CAPÍTULO 18

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El corazón le latía con fuerza debido a que el chico de la máscara descansaba sobre su regazo escuchando con atención cómo le leía aquel libro. A pesar de haberle visitado con tanta frecuencia y haber estado más cerca de él que nadie, Alexandra seguía poniéndose nerviosa cuando le tenía cerca. ¿Sería por su voz? No lo sabía a ciencia cierta, era tan grave que le removía los adentros. ¿Por su tacto? Últimamente la había estado tratando con mucha delicadeza. Su cuerpo entero se tambaleó cuando Jack le colocó un mechón de cabello por detrás de la oreja, mientras ella le hablaba de como funcionaban los teléfonos móviles actuales.

Jack se percató de las dudas que asomaban por cada rincón de la cabeza de Alex, había perdido el ritmo, no leía como lo hacía días antes. No se podía concentrar, divagaba por las palabras y cometía errores constantes.

—Lee eso otra vez, no lo he entendido.

La muchacha paró en seco. Respiró hondo y trató de esconder la vergüenza.

—Perdón.

La chica carraspeó su garganta y volvió a leer lo que estaba escrito en el libro. Aunque seguía nerviosa por la posibilidad de volver a cometer algún error.

—No entiendo porqué Molly se ha enfadado, otro año irá a la playa.

—Nadar es divertido, ¿sabes? Molly adora el agua y tenía muchas ganas de ir.

—¿Para bañarse? Ni hablar. Además, es mala. No se lo merece. En cambio Debb sí.

Alex frunció el ceño cuando escuchó lo que Jack acababa de decir.

—Sólo los gatos odian el agua. No eres un gato, Jack. Y Debb se está comportando bien ahora, te recuerdo que anteriormente fue una cretina.

El enmascarado se incorporó y estiró los brazos. —Da igual, no me gusta bañarme. Y lo que importa es el fin, no el principio.

Alex cerró el libro de golpe haciendo eco por toda la cueva. Aquello que el ex militar acababa de decir no era nada nuevo.

—Es evidente, claro. Pues que sepas que el principio también importa. No solo el resultado, que en tu caso, sería que siempre hueles a sudor.

Jack se colocó la máscara y evitó mirar a la chica. ¿Qué era eso que estaba sintiendo? No podía permitir que los ojos de Alex le encontraran de esa manera.

—¿Es desagradable?

Preguntaba por su olor pero su mente lo proyectaba a algo más. A su forma de pensar, de actuar y de relacionarse con ella. Había cambiado mucho, sin embargo, parecía no comprender del todo como funcionaban las cosas entre los dos.

—Un poco, pero me estoy acostumbrando.

Eyeless Jack sopesó con mucho cuidado la situación, aún evitando la mirada de Alex. Odiaba el agua, lo hacía de verdad. Detestaba no poder transmitirle todo aquello que sentía. No obstante, de alguna forma se sentía avergonzado. No quería que Alexandra tuviera que soportar su olor a sudor por no bañarse de cuando en cuando. No quería que le malienterpretase en ocasiones. No quería que pensara que era sucio, que era un egoísta. Aunque lo era.

Se puso en pie sin establecer contacto visual con la chica.

—Ven conmigo.

La agarró de la mano y la levantó del suelo antes de que pudiera decir algo.

—¿Dónde vamos?

—Deja el libro y ven.

Si había algo que Jack jamás iba a poder mejorar por mucho que practicara era la comunicación. Y es que no se la había ni pasado por la cabeza preguntarle a Alex si le apetecía ir con él. Para nada, la enganchó y se la llevó sin decirle siquiera a donde se dirigían.

Los ojos de Alexandra se agrandaron como platos cuando desembocó en un acuífero subterráneo de la mano de Jack. Había recorrido la cueva centenares de veces y jamás había encontrado aquel sitio. Además, llegaba luz de la superficie.

—¿A dónde da esto? —preguntó emocionada. Lo cierto es que le apasionaba la arquitectura de la cueva que tanto odiaba al principio. —El agua parece estar tan limpia.

Cuando sus ojos se posaron sobre la sombra del encapuchado le subieron los colores. Jack se había quitado la máscara y se estaba desnudando. Alex giró ciento ochenta grados, avergonzada.

—¿Qué vas a hacer?

—Me voy a dar un baño. —por ti, quiso decir, pero Jack no conseguía nunca decir lo que quería.

—Vas a coger una hipotermia.

—No sé que es eso. —y escuchó el zambullido del ex militar en el acuífero subterráneo.

La chica se volteó de inmediato para buscar a Jack con los ojos. Cuando le encontró flotando sobre el agua con el pelo mojado, una corriente eléctrica le recorrió el cuerpo entero.

—No está fría. No es tan desagradable.

Nada de lo que hacía con Alex le parecía desagradable.

—Nadar es divertido. —repitió él, haciendo referencia al libro que Alex le estaba leyendo. —Ven.

Quizás fue esa misma corriente eléctrica la que controló todos los movimientos de Alexandra, que se estaba quitando los zapatos. Jack no dejaba de mirarla y ella no decía nada. El enmascarado se dio la vuelta y entonces, la muchacha pudo desvestirse con tranquilidad. No tenía dudas en lo que hacía porque ni siquiera lo había pensado.

—No te des la vuelta.

—Igualmente no veo nada.

Era cierto, pero la sensación de tenerle justo en frente la ponía nerviosa, y menos mal que se había dado la vuelta para que pudiera quitarse la ropa tranquila.

—¿Ya?

—Ya. —contestó ella cuando se metió lentamente en el agua.

Jack se dio la vuelta. Los dos se miraba y no decían nada, sólo flotaban en el agua que para sorpresa de Alexandra, no estaba tan helada como imaginaba.

—Jack.

Fue la misma corriente eléctrica la que la impulsó a acercarse al cuerpo de él y acariciarle el rostro.

—Eres muy especial.

Quería abrazarle; abrazarle bajo el agua y no soltarle. Porque Jack se acababa de convertir en algo más que un inhumano, algo más que un sujeto de estudio. Jack era especial, y era el nuevo dueño de su corazón.

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Lo voy a dejar ahí, si señores, ahí mismo. UwU

Os adoro.

Betrayal | Eyeless JackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora