Patrick (Serie Love 02) (YA A LA VENTA)

14

DOS DÍAS DESPUÉS…

Ahí estaba. Apenas a diez metros de él y acompañada por un chico.
Antes de que una ola espantosa de celos le arrasara, se limitó a observar.

El chico mantenía las manos en los bolsillos y miraba hacia ambos lados como si esperase que apareciera alguien.
De pronto, una hermosa pelirroja se unió a ellos abrazando a Silvia y luego al chico.
Por como miraba aquel chico a la recién llegada no tenía de qué preocuparse.
Se acercó un poco más hasta estar junto a ella.
—Hola.—Silvia se volvió para mirarle. Parecía realmente agotada.—¿Todo bien?
—Si.—miró a sus amigos y se obligó a si misma a presentarles.—Ángel, ellos son Carl y Hannah.
Hannah. ¿La misma Hannah con la que la había escuchado hablar sobre él?
Por cómo le miró la pelirroja era evidente que si.
Primero pareció sorprendida. Después sonrió como si hubiese descubierto un secreto que nadie más conocía.
—Encantada.
—Igualmente.
El chico se limitó a asentir con la cabeza hacia él.
—Ángel, ¿Qué haces aquí?
—Te vi y quería saber si estabas bien.
—Si. Ha sido un fin de semana agotador.
Sin apenas ser consciente de lo que hacía, alargó la mano para acariciarle la mejilla, sorprendiéndoles a ambos.
Vio de reojo como los dos amigos de ella les miraban con curiosidad, pero en realidad no podía apartar los ojos de la boca entreabierta de ella debido a su caricia.
—Veo que te dejamos en buenas manos. Nosotros nos vamos.
—Te extrañé—admitió en voz alta en cuanto se quedaron a solas.
—¿Si?
—No había nadie aquí para desafiarme.—la pequeña chispa de ilusión que había visto en sus ojos desapareció.
—Yo no pretendo retarte. Me fastidia que seas un mujeriego.
—No he estado con nadie desde la fiesta de disfraces.
—¿Por qué?
—Pues porque no me gusta que frunzas el ceño. Me gustas más cuando sonríes.
—¿Dices eso para que acepte esa cita pronto?
—Pronto no. Esta noche.
—Ángel, tengo que estudiar.
—Entonces quedamos para estudiar.
Ella clavó sus ojos en él intentando ver si bromeaba. Iba completamente en serio.
—Está bien. Quedemos en la biblioteca.
—No.
—Pero…
—Acepto estudiar contigo, pero yo decido donde.
—Está bien. ¿Dónde?
—Mi cuarto.
—Ni hablar.
—Silvia, prometí no ponerte la mano encima.
—Me estás tocando ahora.—todavía tenía su mano acariciándole la mejilla.
—Y no sabes lo que me está costando apartarme—aun así, dejó caer la mano, deslizándola por su brazo hasta cogerle la mano.—Di que sí.
No podía. Tenía las palabras atascadas en la garganta, de modo que a pesar de las objeciones que tenía, asintió.
Ángel intentó que ella no descubriese cómo le afectaba su consentimiento.
Silvia no era como las demás. Tenía que recordarlo. Un paso en falso…