por un momento llegué a pensar que tenía la intención de besarme. Luego se marchó.
Me quedé mirándola mientras caminaba con rumbo a la entrada del instituto, tratando de guardar en mi memoria sus labios sobre mi mejilla... fue muy descarado de mi parte pensar que me iba a besar y cerrar los ojos fue aún más infantil, pero no podía dejar de sentirme así, lleno de vida y con ganas de verla sonreír más. Era extraño, pero inquietante.
Pero fruncí el ceño y apreté mis puños cuando vi que se detenía y un muchacho frente a ella la miraba preocupado, encorvó la espalda y se veía más pequeña, no se movía, no alzaba la vista. Algo no estaba bien, baje del auto y camine hacia ella, pero luego vi como caía al piso, corrí tanto como mis pies me lo permitieron tratando de llegar hasta ella, el muchacho que estaba a su lado logró cogerla y evitar que se golpeara la cabeza.
Me acerque y acuné su cara en mis manos, estaba helada e inconsciente, no tardó en llegar más gente para ver qué había pasado, mientras el otro sujeto llamó por una camilla. Trataron de alejarla de mí, pero yo solo la puse con cuidado en el suelo y pedí que le levantaran las piernas, estire sus brazos y empecé a llamarla, tratando de que volviera en sí. Mis manos temblaban y mi cuerpo estaba entumecido, no quería que nada le pasara y no entendía que sucedía, ¿eran las medicinas que tomaba? ¿Solo era una gripe? ¡Imposible!
Seguí llamándola, hasta que vi que el otro sujeto también le hablaba.
¿Quién era ese?
Le acaricie la mejilla hasta que vi que, con lentitud, abría los ojos para verme, seguí acariciándola.
-¿Qué pasó? –pregunto, pero yo estaba tan feliz de verla despierta que no respondí nada.
-te desmayaste –dijo el otro sujeto -¿Tomaste la medicina? -¿¡Cuál medicina!? ¿Por qué yo no estaba enterado de esta maldita medicina? Iba a responder por ella en afirmación, pero vi que negó con la cabeza ¿Entonces era mentira? No había tomado nada -¿desayunaste bien? –Ella asintió -¿Tuviste alguna emoción fuerte? –bajo la vista y no dijo nada –hay que llevarla a la enfermería.

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Entre Tú y Yo
Teen FictionBasado en hechos reales En memoria de Diana López (1962-2011) Tal vez las condiciones no fueron las mejores pero estoy feliz de haberte conocido. Dicen que el amor llega cuando dejas de buscarlo, que tu pasado no define quien eres... y a pesar que t...