Capítulo 32

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Los nueve participantes observaban en silencio la presentación del nuevo acto. Era igual o muy parecido a las otras; los mismos esqueletos ridículamente disfrazados realizando una coreografía; mientras se formaba de una manera aparentemente mágica el escenario de la siguiente prueba. Se podía ver el rostro de los participantes que las anteriores pruebas los habían debilitado y les habían llevado a sufrir situaciones límite que les eran muy difícil de ignorar para seguir participando como si no hubiese ocurrido nada. Solo Joaquín, Leti y Alicia se mostraban más tranquilos debido a que ellos habían logrado superar con éxito o al menos librarse de las consecuencias de las pruebas realizadas por Envidia.

Joaquín no sabía si era porque se trataba de la cuarta prueba del show y ya se estaba acostumbrando a la situación o si era porque su maestro de ceremonia les había dicho que este cuarto acto se trataba del penúltimo de la función, pero de alguna forma sintió que la coreografía fue rápida y no sintió esa ansiedad de que no terminara como las otras veces. Pensó que quizá eso podía tener que ver con que a él no le había afectado las trampas de los anteriores juegos y eso le daba un poco de confianza; pero así también sabía que sus amigos, era muy probable que no pensaran como él y que lo más lógico era pensar que ellos si estaban nerviosos por saber de qué iría la siguiente prueba de su maestro de ceremonia enmascarado.

Miró las expresiones de todos y pudo notar el cansancio en sus amigos, cosa que hizo que nuevamente se preocupara, luego decidió nuevamente ver como estaban sus rivales y a diferencias de otras pruebas, esta vez estaban muy alterados; era más que evidente que las derrotas en las anteriores pruebas les habían caído como baldazos de agua fría, ya que aparentemente los habían subestimado. Luego notó que Alicia lo estaba mirando, mirada que era seria e inexpresiva. Joaquín debía reconocer que tener la atención de aquella chica lo alterada más de lo que pensaba, porque a pesar de las dos derrotas que había sufrido, ella se veía tranquila, con una expresión diferente al resto. Pensó que podía tratarse porque ella no sufrió todo lo que los demás habían pasado, pero tenía la corazonada de algo más, sentía que esa confianza o actitud fría que tenía ante esa extrema situación que estaban viviendo era debido algo que todavía no podía entender, no sabía si se trataba de un caso como el suyo, que de igual manera no comprendía en demasía; pero estaba seguro que aquella chica para mantener esa actitud algo debía traer entre manos.

De golpe y sin que Joaquín se diera cuenta, la música paró, hecho que hizo que el chico regresara su atención al centro del escenario; en donde los esqueletos ya habían abandonado la pista y en el centro de este se había formado una nueva habitación con forma de prisma rectangular de color verde y con dos puertas en las áreas más pequeñas de esta. Al verla Joaquín, sus amigos y los demás participantes dejaron ver expresiones de desagrado al tener que entrar nuevamente en una habitación para padecer alguna especie de tortura estúpida ideada por su siniestro presentador, quien desde su pedestal de maestro de ceremonia y con su expresión de sonrisa dibujada en su máscara, observaba lo que sería el siguiente acto de su diabólico show. Todos debían admitir que esa máscara que llevaba Envidia por más de ser estática, era muy expresiva; era como si pudieran sentir que aquel sujeto se burlaba de ellos y que esa sonrisa de falsa tenía muy poca.

El escenario ya estaba listo y a diferencia de la última vez, no se podían imaginar sobre que se trataría el siguiente acto, es decir, sabían que debían entrar en esa habitación, pero no podían imaginar que cosas les esperarían allí adentro; solo podían asegurar que no sería nada bueno.

Fue entonces que el pequeño periodo de tregua se había acabado, ese pequeño descanso que tenían entre acto y acto, que aunque no podían disfrutar por nunca sentirse a salvo del todo y que era un momento de descanso que a veces no querían que terminara, lamentablemente había llegado a su fin, puesto que Envidia levantó sus ambas manos de manera entusiasta y dio lugar a la presentación del cuarto acto de la función.

El limboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora