Capítulo 35

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Todos esta al rededor de mi camilla. Con enormes sonrisas en sus caras. Me encanta saber que todas estas personas están aquí, y es por mi. Que se preocupan por mi.

-bien damas y caballero ya la vieron ahora marchence, que la paciente debe descansar- los acarrea la enfermera como si fueran vacas -moviéndose, moviéndose, un pie después del otro, andando, andando no se dentenga, asi muy bien van muy bien- mueve las mano hacia delante para apresusrarlos.

Sólo Viktor se queda, sonrie, toma mi mano. Me da un fuerte apretón.

-bien, ahora veremos que tal tus reflejos- sonrie Alex -¿que día es hoy?-

-¿disculpa?- creo que no entendí bien

-que día es hoy- apunta algo

-si mis cuentas no me fallan... creo que ha pasado...- trato de calcular los días -dos semana del incidente- digo dudosa.

-bien- me revisa los ojos, oídos, nariz, mis piernas, todo mi cuerpo en general.

Viktor sólo mira a Alex, frunce el ceño pero no dice nada.

-¿te duele algo?- niego -excelente-

Pensado lo bien, debería estar moribunda, pero es todo lo contrario, me siento más enérgica que nunca.

-me siento de maravilla- sonrio felíz.

-perfecto-

Me quedo pensando, tengo que estar como mínimo adolorida, busco mis heridas, la primero que encuentro es en el hombro, está sanada, ¿en dos semanas cerrará una herida de bala? No lo creo. Rozó las llemas de mis dedos pero sólo siento la cicatriz, presiono con fuerza pero no me duele.
Esto no está bien.

-¿que día es hoy?- pregunto buscando más heridas que no estén sanadas.

-¿segura que no te duele nada?- Viktor insiste.

-¡¿cuánto tiempo ha pasado!?- chillo.

La máquina que está a mi lado comienza a alterarse conforme mis latidos aumentan

-¡calamate!- Alex me toma de los hombros.

-¡NO! DIME CUANTO TIEMPO HA PASADO-

-¡esta bien sólo calamate!- niego -si no te calmas tendré que anestesiarte- amenaza.

-¡no te atrevas! ¡SÓLO DIGAMEN CUÁNTO TIEMPO HA PASADO; ES TODO LO QUE PIDO!-

Entran varias enfermeras, unas Detienen mis brazos y otras mis piernas, comienzo forcejear con ellas, pero son más fuertes que yo.
Alex acerca una jeringa a mi cuello, intruduce la aguja y el líquido se esparce por todo mi cuerpo.
De inmediato hace efecto, siento que las fuerzas me abandonan, los párpados me pesan más de lo normal, quiero seguir forcejeando pero no puedo mas. De la nada siento caer en un sueño profundo...

Siento que todo me da vueltas, intento levantarme para ir al baño pero alguien me detiene. Las ganas incontrolables de vomitar son mas grandes y cada vez me es imposible reprimirlas.

-quiero vomitar- me quejo haciendome un lado para vomitar en el piso.

-tranquila- acarician mi espalda de arriba hacia abajo.

Sólo es el asco porque mi curpo no expulsa nada.

-me siento fatal ¿que fue lo que me dieron?- enfocó mi vista y miro a Alex -más bien ¿que fue lo que me diste?-

-no fue nada, necesitaba que te tranquilizaras- se sienta en la cama -las cosas no son tan malas como crees, pero estabas demaciado alterada como para entender la situacion-

Del Odio Al AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora