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TRES MESES MÁS TARDE…

—Te juro tío que pasas más tiempo arreglándote que una mujer.
—Pero nunca llego tarde.
—Eso ha sido un golpe bajo- se sentó en su cama y continuó observándome.—No puedo creer que tengas una cita.
Y no la tenía.

Había mentido al único amigo que había tenido en la vida. Me sentía como una bolsa de basura.
—¿Y tú qué? ¿Cómo se llama la de hoy?
—Loren.
—¿Y a dónde vais a ir?
—Al cine. Ya sabes, oscuridad, peli de miedo…
—Lo de siempre.
—No siempre llegamos al cine.
—Por favor, no me cuentes eso.
—Oh, vamos. Es algo natural.
—Aun así.
—Aburrido…
—Lo que tú digas. Volveré tarde.
—Muy bien. Diviértete. Te interrogaré por la mañana.
Mierda. A ver qué historia me inventaba ahora.
—Eres peor que mi madre.
—Y aun así me adoras.
Si, lo hacía.
Conduje lejos de la ciudad. Sin darme apenas cuenta llegué a casa de mis padres. No sabía porque la mantenía, pero no soportaba la idea de venderla. En aquel momento me alegraba de ello. Al menos tendría un sitio para pasar la noche.

Ángel llegó puntual a recoger a su cita. Llamó a la puerta de su habitación esperando a que ella hubiese cumplido su promesa y vistiese algo sexy y fácil de quitar. Sin embargo no fue Loren quien abrió la puerta, sino una ratita de biblioteca. La misma ratita que le había sacado la lengua tres meses atrás.
—¡Tú!- frunció el ceño de nuevo tras aquellas horribles gafas que no le favorecían para nada.
—¿Y tú eres?
Maldita fuese. ¿Acaso no le recordaba? Estaba seguro que de haber estado yo allí me habría echado a reír.
—Ángel.
—Eres la cita de Loren.—fue una afirmación más que una pregunta.
—Si.
-Pues vale—se dio la vuelta y llamó a su compañera.—¡Loren! Tú novio ha llegado.— luego cogió sus libros y pasó por su lado para irse.
—No soy su novio.
—¿Y qué más da? Ella cree que sí. Adiós Alberto.
—Me llamo Ángel—contestó entre dientes.
—Lo que sea.
¡Bruja!

A pesar de que los muebles y todas sus cosas seguían allí, la casa parecía completamente abandonada.
Había estado allí la semana anterior y había provisto el frigorífico de comida para ocasiones como esta en las que le decía al chico del que estaba enamorado que tenía una cita.
Cogí una cerveza del frigorífico y bebí un buen trago antes de dirigirme al que había sido mi cuarto.
Me eché sobre la cama y cerré los ojos.
Soy un cobarde.

Patrick (Serie Love 02) (YA A LA VENTA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora