Capitulo 34 - Promesa

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— No lo entiendo. - Dijo ella, y se puso seria. - No puede? ¿Por qué?


— Es complicado. Creo que no vas a entender, tal vez muchas personas no entienden ... Pero ...


                                                Ella volvió la cara y dejó de mirarlo por un momento.


— No ... no te quieres casar conmigo? - Le preguntó, volviéndose a mirarlo.


— No ... no es que no lo quiero. Yo no puedo. Comprendes?


                                                  Ella asintió con la cabeza. Tenía los ojos mareados. Parecía que habían clavado un puñal en el pecho. Nunca había sentido dolor como aquella. Ella se quedó en silencio y empezó a vestirse.


— ¿Qué estás haciendo? - Jorge preguntó mientras ella se vestía.


— Me voy. Voy lejos de ti. Me siento ridícula. Con vergüenza, me siento como una idiota. Y mira, he hecho un montón de tonterías en mi vida antes. - Dijo, sin mirarlo.


— No tiene que ser así Silvia. Todo estaba bien, todo iba bien, por que casarse?


                                           Ella lo miró, ahora estaba muy enojada.


— Cierra la boca. Cierra la boca antes de hacer las cosas peor. - Dijo, levantándose de la cama.


                                        Él la miró sin saber qué hacer. Trató de sostener su mano, pero ella la tiró antes de que pudiera tocarla.


— Silvia, escúchame. Te amo, amo cada momento que pasamos juntos. Nunca pensé que iba a encontrar a alguien como tú en mi vida. - Dijo, pero ella no le dirigía la mirada. Se pasó todo el tiempo mirando hacia abajo, buscando algo en la bolsa. - Estoy feliz de tu lado, estoy feliz. Mírame, caramba!


                                              Ella lo miró, su mirada en blanco.


— Pero no es feliz hasta el punto de casarse conmigo.


— ¿Pero por qué es tan importante para ti casarse ahora? Ya no somos tan jóvenes ... esta fase de nuestras vidas ha pasado. ¿Para qué eso?


— Escucha aquí Jorge. Si tú no quieres, no puedes o no tienes suficiente valor para comprometerse y casarse conmigo, está bien, maldito sea su problema. Ahora, yo no te doy lo derecho, no admito que hagas poco caso de mi sueño. - Ella dijo, irritada. - Voy a encontrar a un hombre que quiera casarse conmigo.


— Escucha, estás exagerando Silvia ...


— No hables conmigo Jorge. Soy exagerada, estoy loca, amo un bardo. Manténgase alejado.


Loco AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora