Tras haber remado lo más rápido que podían, llegaron a la orilla del otro lado del camino, y tal como le había dicho Arlequín a Joaquín, el camino de tierra continuaba. Los cinco al bajar del bote se sentaron en la tierra y se recostaron sobre las cercas que dividían el camino del bosque, el cual también continuaba de ese lado.
Joaquín se fijó en el mar que tenía delante y se percató que el enorme barco había desaparecido y que la otra orilla no estaba tan lejos como parecía, esas cosas le ponían muy nervioso, ya que era como si el lugar se divirtiera con ellos. También se fijó en la expresión de sus compañeros, todos se veían agitados y con esa expresión de alivio momentáneo que les generaba escapar de las garras de los monstruos a los cuales ya se habían enfrentado. Excepto Leti quien aún se encontraba triste por el hecho de que su amigo no había podido escapar con ellos. Joaquín tampoco podía dejarse de lamentar el destino sufrido por Julián, ya que le tocó un destino quizá mucho peor que la muerte, y el haber experimentado el sacrificio de dos personas para que escaparan, le dio más razones para plantearse no decaer y hacer todo lo posible para llegar a la luz.
El azabache miró por última vez el mar y en su mente le prometió a Julián que haría todo lo que estuviera a su alcance para que Leti llegara a luz, ya que sabía que el chico se había encariñado con su pequeña compañera.
En eso, tuvo que salir de sus pensamientos, producto del fuerte abrazo que le dio Mila. La chica se encontraba arrodillada, aferrándose fuertemente de su amigo y dejó escapar unas cuantas lágrimas, las cuales dejaron sorprendido a Joaquín.
—Dime que te pasó Joaquín—dijo Mila soltándolo—¿Dónde carajos te fuiste?
Joaquín seguía sorprendido por la reacción de la castaña y era verdad lo que decía Arlequín, sobre que ella había sentido más que los demás su desaparición, pero fijándose en el grupo notó que todos querían saber que le había pasado en ese momento que se había esfumado.
El fresco viento del lugar sopló fuertemente, levantando las hojas secas que dejaron caer los árboles del limbo, mientras Joaquín se acomodaba en su lugar y dejando escapar un profundo suspiro, les contó lo que le había ocurrido.
Todos los miraban con una expresión extraña, como dándole a entender que su historia era rara, no era que dudaban de él, solo que era muy difícil y loco imaginarse que para Joaquín solo hubieran pasado segundos, cuando ellos sabían bien que el tiempo que estuvo desaparecido fue mucho mayor. Pero pronto todas esas cosas dejaron de ser importantes cuando Joaquín comentó que luego de su particular experiencia recordó ciertas cosas de su vida.
—¿Recuerdas tu vida?—preguntó Matías igual de sorprendidos que todo el grupo.
—No realmente—contestó Joaquín algo incómodo al ver todas las miradas sobre él—solo me vino a la cabeza un recuerdo sobre Kaiser.
—¿Sobre Kaiser?—dijo Mila casi como un reflejo al oír a su amigo.
Joaquín miró a su fiel amigo con una sonrisa y les comentó a todos que fue un vago recuerdo lo que se le apareció en su cabeza, pero que en este salía Kaiser, y que aparentemente aquel perro que los acompañaba en su travesía post muerte, había sido su mascota.
Nuevamente todos dejaron ver la sorpresa en sus rostros, era algo que les parecía impresionante y a la vez no tanto ya que no era lo más raro que habían visto suceder.
—Entonces...haz venido a ayudar a tu viejo amigo no es así Kaiser—expresó la castaña acariciando al perro, quien se puso muy contento y moviendo la cola se le arrimó para que le siga mimando.
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El limbo
AdventureImagínate despertar en medio de la nada sin recordar quien eres, a tus familiares, a tus amigos, tus recuerdos de vida y tener que transitar un camino misterioso enfrentándote a lo peor de ti y a tus mayores temores, sin saber cuales son y con la ún...