CAPÍTULO 7

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Nunca fue propensa a los accidentes. Lo cierto es que jamás fue torpe y rara vez se caía o sufría algún incidente particular. Casi había olvidado lo que era el dolor, y ahora que tenía la espalda hecha un cuadro, no podía reprimir sus quejidos de dolor.

Sí yo a su madre en silencio, que la conducía hasta el baño. Allí busco en el armario donde guardaba todos los medicamentos. Con el botiquín en mano y los ojos llenos de preocupación, su madre salió del servicio guiando a su hija a su habitación.

—Lo siento mucho mamá.

Alex se disculpó a conciencia pues sabía la perfección que ella había participado de las mentiras de papá y tenía casi tanta culpa como él.

Ella no le respondió. En su lugar le mandó quitarse la camiseta para ver las heridas de su espalda.

—No quiero hablar de ello, Alexandra.

Cuando la chica de los ojos azules estuvo apunto de insistir es que se vio obligada a responderle. Dictaminó con seriedad en su voz.

Alex guardó silencio con resignación. Pudo haber elegido lo correcto, no mentir a su madre y decepcionar a su padre, y aún así, acabó haciendo todo lo contrario.

Sabía que tenía todos los motivos del mundo para hablar de mal humor, para no querer hablar del tema.

Se dirigía a su hija de una forma muy cortante y ni siquiera hablaba con su marido.

Trató de preguntarle por Kylie, pensó que de esa forma hablaría con ella; se equivocó. Su madre ya había dejado claro que no iba a hablarla.

Aleksandra no había visto a su hermana desde que había regresado a casa, pero estaba convencida de que no se alegraría al descubrir el nuevo engaño de papá.

Cuando era pequeña, su padre se dedicó enteramente educarla, orientarla e instruirla. Intentó hacer lo mismo con Kylie, pero no le funcionó también.

Ella tenía un carácter difícil. Una personalidad potente. Era liberal, justa, revolucionaria. Todo lo que Alex no era. Kylie no acataba las normas como ella lo hago.

Se infundó en la ciencia tras el nacimiento de su segunda hija. Siempre estaba ocupado con trabajo e investigaciones. No le dedicaba tiempo a su recién nacida y menos a su mujer. En cuanto a Alex, solía llevarla con él. Era por eso que Kylie odiaba a su padre y no se molestaba en ocultarlo.

Alexandra era consciente de que no eran la familia perfecta. Era consciente también de que no eran felices. No obstante, se habían mantenido unidos a pesar de las dificultades.

—Esto ya está. —pronunció su madre en un tono menos cortante.

—Gracias mamá. —susurró, aún con restos de conmoción. —Lo siento.

La única verdad universal que existía en esa casa era que su madre quería tanto Alexandra como a Kylie. No tenía una favorita, no prefería a ninguna por encima de la otra. Las amaba como eran

—No quiero que vuelvas a formar parte de alguna de las investigaciones de tu padre.

—No quiero decepcionar a papá.

—No tendrás que hacerlo.

Guardaba los desinfectantes en su lugar.

—¿Por qué no hablas claro, mamá? —preguntó, yendo al grano.

Su madre no acostumbraba a tener ese tono de voz tan apagado. Esos ojos profundos y vacíos transmitentes de absolutamente nada. Una expresión externa bastante seria y natural, como si todo le diera igual.

—¿De verdad quieres oírlo por mi parte, Alex? —preguntó ella esta vez —¿Es necesario que me hagas decirlo?

—No. —Neguó lentamente. —No quiero oírlo. Pero es necesario, ¿verdad?

Su madre no pudo continuar mirándola a los ojos.

—No hay vuelta atrás, ¿me equivoco?

—No quiero que esto os afecte a ti o a Kylie. —Jugaba con sus manos. —Os quiero por encima de todo.

Por su tono de voz Alex podía entender que aquello no era una decisión que hubiera tomado a la ligera. Y sobre todo eso, no era algo de lo que estuviera orgullosa. No la hacía feliz en absoluto es más; la destrozaba por dentro.

—No lo hará mamá, puedes estar tranquila.

Se levantó y la abrazó con todas sus fuerzas. Darle su apoyo y todo su cariño era lo menos que podía hacer por ella.

—Es un momento difícil para todos. — susurró cerca de su oído. —No te sientas culpable.

Su madre la apretó más fuerte contra ella y a la ojiazul le dolió la espalda a causa de las heridas en la misma; pero no ae quejó ni lo hizo notorio. Su madre necesitaba aquello mucho más ella.

—No quería que Kylie y tú... —dejó la frase en el aire.

—Tranquila mamá. —Sobó su espalda, en círculos y con delicadeza. —Kylie y yo somos lo suficientemente maduras como para entender la situación y afrontarla sin problemas.

—Gracias por ser siempre tan comprensiva. —Le agradeció, apartándose de ella.

Se dedicaron unas miradas simples y complejas a la vez. Era inexplicable en realidad.

—Volveré a guardar el botiquín en su sitio. Tu descansa, lo necesitas. No hay mas que verte.

Alex asintió.

—Evita apoyar la espalda, y si es posible que subas tu camisa para dejar a la herida respirar, aun mejor. —Aconsejó.

—Está bien.

—Kylie llegará en nada. —Le informó.

Alexandra se alegró profundamente. En realidad tenía ganas de ver a su hermana, hacía demasiado tiempo que no hablaban.

Su madre salió de la habitación y Alexansra se sentó en la cama. Respiró tranquila. Su espalda dolía horrores a pesar de haberla tratado recientemente.

—Alex. —Tocaron la puerta. —Soy Kylie,¿puedo pasar?

—Claro.

Kylie abrió la puerta y entró en la habitación.

—Acabo de llegar y mamá me ha contado lo ocurrido.

—No hay de que preocuparse. —Le restó importancia. —Estamos bien.

—Papá lo está, tú no.

—Kylie. No es momento para eso.

—Llegué a pensar lo peor cuando mamá me habló de tu accidente. —susurró, mirando al suelo.

¿Por qué razón no la miraba a los ojos?

—Siento si a veces te hablo mal, o soy insoportable. —Se disculpó. —Alex te quiero mucho, ¿vale?

—Y yo a ti, boba.

Se acercó a su hermana con los brazos abiertos y se fundio con ella en un gran abrazo, estrujándola como acostumbra a hacerlo. Alex no se quejaría esa vez tampoco. Los abrazos nunca aportaban nada malo.

Betrayal | Eyeless JackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora