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DOS SEMANAS DESPUÉS…

—¿Qué vas a hacer qué?
—Dejar la Universidad. Es la tercera vez que te lo repito tio.
—¿Pero por qué?
—Tú sabes que heredé la empresa familiar y que no podía asumir el mando hasta los veintiuno.
—Si, pero…
—He estado evitando esa responsabilidad desde que murieron, pero ahora no me queda más remedio que hacerme cargo. Es hora de madurar Ángel. Finalizaré la carrera a distancia.
—¿Y qué pasa con nuestra amistad?
—Eso no cambia. Al menos no para mi.
—Joder Pat, te echaré de menos.
—Y yo.—le abracé.—Te llamaré en cuanto me instale.
—¿Y la casa de tus padres?
—Estas últimas semanas me he dedicado a vaciarla. Voy a venderla.
—No puedo creerlo.
—Tampoco yo. ¿Qué harás ahora?
Ángel sonrió. Era como ver a un depredador listo para salir de caza.
—¿No te cansas de que te rechace?
—Aceptará. No consentiré lo contrario.
Suspiré. ¿Cuándo iba a darse cuenta de que estaba loco por esa chica?

Abrí la puerta del que a partir de ahora sería mi hogar.
Las cajas con mis cosas se apilaban en una de las habitaciones. Solo pensar en desembalar se me quitaban las ganas.
Todo lo que quería era volver a la Universidad y seguir burlándome de Ángel.

Durante la última semana había perseguido a Silvia sin descanso.
Desde la noche en la que ella por fin le había dicho lo que pensaba de él, Ángel no había quedado con nadie más. Estaba solo centrado en ella y Silvia no hacía más que rechazarle.
—Me estoy hartando Pat. Algún día…—me había dicho hacía apenas una hora.
—No te lo crees ni tú.
—¿Qué quieres decir?
—Que esa chica te gusta y mucho. Quizá creas que es porque no rechaza constantemente y no va perdiendo las bragas cada vez que sonríes. Te lo tomas como un desafío.
—Por supuesto. Eso es lo que es.
—Por favor…- cambié el teléfono de mano mientras buscaba las llaves del coche.
—¿Intentas decirme algo?
—Hace tres años que somos amigos. Te he visto salir con montones de chicas y descartarlas. Esta es distinta.
—Por que aun no hemos salido. En cuanto lo hagamos se me pasará esta especie de locura transitoria.
—Ni de coña.
—¿Sabes? Realmente detesto cuando juegas al Óraculo.
—Lo sé. Voy a meterme en el coche. Hablamos luego por Skype.
—Claro.
—Hasta luego tío.
—Conduce con cuidado.
—Siempre lo hago.

Patrick (Serie Love 02) (YA A LA VENTA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora