Capítulo 2

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La chica que salió del bosque se sorprendió al ver a Joaquín, quien cayó sentado al piso por el susto que se llevó esperando que sea algún animal salvaje. La joven era una chica de aproximadamente la misma edad que Joaquín. Su pelo era de color miel y sus ojos eran del mismo color. Su piel era blanca como la nieve, tanto que parecía pálida. No era muy alta. Iba vestida con una ropa muy casual, unos jeans azules, una blusa negra y unos calzados deportivos de color beige.

La joven hizo una expresión de alivio al ver a otra persona en el lugar y trepó la cerca. Kaiser se acercó a olfatearla y empezó a saltar alrededor de ella, cosa que le causó mucha ternura y se arrodillo para acariciar al perro.

—Tú perro es muy tierno—sonrió— ¿Dime puedes ayudarme? Desperté en este lugar y creo que perdí mi memoria y no sé dónde estoy, creo que me perdí—explicó poniéndose de pie acercándose al muchacho.

Joaquín suspiró al ver que solo se trataba de una chica y se sintió algo feliz de que no fuera alguna bestia. No pudo evitar pensar que ella era la mujer que pidió ayuda en el bosque y que el ignoró, pero si era el caso estaba feliz de que estuviera bien. Analizando lo que la mujer le preguntó, se sorprendió que esta también perdiese la memoria y que no supiera porque estaba ahí.

—Te ayudaría con gusto créeme, pero yo también desperté hace un rato al comienzo del camino y no recordaba nada de mí—explicó—Por cierto soy Joaquín. Bueno eso creo, es lo único que recuerdo—dijo riendo un poco.

La joven miró al muchacho algo extrañada por la forma en la iba vestido, pero por ser la única persona en el lugar pensó que debía darle una oportunidad para no estar sola en aquel bosque. De igual manera le llamaba mucho la atención que no recordase nada como ella.

Por el gesto de la chica, Joaquín intuyó que su vestimenta la incomodaba un poco, cosa que a él también lo ponía de esa misma manera, porque aparentemente a esa chica le estaba ocurriendo algo similar y sin embargo iba vestida de una manera normal.

—Lo siento te incomoda mi ropa—dijo avergonzado—En mi defensa no recuerdo nada de porque estoy así, solo desperté en este lugar y estaba vestido así.

Con una sonrisa fue la manera en la que contestó a Joaquín, ya que a ella le pasó lo mismo. También despertó al inicio del camino solo que no recordaba haberse vestido, ni tampoco nada de su vida.

—Descuida. Es cierto que es extraña tu forma de vestir, pero me llama la atención de que a ti te pasó lo mismo que a mí, así que no me queda más que confiar en ti extraño se mi desnudo con un perro—contestó la joven—Por cierto mi nombre es Mila.

Ambos se estrecharon las manos y Kaiser pegó un ladrido por la felicidad que le hizo que Mila los acompañase.

—Por cierto ¿Tú eras la mujer que pedía auxilio en el bosque?—preguntó Joaquín con mucha curiosidad.

La pregunta sorprendió a Mila, quien contestó que no, pero que también entro al bosque al escuchar algunos gritos de auxilio. Aunque comentó que sintió un escalofrío muy grande y mucho miedo al adentrarse al bosque y que como no vio a nadie decidió salir.

Esto que dijo la joven hizo que ambos se asusten, ya que habían escuchado lo mismo y no sabían que pasaba dentro del bosque. El miedo, la inseguridad y la impotencia de no encontrar respuestas invadían la mente de ambos.

—Si no hubiese sido por Kaiser yo me hubiese adentrado al bosque, pero creo que me quería advertir de algo—comentó Joaquín.

—Así que Kaiser se llama el perro—dijo acariciando al animal— ¿No es extraño que un perro este aquí? –preguntó Mila.

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