3 | Celos

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Se encontraba empacando cada pedazo suyo en su pequeña maleta, doblaba con tanta delicadeza cada prenda y con paciencia giraba su cuello unos centímetros hacia la puerta donde se encontraba el moreno cruzado de brazos mirando con desesperación la lentitud del rubio.

- ¿Planeas irte ahora o dentro de un año? - exclamó el moreno.

- ¡No quiero irme! - suplico con ojos de cachorro.

- Te vas, eso no se discute, necesito mi espacio, además, Chris necesita compañía.

- ¿Porque de pronto me quieres fuera? - cuestionó curioso.

- No es de tu incumbencia.

- Ah, ya veo - llevo uno de sus dedos a su mentón y comenzó a avanzar hacia el lobo - Stiles vendrá ¿verdad?

¿El chico era brujo? Pero no respondió.

- Así que por eso el lobito quiere que me vaya, pues déjame decirte que aunque me vaya permaneceré en esta habitación, estaré en cada rincón de tu loft y escucharas mis murmullos cuando ... - su voz resonó en todo el piso y causo el estremecimiento de cierto chico que había tirado su mochila al suelo dramáticamente.

- ¿Que? - solo alcanzo a mencionar.

El lobo fulmino con la mirada al rubio y este sin preocupación por sentirse seguro con el chico en el departamento continuo.

- Nada mi querido Stiles, lo de Peter es contagioso.

- De verdad que pienso que la luna les afecto de algún modo - Suerte que no había alcanzado lo anterior a eso si no la situación fuera otra.

- Deja de meter eso de la luna, ya suena cansado - exclamó el lobo pasando a su lado y recogiendo la mochila para después colocarla debidamente en la pequeña mesa al lado de la puerta.

- Pues no quito el dedo del renglón, eres extraño.

- No sabes cuánto - siguió Isaac.

- ¿No tenías que irte ya? - lo miro con severidad.

- Chis no ha pasado por mí así que tengo tiempo para quedarme a grabar, digo charlar - aclaro.

Maldijo el momento en que lo dejo quedarse en su loft, ahora parecía una garrapata bien aferrada a su puerta dispuesta a quedarse más tiempo del que quería.

- Bien, pues entonces puedes ayudar un poco - mencionó el chico sacando su ordenador y poniéndolo en la mesa de centro de lo que Derek juraba era una estancia con un solo sofá.

- No gracias, paso, comeré chocolate - se puso de pie y camino hacia la cocina.

- Veo que ya se llevan mejor - sonrió el castaño lo que causo unas tremendas ganas de borrarle esa sonrisa con sus labios.

- Es imposible no llevarse bien con él, es bueno cocinando.

- Deberías aprender a cocinar, Isaac no estará por siempre aquí.

- Estará alguien más haciendo mi comida.

- Vaya, el galán ha hablado, pero que romántico eres, le dirás a la pobre chica se la mujer de mis comidas o ¡espera!, la dueña de mi estómago - su sonrisa causo que sus pulmones quedaran sin aire.

- ¿Recuerdas lo que dijiste de matarte en mi loft? - el chico callo de golpe.

- Si de acuerdo, lo capto me callo.

La tarde continuo su ritmo, Chris había pasado a recoger al rubio minutos después de que el castaño llegara y así quedaron en absoluto silencio, solo el mover del lápiz sobre la mesa que el menor movía despreocupadamente al tiempo que mordía su labio inferior mientras pulsaba la tecla de la flecha de abajo para continuar leyendo.

Confusing LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora