Capítulo veintiseis

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Capítulo 26

Soñe toda la noche con esas palabras.

Te amo. ¡Te amo! Nunca nadie me había algo así. Ni siquiera mi madre. Siempre era algún "te quiero" que significaba mucho.

Te amo.

-Y yo- oí unas carcajadas y me desperté-. ¿Para qué me despiertas con tus malditas carcajadas?

-Eh, eh, eh, ¿te despertaste con el pie izquierdo o qué? ¿Pero que digo? Te despertaste con el pie izquierdo.

-¿De que te reías?

-Estabas dormida diciendo, "y yo" una y otra vez, y dándole besos al aire. No me aproveche de ninguno- Le dí un pequeño puñetazo en el brazo. ¿Como se atrevía? En realidad, me alegraba de que hubiese sido así-. ¿En que soñabas?

-Lo último que recuerdo de anoche es que me dijiste algo. Estuve soñando toda la noche con eso- nos sonreímos mutuamente.

-Me gusta la respuesta- me lancé sobre él y lo besé. Adorable.

Todo era perfecto. No quería que nada cambiase. La próxima semana ees mi cumpleaños, y será el mejor de mi vida. Todos mis sueños se habían hecho realidad.

-Sé tu historia, pero no sé nada más sobre ti -una historia dramática. Quería saber más sobre él.

-Pues no sabes mi historia completa. Mi vida era un desastre. A veces fumaba marihuana para deshacerme del estrés y la tristeza. Pero todo eso cambió cuando te ví por primera vez. A pesar de que no funciono todo a la perfección, yo ya era feliz -un nudo se había formado en mi garganta y no podía deshacerse.

-Pues a mi no me diste muy buena impresión. No empezaste con buen pie. Pero dime, ¿tienes hobbies?

-Me encanta el rugby y cantar en la ducha. ¿A ti?

-Adoro cantar y ver Glee. Eso del rugby y cantar en la ducha, se me recuerda a Finn Hudson, uno de los personajes. Era mi actor favorito, murió. Sobredosis- sonrió tristemente.

-Te parecerá de nenazas, pero a mí también me encanta Glee.

-No me lo parece. Y... ¿grupo de música? Imagine Dragons.

-AC DC.

-¿Cantante? Chica, Lea Michele. Chico, Cory Monteith.

- ¿Eso cuenta como cantante?

-Lo pone en Internet.

-Vale. Sólo tengo cantante chico.

-Pues dilo.

-James Arthur.

-No está mal- no quedamos un segundo en silencio. Nuestras miradas se cruzaban-. ¿Qué miras? ¿Tengo algo en la cara?

-No, sólo que eres preciosa -con el desayuno en el suelo, comenzó otra vez lo que había pasado por la noche. No duró tanto. Pero fue realmente increíble.

Llegó la hora de marchárse, pero no sin antes recordame algo.

-No usámos protección. Anoche si, pero no antes. Tómate la píldora. Adiós -me dió un beso corto y se fue.

Una semana después...

Por fin iba a cumplir los dieciocho. Habían pasado tantas cosas desde el día en que llegué. Pronto le devolvería el reino a mi padre, es lo mejor que puedo hacer.

Mis padres me habían invitado a su casa para celebrar mi cumpleaños. Así que, cogí las llaves del coche y me encaminé hacia mi "fiesta".

- ¡Cariño, felicidades! Pasa, pasa- me senté en el sofá, esperando... algo-. Tenemos un regalito para ti. Toma.

- ¡Guau! ¡Las seis temporadas de Glee en DVD! Gracias, muchísimas gracias. Adoro esta serie, es realmente genial. Me encantan los actores, los personajes...- Apareció Bastian por la escalera y me cortó.

-Mamá, te dije que no era buena idea. Ahora se pondra a hablar de esa estúpida serie y no parará hasta contarnos todos los capítulos. Palabra por palabra.

-De estúpida nada. Es la mejor serie del mundo.

-Lo que tú digas- iba a contestarle, pero sonó mi móvil.

Nate.

-Felicidades. Tenemos problemas. ¿Recuerdas la semana pasada, cuando me quedé a dormir en tu casa? Pues ahí viene el problema. No te lo puedo decir por aquí. ¿Dónde estás? Te iré a ver enseguida- estaba serio y nervioso. ¿Problemas? No quiero problemas el día de mi cumpleaños.

-No quiero problemas justamente hoy.

-Es importante. Una de las cosas más importantes que te van a pasar en la vida.

-Estoy en casa de mis padres.

Tenía curiosidad, pero eran problemas. Todo tiene solución. Phoenix llegó antes que Nate. Es mejor amigo, sólo eso. Mételo en tu cabeza. Por muy sexy e irresistible que sea, estoy mejor como estoy. Tal vez sintiése algo por él, lo admito. Pero Nate es mejor elección. ¿Pero por qué le doy tantas vueltas? Estoy todo el día con lo mismo.

Nate llegó, pero se quedo en la puerta.

-¿En tu antigua habitación, hay baño?

-Sí, ¿por qué?

-Vamos arriba, rápido.

Todo era tan misterioso. Media hora sin saber de que se trata ese problema. Pero mi misterio se desvaneció cuando Nate me dio una bolsa y descubrí el contenido.

-Tiene que ser una broma.

-Es enserio. Axelia, por favor.

-Dios mío. Esto no me puede estar pasando. ¡Tengo dieciocho años! ¡Maldita sea! Llevo menos de dos años viendo mi vida y ahora tal vez tenga un hijo. No puede ser verdad.

-Lo siento. Pero no esta asegurado. Tienes que hacerte un par de pruebas, puede haber alguna que esté mal.

-Voy a hacerlas. Las tres. Y no fue tú culpa, me olvidé de tomar la píldora.

-¡Maldita sea, Axelia! ¡Te lo avisé!

-Lo siento. En caso de que lo esté, no te tendrás que hacer cargo de nada. Te puedes ir del país, si te parece bien.

-No me voy a ir a ningún sitio. Te quiero, Axelia. Y si hay dentro hay una vida, también la querré -no tenía palabras, así que lo besé. Fue un acto reflejo. Simplemente lo quería. Hay personas que dicen que el amor no existe, que es nuestra imaginación quien lo crea. Pero yo lo he sentido, y esas personas no.

Entré al baño y saqué la primera prueba de la caja. ¿Preparada, Axelia? Sí. Hice la prueba y salió negativo. Gracias a dios.

La segunda prueba. Positivo.

Y la tercera, era la decisiva. Si daba positivo, estaba embarazada. Si no, no lo estaba. Tragué saliva e hice la prueba.

Salí del baño y Nate estaba caminando sin rumbo por mi habitación. Cuando me vio salir se paró y me miró.

Asentí.

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