Veintiuno

82 9 11
                                    

JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA FELIZ DÍA DE LOS INOCENTES... 

Ethan

El caso de Lily estaba en proceso, por ahora la policía le brindaba protección y yo la había visitado esa semana de vez en cuando, procuraba acompañarla en la universidad para que nadie le preguntara lo sucedido, pues a causa de rumores, no la habían dejado tranquila.

Acababa de llegar a mi departamento, luego de estar con ella; me deje caer en el sofá, el cansancio estaba vivo ese día, aunque no había visto a Daniela; la verdad es que llevarla a todo lado era un poco... ¿incómodo? No lo sé. En ocasiones me arrepentía de haberme ofrecido de chofer, pero luego miraba como le brillaban los ojos, su linda sonrisa y sus "gracias" tan sinceros y pensaba que valía la pena.

Sonreí, en estos momentos debe estar en un restaurante con mi hermano, hablando de quién sabe qué cosa y yo como tonto pensando en ella. Era absurdo.

Michael sabía que me gustaba, antes de ir a recogerla hablamos en la casa de Lily y dijo que su única intención era conocerla, pues tanto mi madre como mi padre hablaban muy bien de ella y si yo sentía esa atracción, debía tener algo sumamente especial.

Le di el beneficio de la duda solo porque sabía que Daniela era sensata y prudente y no haría una locura.

Eran como las diez de la noche cuando escuche mi celular, mire la pantalla y apreté las cejas ¿Por qué mi hermano me llamaría estando en una "cita" con Daniela?

Y me preocupe. Conteste.

-se desmayó –dijo Michael sin rodeos, sentí un escalofrío helar mi sangre.

-¿Dónde están? –me puse de pie, y cogí las llaves del auto.

-de camino al hospital... ya le avise a su padre... se golpeó la cabeza y no responde –estaba tan preocupado como yo -¿hay algo de lo que no sé?

-no hay tiempo para explicar, ¿a qué hospital la llevan?

-St Thomas.

Colgué y de inmediato salí de edificio. Maneje sin pudor alguno, no podía darme el lujo de ser prudente justo en ese momento, la preocupación hacía de las suyas en mi cuerpo y no me permitía razonar. Gracias a Dios no tuve un accidente.

Nuevamente era presa de mis emociones, algo que Daniela siempre me resaltaba y decía que no era nada bueno hacer eso, puesto las emociones son muy temporales y las acciones pueden tener consecuencias mayores.

Entre en emergencias y vi a Michael sentado en la sala de espera, tenía la cabeza apoyada en los brazos y estos en sus rodillas. Camine hasta él y llame su atención.

-la llevaron a no sé dónde, su padre está con ella... se desmayó en el baño... no me di cuenta –trataba de serenarse pero no estaba mejor que yo –estaba pálida y tenía las manos moradas ¿Qué le pasó? ¿Qué no me están diciendo?

-no me corresponde a mi decirlo, Michael –me senté a su lado –ahora solo hay que esperar.

¡Odiaba esperar!

1 hora...

2 horas...

Nada... ¿Qué rayos hacían? ¿Acaso era tan grave? ¿Por qué nadie nos decía nada? Ya había ido a preguntar pero no me daban ninguna razón.

Fui al baño con la excusa de caminar, entre y lave mi rostro, estaba ojeroso. Era la una de la mañana y no podía pegar el ojo, ni siquiera sentía cansancio solo traía un poco de irritación en los ojos.

Entre Tú y Yo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora