Dieron unos cuantos pasos traspasando la extraña pared que atravesaba el camino de lado a lado, el sendero que venían recorriendo terminaba allí adentro, era como estar en el bosque. Hacía mucho frío y una densa neblina les impedía ver con claridad las cosas.
Todos estaban intimidados e inseguros, sentimientos muy comunes en ellos desde que había empezado su travesía, pero cuando de repente una puerta de metal cerró el arco que conformaba la entrada a aquel bosque, hogar de la diosa del amor, todos se asustaron. Leti se había agarrado fuerte de los pelos de Joaquín, debido al fuerte ruido que ocasionó aquella enorme puerta de metal, la cual les había cerrado su única posibilidad de volver atrás.
Los tres más grandes del grupo se miraron preocupados. Matías miró el muro de piedra y analizó si podría treparlo, pensó que no era muy alto y no dudó en tratar de probar su idea.
El pelirrojo comenzó a trepar el muro, para sorpresa de los demás, quienes miraban como el chico buscaba con movimientos torpes lugares donde poder apoyar sus brazos y piernas. Sin subir mucho, cayó sentado y se golpeó fuertemente el trasero, luego se levantó algo dolorido ante la mirada de sus amigos.
—Parece que no soy bueno escalando—dijo dando un suspiro.
— ¿Qué intentabas hacer?—preguntó Mila.
— ¿Que no es obvio? Intentaba salir de aquí. No me gusta nada esto de que nos encierren en los lugares, estoy cansado de los barmans locos que quieren comernos—expresó Matías alterado.
Joaquín reflexionó por unos segundos lo dicho por el pelirrojo, le pareció sensato, en el ambiente se sentía que algo malo ocurriría en cualquier momento, así que bajó a Leti en el piso diciéndole que se quedara junto a Mila y luego intentó trepar el muro.
— ¿Qué haces?—preguntó Mila sorprendida.
—Es cierto que debemos ir hacia delante para llegar a la luz, pero no pondré en peligro la vida de Leti dejándola bajo la merced de otro loco como Gula. Debo ver si hay una manera de salir—afirmó Joaquín empezando a escalar el muro.
La respuesta de su amigo le pareció noble, pero ella en su mente pensaba que no tenía sentido, era más que obvio que el único camino a seguir en ese lugar era el sendero que venían atravesando, dio un profundo suspiro y vio como Joaquín trepaba decidido el muro.
Aquella pared no era muy alta, tenía aproximadamente unos cinco metros, para treparla no era muy complicado, además se notaba que el azabache, a diferencia de Matías, era hábil a la hora de trepar cosas. Lento pero seguro apoyaba sus pies sobre los espacios entre las piedras para ir subiendo, se cansó rápido, él mismo pensó por eso que no tenía estado físico, y cuando estaba a punto de llegar a lo más alto del muro, este creció unos cuantos metros más, haciendo que el chico cayera sorprendido desde allí.
Joaquín cayó de frente y para su fortuna no se hizo mucho daño, tenía unos cuantos raspones y su vieja camisa se había ensuciado con la tierra húmeda que había por el clima de lluvia que había en el lugar. Rápidamente Mila, Leti y Kaiser fueron a ver si el muchacho estaba bien.
—Cuando yo caí a nadie le preocupó—expresó el pelirrojo algo celoso.
—Te caíste de medio metro—le contestó Mila.
Joaquín se levantó luego de recibir unas cuantas lamidas de Kaiser. Acarició al perro luego de ponerse de pie y sacudirse la tierra de la ropa. Luego miró el muro, el cual había vuelto a su altura original y mirando a sus amigos resignado no tuvo de otra que aceptar que si querían salir de ese lugar, debían cruzarlo.
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El limbo
AdventureImagínate despertar en medio de la nada sin recordar quien eres, a tus familiares, a tus amigos, tus recuerdos de vida y tener que transitar un camino misterioso enfrentándote a lo peor de ti y a tus mayores temores, sin saber cuales son y con la ún...