Capítulo 23

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El pelirrojo al ponerse de pie dio una pequeña vuelta en el lugar donde estaba para poder visualizar mejor la ciudad en la que se encontraban. Se fijó que las casas que habían en la misma cuadra eran todas muy diferentes, desde casas modernas y bastante costosas hasta casas en muy mal estado, que demostraban la falta de recursos de quienes habían sido sus dueños. Luego centro su atención en la casa que tenía delante, quedó pensativo unos minutos, pero el silencio del lugar le inquietó. Ya que esa ciudad ridículamente distribuida entre casas de todos los tamaños, precios y antigüedades, le parecía una ciudad fantasma, era como si nadie viviera en ninguna de esas casas. Eso a su vez era algo que lo aliviaba un poco, pero el silencio en ese lugar no era algo que le gustara, porque sentía que alguien o algo lo estaba siempre observando.

Dio un profundo suspiro y se acercó a la vivienda, sintió un fuerte sentimiento de añoranza al pararse delante de la puerta, sentía como algo que le retorcía el pecho, era algo que le generaba mucho dolor y tristeza, algo muy parecido a la culpa.

Miró la entrada de la casa, tenía varios timbres y una contestadora, la puerta de entrada estaba pintada de blanco, no era muy grande, pero era bastante lujosa, se notaba que los dueños invertían en mantener bien cuidada la casa.

Matías no quería entrar, sabía que algo malo lo esperaría allí adentro. Inmediatamente pensó que sus amigos estarían pasando algo similar y se preguntó si a Joaquín le ocurriría o si él nuevamente se salvaría de visitar una de estas casas.

No necesitaba ser un genio para entender lo que pasaba y Matías era alguien bastante atento a las cosas que le ocurrían en el limbo, prestaba atención a todos los detalles, y llegó rápidamente a la conclusión que esa casa era donde él había vivido en su vida.

Luego intentó abrir la puerta y esta se abrió—claro que sí—se dijo así mismo dudando si pasar o no, ya que sentía una mala espina, pero a su vez quería entrar. Volvió a suspirar y se maldijo a sí mismo—me arrepentiré de esto—dijo entrando en la casa, dejando la puerta abierta, para que pudiera salir sin problemas.

Al traspasar la puerta, empezó a subir una gran cantidad de escaleras, que lo llevaron a una gran sala. Todo estaba finamente decorado, habían muebles muy lujosos, y el pelirrojo observaba toda la vivienda sintiendo que ya había estado allí antes, sentimientos que solo servían para confirmar sus sospechas.

Había como dos salas, una que llevaba al gran balcón del primer piso, donde había una caminadora, algunos muebles y pinturas bastantes feas, pero que seguramente habían costado mucho dinero, ya que parecía que los habitantes de esa casa no escatimaban en los gastos para vivir de la manera más lujosa.

—Parece que mi familia tenía mucha plata—se dijo a sí mismo.

De esta forma, acompañado del silencio que aparentaba significar que estaba solo en la vivienda, empezó a buscar por toda la casa algo. No estaba seguro de que estaba buscando, solo sabía que entre más recorría la casa más culpa sentía y no entendía porque le pasaba eso. Esto se incrementó cuando vio unas fotos sobre un estante, había una gran cantidad de fotos de personas que le eran muy familiares, sabía que era su familia y fue aún más grande su sorpresa cuando encontró lo que buscaba y lo que a su vez temía encontrar, una foto suya.

Miró la foto, que estaba en un portarretrato junto a otras fotos más que tenían las imágenes de muchas personas, pero habían dos personas que se repetían y eran dos personas que parecían mayores, era como si esas fotos eran de sus abuelos. Se fijó solo en la foto donde aparecía, miró la imagen y se pudo ver con muchos jóvenes más o menos de su edad rodeando a un hombre mayor, que fácilmente podía entender que era su abuelo.

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