Capítulo 17

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Mientras, del otro lado del barco, Joaquín y Julián iban a paso rápido pero con muchas dudas, porque se dirigían a la boca del lobo. Julián no estaba tan seguro de si era una buena idea ir a ese lugar, más bien estaba seguro que era una mala idea, pero desde que había despertado, así como a Joaquín, le era muy difícil no ayudar a las personas que se encontraba en el camino, más aun al azabache por lo preocupado que se mostraba por esa amiga suya quien se encontraba a merced del capitán del barco, quien a su vez era amiga también de Leti y tenía muchas ganas de ver feliz aquella niña con quien en muy poco tiempo había formado un lazo de amistad.

Fue entonces, mientras Joaquín miraba con mucha seriedad el mapa que le había llegado de la nada, que Julián sintió el pelaje de Kaiser porque levemente el animal le rozó la pierna, esto hice que un escalofrío invadiera el cuerpo del muchacho, quien se separó del perro de una manera poco discreta, que hizo que su acompañante y el animal se fijaran en él con mucha sorpresa.

Joaquín estaba sorprendido, no entendía la reacción del chico, pensó rápidamente que tal vez él le tenía miedo a los perros, así que decidió calmarlo diciéndole que Kaiser no le haría daño, cosa que a Julián le dio un poco de vergüenza, ya que igual que todos no recordaba el porqué le tenía miedo a los perros.

—Enserio no tienes porque preocuparte. Kaiser es un buen amigo, gracias a él salimos de muchos problemas. ¿No es así amigo?—dijo Joaquín amistosamente al can que respondió con un ladrido.

—Lo sé, Leti me hablo del perro, pero por alguna razón me incomodan—confesó Julián algo avergonzado.

—No lo recuerdas. ¿Verdad?

—No, pero por alguna razón siento que esta cicatriz que tengo en el rostro me la hizo un perro—dijo el muchacho tocándose su marca—además me topé con otros perros en este lugar y eso me hace pensar que en verdad les tengo miedo, ya que aquí parece que las cosas que nos asustan tienen mucha probabilidad de aparecer.

Joaquín tras oír esto recordó las arañas que le aparecieron a Mila y todas las historias de las personas que se habían encontrado hasta ese momento, las cuales todas habían coincidido en que se tomaron con algo desagradable al inicio. Incluso pensó en Arlequín, quien lo intimidaba mucho a desde que se les apareció.

—Tienes razón, pero a Kaiser no debes temerle, él es nuestro amigo y ten por hecho que si necesitas ayuda el estará ahí—aseguró mientras a la par Kaiser dejaba escapar otro ladrido.

Julián asintió con la cabeza, pero aun así no se sentía cómodo estando junto a Kaiser, pero trató de no pensar mucho en eso ya que estaba de acuerdo que el perro no le haría nada y también porque tenían cosas más importantes en que preocuparse.

Joaquín miraba el mapa, el cual más que un papel parecía una tela vieja, y seguía el camino que lo llevaba a la X marcada, seguido de Julián y Kaiser, quienes solo iban detrás de él sin preguntarle nada.

La desolación del gigantesco barco y el silencio que retumbaba en el lugar, en vez de generarles tranquilidad por poder pensar que estaban solos, por alguna razón les generaba una sensación de mucha intranquilidad a todos.

Así, siguiendo el mapa, entraron nuevamente al gran edificio del barco, subieron las escaleras y caminaron por un pasillo muy mal iluminado, donde llegaron a una puerta que decía oficina del capitán. Ambos quedaron parados delante de la puerta, tenían miedo, pero Joaquín dejando escapar un profundo suspiro, abrió la puerta ante la sorpresa de Julián, quien aún no se sentía preparado.

De esta manera entraron a la oficina del capitán, la cual era un contraste a todo el lujo que habían visto en el barco desde que habían abordado, en la habitación todo era muy rústico, parecía un barco viejo de esos que se ven en las historias de piratas, en el centro se encontraba una mesa redonda de madera y sentado junto a esta, un hombre con un sombrero negro exagerado, un parche en el ojo izquierdo, pelo negro largo y barba mal cuidada, vestido con una camisa blanca remangada con varios botones desabrochados, era el estereotipo común de un pirata.

El limboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora