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Silvia llamó a la puerta a las ocho en punto.
Ángel respiró hondo antes de abrir y necesitó toda su fuerza de voluntad para no abalanzarse sobre ella.
Las gafas que tapaban la mitad de su cara habían desaparecido y en su lugar llevaba unas mucho más pequeñas y estilizadas.
Vestía con una camiseta de tirantes y unos tejanos que se ajustaban completamente a su cuerpo.
Además, se había recogido el pelo con una pinza dejando la nuca al descubierto.
Joder, pues si que es verdad. Estoy enamorado.
—¿Puedo pasar?
—¿Qué?—preguntó intentando no babear ante ella.
—Te preguntaba si me dejas pasar.
—Claro. Perdona—se hizo a un lado dejándola entrar.
Cálmate Ángel.
—¿Vives aquí solo?
—Si.
—Creí que tenías compañero.
—Si. Pat se marchó. Es una larga historia.
—¿Pat?
—Patrick.
—Vale. ¿Dónde me pongo?
—Puedes usar la mesa de Patrick. ¿Te apetece picar algo? He comprado refrescos y algunas bolsas de patatas.
—Yo traje refrescos y algunas chucherías.
—¿Te gustan las chucherías?—no sabía porque aquello le parecía tan dulce.
—Son mi debilidad. Nunca he sido capaz de resistirme a ellas. Siempre llevo una bolsa conmigo.
No exageraba para nada. Llevaba consigo un buen cargamento.
—¿Trajiste tus libros? Me da la sensación de que no llevas ninguno ahí adentro.
—Puedo estudiar a partir de los apuntes. ¿Te importa dejarme un momento tu ordenador?
—Todo tuyo.
—Gracias.
Encendió el portátil y se lo entregó.
Silvia inició sesión en Skype y esperó pacientemente.
Una chica apareció al otro lado.
—Hola Aída.
—Hola Silvia.
—¿Cómo estás?
—Un poco mejor. Hannah acaba de marcharse. Se nota que estudia psicología.— un amago de sonrisa apareció en los labios de Aída y eso hizo sonreír a Silvia.
Ángel la observaba desde su cama. La deseaba. Se moría por besarla.
Hablaron durante un rato más y tras apagar el ordenador, se lo devolvió.
—Muchísimas gracias.
—No hay de qué. ¿Estudiamos?
—Claro.
Pero fue incapaz de centrarse. Seguía sentado en su cama. Había leído la misma línea al menos diez veces. Estaba empezando a nublarse su visión.
—Quiero besarte Silvia.
Ella se tensó al momento. Dejó lo que estaba comiendo y se volvió hacia él.
—Dijiste…
—Se lo que dije, pero es difícil.
—No quiero ser una más.
Se levantó de la cama y se agachó frente a ella.
—Te aseguro que no lo eres. Por favor, créeme.
—Me cuesta un poco hacerlo. Conozco tu reputación Ángel y la detesto. No quiero estar con alguien así.
—Te lo dije. No ha habido nadie más- se pasó las manos por la cara antes de proseguir.—Me gustas mucho Silvia. Quizá empezase porque te negabas a caer bajo mi encanto pero ya no es así.
—¿Y qué es?
—Déjame besarte para que pueda demostrártelo.
Entonces ella se levantó también y se agachó junto a él.

Patrick (Serie Love 02) (YA A LA VENTA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora