Capítulo 10
Me giré y allí estaban ellos, Damon y Nate, ¿por qué a mí?
-Amelia, ¿eres tonta? ¡Para que dices nada, se supone que te cuento las cosas para que me aconsejes y te quedes calladita, que estás más guapa!- Estaba enfadado y mucho, pero ¿por qué? Ahora yo sabía que iba encerio, aunque ya lo sabía. Damon estaba serio, enfadado y ¿celoso?
-Lo siento.- Susurraba Amelia, estaba realmente arrepentida, me daba pena, yo ya lo sabía y ahora ella se había metido en un problema por ayudarme.
-Dejadlo, ¿por qué? ¿Por qué no querias que lo supiera? Simplemente ahora sé que sí me quieres y no me utilizas ¿entiendes? Y tú, Damon, vete y deja de poner esa cara de amargado. Ahora, adiós.- Cogí a Amelia del brazo e intenté llevarmela de allí, pero no pude, no quería irse, se quedo en medio del pasillo con lágrimas en los ojos y yo salí a paso rápido de allí, enfadada, y con los humos subidos.
Llegué a casa de Bastian, y me eché en la cama, no podía más, estaba agotada. Cogí mi móvil para ver si tenía algún mensaje de Amelia pero sólo encontré mensajes de Marian y Siria, y millones de mensajes y llamadas pérdidas de Damon. Algunos mensajes decían así, "Por favor contesta" esos eran la mayoría pero el primero decía así, "Necesito hablar contigo, lo siento por lo de hoy, estaba en shock y me quedé un poco, no sé, confundido, tal vez porque tú tenías razón, o tal vez porque te aprecio." Y la que me quede en shock fuí yo al leer el último mensaje. Decía así "Si no quieres contestar, no lo hagas, tal vez simplemente me quedé en shock porque.. te quiero"
Sonó el timbre y bajé a abrir, Nate. Comimos una pizza y subimos a mi habitación, estaba sola en casa así que ni había problema en que Nate estuviese aquí. Él se puso a ver la televisión, mientras yo me cepillaba los dientes me cepillé el pelo como todas las noches y me puse el pijama.
Me recosté en la cama al lado de Nate y él apagó la televisión, me miraba de arriba a abajo, y eso me ponía nerviosa. Al final fijó su mirada en mis labios, nos besamos. Me agarró de la cintura y me coloqué sobre él, nos besábamos sin pausa, me faltaba oxígeno. Necesitaba respirar pero me daba igual no pensaba dejar pasar ese momento, no pude evitar desabrochar los botones de su camisa. No iba a cometer ninguna locura, y en ese momento la puerta se abrió.

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Inframundo
De TodoHasta el momento, yo seguía encerrada en aquel tétrico castillo, pero lo que no sabía era que mi vida pudiese dar un giro tan grande en apenas días y luego, mi historia continuaría.