C U A R E N T A & D O S

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Mi cabeza está por explotar, tomé hasta que perdí la consciencia. Ni siquiera quiero abrir los ojos y ver todos los líos en los que me metí, pero no iba a poder seguir estando así además que la curiosidad me consumió. Vi todo mi alrededor y comprobé que esté no era mi cuarto, mire a la persona junto a mí y el alma me volvió al cuerpo. No sé si en mi borrachera, mi cerebro viajó a tiempos lejanos donde también tomaba hasta que no hubiera un mañana y despertar en la cama de algún chico, que solo pasó dos veces.

Luces casi no habían y lo agradecía, mire mi brazo todas esas pulseras neón que resaltaban en la oscuridad. En el escritorio habían tubos con, también, luces de colores que titilaban a cierto tiempo. Miré mi celular en la mesa de luz y no dudé en agarrarlo para ver la hora, 16:30. Eran las cuatro y media de la tarde, problema no me hice, ahora en adelante las fiestas iban a ser así. En conclusión dormí nueve horas, la fiesta había terminado a las 7 de la mañana, cuando se empezaron a ir los primero subí con River al cuarto e hicimos nuestra fiesta aparte.

Me senté en la cama lentamente, agarrando con una mano mi cabeza como si eso calmara el golpeteo que tenía ahí. Ni siquiera busqué mis zapatos, fui a mi cuarto para buscar entre mi mesa de luz mis pastillas para la resaca. Me duché con agua tibia para ayudar al analgésico hacer su trabajo y me vestí con un short y un buzo, el verano se estaba llendo y el invierno empezaba a llegar.

Mientras iba caminando por el pasillo me encontré con un River recién despeinado quien me robó el corazón al instante que lo vi con sus ojos achinados y todo su pelo despeinado, solo con un pantalón algo bajo que dejaba a la vista su V marcada y que evidentemente no llevaba ropa interior. En ese momento pensé que es lo bueno que hice para tener a este chico como novio, claro haberme tatuado sin el permiso de mis padre.

— Ey te levantaste temprano.

— ¿Temprano?— levanta una ceja— son casi las cinco de la tarde, dormilón— le sonrío mientras camino acercándome a él. Lo primero que hago al acercarme a él es besarlo, saborear el sabor de él junto al de menta, de la pasta de diente, es tan exquisito que me arriesgo a decir que es la mejor combinación del mundo. Sus manos en mi cintura hacen que mis piernas se vuelvan gelatina, escalofríos me recorren de cuerpo completo y debes de estar preguntándome porque de esas sensaciones, simplemente lo disfruto.

— Te quiero— sonrío sobre sus labios y dejo un leve beso en ellos. Las sensaciones de antes se hacen mínimas con estás que comienzan al escucharlo decir eso.

— Yo también te quiero y no sabés cuanto.

— No hagas que tenga el impulso de encerrarnos en el cuarto— suelto una carcajada y el aprovecha para besar mi cuello— lo digo de verdad.

— Nadie impide que lo hagas— le susurro lo más seria y sensual que puedo. Siento como muerde mi hombro y me contento para no soltar un gemido, el agarre en mi cintura se hace más fuerte y como si sus dedos comienzan a enviar calor a todo mi cuerpo.

— Azul...— muerdo mi labio cerrando los ojos y tranquilizándome para no soltar una barbaridad. River suelta un poco el agarre y se mueve haciendo que yo me separe de él para poder ver atrás a la abuela— perdón chicos pero Azul, llamó Pietro avisando a que venia, bueno en realidad preguntando si podía venir y yo se lo confirmé. Preparate y cambiate seguramente saldremos a cenar.

— Esta bien abuela— le respondo casi sin ganas. Ella asiente y antes de irse mira la mano de River en mi cintura, niega con la cabeza y se va. Siento como apoya su mentón y me abraza por la cintura apretandome a él.

— ¿Querés que te ayude a vestirte?— río y no puedo evitar mirarlo por el rabillo del ojo.

— Dale— sonrío y comienzo a guiarlo al cuarto.

Inefable.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora