DIECISÉIS AÑOS DESPUÉS
Silvia esperaba enfrente de la estación de policía, llevaba un vestido negro y unos tacones del mismo color, un Señor había estrellado contra su coche y además de los prejuicios en el vehículo, también rompieron algunos potes que ella estaba llevando hasta el lugar de una ceremonia de boda que estaba organizando.
Trabajaba como ceremonialista de bodas. Su alegría era realizar el sueño de las parejas de enamorados. Cuando se casó con Antonio, era muy joven y él no había sido capaz de hacer una fiesta como siempre soñó. Se casaron en civil. Organizar bodas fue la manera que encontró para realizar algunos de sus sueños a través de cada pareja...
Después de la muerte de Antonio, no había nunca casado otra vez. Siempre buscaba en otros hombres el hombre perfecto que él había sido con ella, pero nunca encontró. Había dejado la casa en que vivió con el fallecido esposo y ahora vivía en un apartamento en la ciudad, cerca de la playa, con la madre, el hijo Antonio y su criada que todos llamaban cariñosamente de Nana.
Ella se inclinaba sobre uno de los coches cuando uno de los oficiales se acercaron.
— Placer, soy el delegado Martínez.
— Finalmente, un representante de la ley viene a mi rescate. Gusto conocerte, mi nombre es Silvia Angelica.
— Placer. ¿Aquel es el chico que quería huir? – Dijo, señalando a un hombre visiblemente borracho, que era manejado por otros oficiales. -Vamos todos a la estación de policía.
— Es un día hermoso, ¿no? - Silvia dijo, tratando de coquetear con lo delegado.
— Es muy hermoso. ¿Vives por aquí? -El delegado respondió, visiblemente interesado.
— Sí. -Respondió, feliz porque lo coqueteo había producido el efecto esperado.
— ¿Conoces bien la ciudad?
— Por supuesto. Vivo en esta zona hace unos años. Es la primera vez que un loco borracho se estrelló contra mi coche. Pero, me alegro que hay caballeros como usted para proteger a mujeres indefensas como yo, de hombres como ese. -Dijo y sonrió para el delegado.
Finalmente entraron en la estación y Silvia empezó a testificar. Una vez terminada el delegado dijo:
— Ahora solo necesitamos que firmes y listo. Se tomarán las medidas necesarias y ese individuo va a pagar todas sus pérdidas.
— Cierto. Pero voy a dejar mi número con usted. Si es necesario. Nunca podemos saber, ¿no? – Dijo, mientras escribía el número de teléfono en la agenda en la mesa del delegado. -Mira, fue un placer conocerte, señor Martínez. -Llegó a saludarlo.
— El placer fue todo mío. Espero verla pronto. Y espero que en una ocasión más agradable. – Dijo el delegado, tomando su mano y besando.
Silvia volvió a casa. Antonio estaba sentado en el piso de la sala y estaba practicando yoga, pero ella no se dio cuenta. Estaba ansiosa por hablar de su ajetreado día y lleno de problemas.
— Nana! Nana, ¿dónde estás? -Silvia gritó. — Hijo, no sabes lo que me pasó. Si no fuera por lo delegado tan caballero, atencioso... -dijo, poniendo el bolso en el sofá.
— Mantenga su voz. ¿No ves que tu hijo está meditando? -Nana, dijo, entrando en la sala de la casa.
— Mi amor, lo siento, mamá no se dio cuenta. – Dijo, besando la cabeza de Antonio. -He venido a casa a tomar una ducha rápida y me postulo para la Agencia de bodas. Mamá dijo que están haciendo un ruido insuportable. Están construyendo una nueva oficina junto a la mía y el propietario es simplemente insoportable.
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Loco Amor
FanfictionEs una historia NavarroSalinas un poco distinta de las demás, pero muy encantadora. Silvia es una mujer que no se deja superar por los obstáculos que la vida le ha impuesto. Es independiente y lucha hasta el final por lo que quiere. Su grande sueñ...