CAPÍTULO 11

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Alex no quería que se diera cuenta de cómo temblaban sus piernas. Jack, ese extraño ser que residía en la cueva, aún no había decidido atacarla; pero podría hacerlo en cualquier momento, y a la distancia a la que se encontraba de él, podría implicar una muerte segura.

En cualquier caso, se negaba pensar en esas cosas. Había logrado comunicarse con él y todo lo que deseaba era poder obtener algo de información con la que regresar al lado de su padre sin ser considerada un fracaso.

—¿Qué haces aquí? —reiteró, con ese acento tan extraño.

Volvió a preguntarle ya que Alex no había respondido a su pregunta anterior. Pero, ¿qué le diría? Parecía tan escéptico que dudaba que fuera a creer en lo que le dijese.

Las bestias salvajes eran muy desconfiadas. En lugar de buscar motivos para creer en lo que un buen día un extraño tenía que aportar, buscaban motivos para atacarlo. Así era como actuaban las bestias como él.

La ojiazul pudo notar como se impacientaba ante su silencio. Apretaba sus puños, se clavaba a sí mismo esas garras con las que ya la hirió una vez en el pasado. No obstante ella no sabía que responderle. Ni si quiera podía determinar un esquema de reacción por su parte. Actuaba como una bestia pero se comunicaba como un humano. ¿Qué podía hacer? No había experimentado lo suficiente como para tratar de predecir su comportamiento, o como para deducir la forma más apropiada con la que debía dirigirse a él, para evitar confrontaciones.

Alexandra se sentía atascada, estaba en medio de un callejón sin salida y el tiempo se le acababa, no podía seguir prolongando aquella situación mucho más o terminaría con su paciencia.

—Este lugar es magnífico. He venido a estudiarlo.

Tampoco sabía hasta que punto podría entenderle o viceversa. Había comprobado que podía entenderla y responderla razonadamente, con sentido. No obstante, una pregunta le rondaba la cabeza, y esa era acerca de cuanto podía entender e imitar su lenguaje.

—Este no es un lugar para jovencitas exploradoras.

No tenía pinta de tener más de veinticinco años, y Alex apenas había cumplido los veinte. Eso le decían sus ojos, su cerebro le repetía lo ridículo que era estimar la edad humana de una bestia.

El ambiente de la cueva se le estaba haciendo más pesado de lo que en un inicio imaginó que sería.

—Entonces vendré en otro momento.

Iba a comenzar a caminar, lejos del individuo. No aguantaba más el aire de la cavidad y estaba empezando a sentir ansiedad. Alex bo quería permanecer al lado de una criatura que le daba tanto miedo, que la hacía temblar en silencio. Pero su voz la detuvo.

—Quieta.

Instintivamente, obedeció. Se quedó inmóvil esperando a que dijese o hiciese algo.

Debía evitar un enfrentamiento que pudiera terminar seriamente mal para ella, por lo que actuar con obediencia no era sino la mejor baza que tenía para salir de aquí ilesa y con la vital información que había obtenido sobre la criatura que responde al nombre de "Jack". Quizá de esa forma, la curiosidad de su padre se agotase por fin.

—¿Qué pretendes?

La ojiazul no entendía porque le preguntó eso si no la dejó apenas tiempo para responder.

—Se que hay más de esos tipos fuera. Me traen a una jovencita embutida en un traje de protección, ¿cúal es el propósito de eso? —Dio un paso hacia adelante.

Todo por lo que rogaba entonces Alex era porque no se acercase más a ella.

—¿Estudiar el lugar, dices? —Continuaba avanzando.

Quería correr, pero sus piernas estaban congeladas. Tenerle cada vez más cerca de manera inminente provocaba que sus manos temblasen. Alexandra quería chillar, chillar y alejarse de él todo lo posible.

Tragó saliva. No fue capaz de mantener contacto visual por más tiempo, por lo que simplemente agachó la cabeza y rezó interiormente porque su enfado pasase rápido y se alejase de ella.

No estaba mirando, pero pudo sentir que se encontraba a escasos dos pasos de ella. Que la estaba analizando en silencio, y eso era lo que más le preocupaba. Que terminase por decidir que lo más sencillo sería librarse de ella, como lo había hecho de todas las personas que habían cruzado los límites y se habían adentrado en ese lugar.

No hacía otra cosa más que temblar ante su presencia. Estaba aterrorizada de esa bestia.

Pero es una bestia diferente. Con esas garras afiladas podría despedazarla en segundos, y con esos dientes puntiagudos podría triturar cualquier cosa. Sin embargo, parecía dominar el lenguaje humano y estar dotado de un intelecto particular. Le intrigaba y le provocaba horror.

La tomó del mentón y la obligó a mirarle. Alex sintió tanto terror que las fuerzas comenzaban a fallarle. Cayó de rodillas al suelo, completamente conmocionada.

—Eyeless Jack podría destrozarte ahora mismo.

Apenas podía contener la desesperación que inundaba su corazón. No podía articular ni un solo sonido o palabra. Todo lo que podía hacer era explotar en lágrimas, en un desesperado intento de liberarse de esas emociones que la estaban consumiendo.

—¿Quién es Eyeless Jack?

—Yo. Desaparece de mi vista.

¿Cómo?

El miedo le quitaba las fuerzas y terminbaa por sumirla en oscuridad.

—¿Acaso quieres morir? Muévete.

Alzó los ojos llorosos para enfrentar por primera vez a ese ser que amenazaba con hacerla polvo. La sacaba los dientes. Todo su cuerpo se congeló cuando ese extraño y espeso liquido negro se escurrió por esa máscara de un azul centelleante.

Empezó a ver borroso. Los pensamientos de Alex eran confusos y se mezclaban en su cabeza, que desde hacía rato le daba vueltas. Sus párpados se volvían increíblemente pesados y de la nada, todo se tornó en una oscuridad opaca.

Lo único que supo era que hubiera preferido mil veces perderse en ese abismo de negrura y jamás regresar después de haberse enfrentado a la maldad de Eyeless Jack.

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¡Sí, Betrayal volvió, después de mucho tiempo!

He decidido explotarme la cabeza y continuarla como sea antes de cancelarla y creo que es la mejor decisión, la trama, a mi parecer, es una de las mejores que jamás haya ideado.

Eso es todo, que sepáis que está de vuelta ♡♡♡

-Noel

Betrayal | Eyeless JackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora