Capítulo 14

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Ya no pude estar en la fiesta, preferí quedarme en la cosina, no tenía ganas de estar con nadie.
Después de dos horas de estar ahí sentado, me fui de nuevo a la habitación, la encontré dormida plácidamente, aún que tenía la almohada húmeda, lo más seguro es que se quedó dormida llorando.
Me acuesto a su lado, la atraigo hacia mi...
Me despierto, por una leves cosquillas en mi nariz, abro los ojos y me encuentro con ella durmiendo serenamente sobe mi pecho, con cuidado la dejo sobre la cama.
Me voy al armario por ropa.

Me sorprende su actitud, ¿como es posible que se haya preocupado por algo de mi pasado? No la entiendo, ¿que le afectó?
Sophia... fuiste la mujer por la que dejaría todo, pero ya no más...te amé, como a nadie, más que a mi propia vida, pero comestiste en grandísimo error de estar con Maximiliano, Sergey y conmigo al mismo tiempo.
Me engañaste diciendo me que me amabas, que no había nadie más en tu vida, y que era lo que más te importaba, y lo peor de todo es que me creí cada una de tus palabras, juagaste conmigo a tu antojo, me manipulaste...
Y ahora vienes así como si nada, diciendo las mismas palabras de años atrás, que me amas, que no eres nadie si no estoy a tu lado. Por favor...

Tan hundido estoy en mis pensamientos que no me di cuenta que terminé en el antiguo fuerte que construimos mi papá y yo cuando era pequeño, mi estómago ruge de hambre, decido ir a desayunar algo.

-buenos dias hijo- saluda con su taza de café como siempre.

-buenos dias padre. ¿viendo la bolsa?- sonrio y me sirvo café.

-tengo que cuidar por lo que he luchado- le da un sorbo a su café.

-pasamos al comedor por favor- mi mamá le da un beso a mi papá en la mejilla -buenos dias hijo- me da un beso.

-voy por Alexandra y enseguida bajo- dejo mi taza.

-Alexandra salió hace como media hora-

-¿que?- miro a mi mamá -pero esta nevando y hará tormenta- salgo corriendo.

Tomó un abrigo, al salir los copos de nieve azotan mi cara. Silvo. Rocky llega en un santiamén, pero Sam no.
Sergey me alcanza y juntos comenzamos a seguir las huellas de Alexandra, al parecer tomó la misma dirección el día que la lleve al lago.
Es un frío insoportable, siento que mi cara endurecerá por la congelación, Sergey a penas si puede mantenerse en pie. Miro que cae un par de veces por la profundidad a la nieve.

-¡ALEXANDRAAAA!- grito desesperado -!ALEXANDRAAAA ¿ME ESCUCHAS?!- intento de nuevo.

-¡no creo aguantar!- Sergey trata de levantarse por octava vez.

-no la dejaré en medio de la tormeta. Regresa yo seguiré intentado- digo enojado.

-no te dejaré solo-

-¡ALEXANDRAAAA!- grito un vez más.

Falta mucho para llegar al lago, pero la frustración de no encontrarla me hace perder la paciencia, no puedo ni quiero dejarla a la deriva, no me daré por vencido y si me congeló por buscarla pues que así sea.

-mira- Sergey señal un punto.

-es...-

-Sam-

-¡Alexandra!- trato de correr hacia ella. -Sam- mi perrita levanta la cabeza.

Alexandra está boca abajo, con Sam arriba protegiendola de la nieve, la volteo como puedo, sólo trae una camisa de manga y un ligero pantalón de mezclilla, unos tenis y es todo.
En la cara trae unas quemaduras del frio. Sergey me ayuda a cargarla y nos vamos a casa.
Con el peso muerto de ella y nuestro peso, se nos dificulta más la caminata, el frío, el viento y la nieve que aún no se compacta hace más difícil que avancemos.
Después de tanto esfuerzo, conseguimos llegar a la casa, subo con ella hasta la habitación, mis padres entran detras de mi, la dejo en la cama y me voy al baño, lleno la tina con agua caliente, mi mamá la tiene medio desvestida,  la dejo con un mini short y una blusa de tirantes en negro.

Del Odio Al AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora