Reinserción. No muchas personas sabrían lo que eso significaba, pero Alexandra sí.
La reinserción era, dicho de manera coloquial, volverse a meter en la puta cueva de las narices en contra de su voluntad. La reinserción consistía en volver a introducirse allí dentro para continuar explorando las posibilidades de Eyeless Jack. Dichas posibilidades abarcaban desde su capacidad de comunicarse, a su capacidad para razonar, valorar y procesar información externa e incluso su disposición a la acción.
Nada de eso sería posible si no se lograba instaurar una relación de mutuo interés entre el ser que la habitaba y el equipo de investigación encabezado por una representante; Alexandra. Su objetivo primordial sería el establecimiento de una relación cordial entre ambos como base de una conexión en estado piloto sin recibir ningún tipo de daño. Su agresividad e impulsividad sería la variable a controlar, una muy difícil debido a su alto grado de espontaneidad.
No importaba cuanta protección le pusieran, chalecos antibalas o ropas hechas de materiales más resistentes, sus garras rasgarían cualquier tipo de tejido al instante.
Iba a entrar al infierno protegida como para enfrentar una guerra nuclear; pero esta vez no tenía miedo. Por un lado, Alex ya había comprobado en su propia piel las garras del ser que lloraba petróleo. Por el otro, en su mente y en su corazón sólo quedaba espacio para almacenar una fuerte emoción; el odio. Quizá espolvoreado con algo de decepción debido a la traición tan despreciable de su padre, a los actos tan mezquinos que había efectuado hasta la fecha.
Se le hacía curiosa la forma en la que la situación había cambiado. Anteriormente estaría corriendo sin aliento en busca de una maldita salida en aquel laberinto de rocas y estalactitas. Sin embargo, ahora se adentraba en ella con la mente fría y con una finalidad clara, encontrar a Eyeless Jack.
No tardaría en dejarse ver, lo sabía. Era territorial, como un león; pero también astuto como una víbora. La estaría observando avanzar segura en su busca, no se fiaba de ella en absoluto. Esperaba a encontrar una brecha para interceptarla, Alex estaba segura de ello. Y si eso era lo que necesitaba para aparecer, le daría la mejor brecha que pudiera desear.
Se sacó el chaleco antibalas que protegía sus zonas vitales. Indefensa, así estaba. Era plenamente consciente de lo que hacía, y no era un suicidio. Era una apuesta. Apostó porque Eyeless Jack se acercaría si la veía vulnerable y expuesta a él. Apostó porque si una vez la dejó sobrevivir a propósito, podría hacerlo una segunda.
Porque fue a propósito. Analizando fríamente las zonas en las que la hirió, la manera en la que lo hizo y la dirección de los cortes, no pretendió arrebatarle la vida en ningún momento. Al contrario, ni si quiera había osado acercarse a sus órganos vitales.
—Otra vez aquí. ¿Vienes a por más?
La voz grave de Eyeless Jack hacía eco por toda la cueva.
—Vengo a hablar, a por nada más.
Lejos de lo que pudiera pensar, era cierto. Todo lo que querían conseguir era información acerca de él, de lo que hacía para sobrevivir, que era o cuanto tiempo llevaba escondido en las sombras de la cueva a través.
El cuerpo oscuro humanoide de Eyeless Jack cayó frente a sus narices, lo que esclareció el misterio acerca de su localización. Se trasladaba colgando de las estalactitas; pero no se resbalaba. Alex supuso que les clavaba las garras para estabilizarse.
—No quiero hablar, quiero estar tranquilo en mi cueva. Vete.
Dejó caer el chaleco al suelo.
—No supongo una amenaza. Podrías destrozarme aquí mismo. —rememoró sus palabras.
Todo era cierto, desde la primera a la última palabra. Estaba totalmente indefensa, lo que implicaba la imposibilidad de alzarme como una amenaza potencial para él. Eyeless Jack era el único que tenía las cosas bajo control.
—Es verdad.
—Quiero saber que pasó en este lugar.
Eyeless Jack pegó un salto, de vuelta al techo. Bufó desde allí, enfadado. La ojiazul podía intuir que no quería hablar acerca de la cueva.
—Desaparece.
No pudo hacerlo, en cambio, fue el quién se escabulló de la zona colgando de roca en roca, camuflado por la completa oscuridad.
Alex recogió el chaleco antibalas del suelo y suspiró. No pasaba nada, los procesos de reinserción eran complicados y llevaban mucho tiempo en la mayoría de ocasiones. Si todo resultaba favorable, pronto se acostumbraría a su presencia sin necesidad de repetir sus apariciones por muchas sesiones más. No quería lanzarse de cabeza a ninguna conclusión que pudiera resultar precipitada, pero Eyeless Jack era inteligente, mucho. Pronto cambiaría su patrón de acción y se adecuaría a su presencia.
Lo fundamental era regular su agresividad en el proceso. Esta primera sesión había comprobado que la teoría de Peter era cierta, Eyeless Jack no se mostraba impetuoso contra alguien, ya sea animal o persona, que luzca desvalido a simple vista.
Desde ese momento todo lo que Peter había ideado sería válido para continuar con la investigación. A Alex le daba muchísimo coraje admitirlo, pero su padre siempre fue un genio. Era asombroso como, con los pocos detalles que fue capaz de proporcionarle, había sido capaz de idear un guión de investigación y no sólo eso, sino que había sido capaz de elaborar unas pautas específicas que seguir en todo momento. Era sencillamente asombroso.
—Me iré pues, Jack. Hablaremos cuando te sientas cómodo.
Se colocó el chaleco en silencio, sin obtener ningún tipo de respuesta. Lo único que era posible escuchar era el sonido del agua gotear por algún sitio.
—Volveré.
Con el tiempo dejaría de ser tan hostil y comenzaría a sentir interés por lo que tenía que ofrecerle. La curiosidad era característica del ser humano. No obstante, Eyeless no parecía humano. Aunque hablara, pensara y actuara como tal, ese pensamiento tan primitivo dejaba mucho que desear.
No importaba. Si era humano o no, era un misterio que resolvería tarde o temprano si la investigación seguía el curso que Peter había ideado. Sólo tenía que ser paciente y obedecer por el momento, hasta que se le ocurriera una forma de terminar con el problema.
Había obedecido a papá toda la vida, podía aguantar un poco más.

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Betrayal | Eyeless Jack
FanfictionEsa época era muy distinta a la guerra, sí, pero en realidad nada había cambiado. Las personas seguían siendo tan déspotas y crueles como en aquel entonces, traicioneras, interesadas y materialistas. Confianza, respeto, lealtad, honor... Todo aquell...