Dave no me toco esa noche. Eso fue bueno, porque si lo hubiera hecho, me habría matado. Me hubiera gustado detenerle, pero no siempre consigo lo que quiero.
Por ejemplo, no había querido dormir en casa de Dave pero él había insistido. Yo sé por qué. Él no quería que fuera con Alfonso. Quería verme, controlarme, conservarme.
Es curioso, porque hace sólo unos días quería ser controlada; realmente no importaba cuánto de ese control venía de dentro y qué tanto venía de fuera. Era bueno, siempre y cuando me mantuviese en el camino predeterminado. Tenía tantas metas: el éxito en mi carrera, el respeto de los de mi sector y de los que amo... pero sobre todo, mi objetivo era no ser Melody. Mi hermana había rechazado todas las rutas disponibles para ella. Había corrido por entre los árboles, apartando las ramas, haciendo caso omiso de las espinas que arañaban su piel, ajena a los seres vivos que aplastó bajo sus pies.
Alfonso me dijo que si elegía a Dave sobre él, estaría eligiendo la prisión sobre lo desconocido. Había respondido que todos vivimos en una especie de prisión. Por lo menos la jaula con Dave es dorada.
Sin embargo, al estar encima de su cama, viendo a este hombre que una vez amé, nada en esta habitación parece brillar.
Una vez más pienso en la violencia. Pienso en ponerle una almohada sobre su cabeza y no dejarle escapar. ¿Sería capaz de combatir? ¿Y si no puede? ¿Podría encubrir el crimen?
Alucino, sorprendida por la oscuridad de mis pensamientos. Ni siquiera son las 6 a.m. Tengo que salir de aquí. Porque si Dave tiene razón, si no puede confiar en que voy a resistir la tentación, los dos tenemos un problema.
Me escapo a la cómoda. No he pasado la noche aquí desde hace tiempo. Siempre nos quedamos en mi casa. Vivo cerca de mi oficina, y de la de él. Pero hay otra razón por la que prefiero mi lugar. En mi casa... se respira. Incluso cuando las cosas eran buenas, había encontrado la casa de Dave un poco agobiante. Nada fuera de lugar. Libros y CDs alfabetizados y las esquinas de cada hoja se sacan y se meten con precisión militar.
Pero alguna vez me convencía para quedarme y para esas raras ocasiones tenía algunas cosas, incluyendo un poco de ropa de gimnasia, escondida en un cajón que Dave había asignado para mí. En el armario encuentro mis zapatos de tenis y meto en ellos mis pies mientras Dave sigue roncando.
***
Una vez fuera, empiezo a correr a la velocidad de un criminal. Mi forma huele a pánico, no atletismo.
Pero a medida que me alejo, me detengo a un ritmo más lento. Mi corazón está acelerado, aunque mi respiración se acompase a mi paso. El aire es fresco y estimulante, los golpes de mis pies hacen de tambores que traen una serie de nuevas ideas.
Por primera vez, me pregunto si hay una tercera vía. Un camino diferente, que pueda tener algunos baches, pero no abismos. Si voy con cuidado, aunque no todas, igual puedo evitar la mayoría de las espinas. Las hojas secas crujen bajo mis suelas de goma cuando paso por el camino que recorren las casas crema de Woodland Hills. Cada jardín delantero está perfectamente cuidado, cada puerta protegida por su propio sistema de seguridad.
Hay espinas y hay espinas. No creo que pueda sobrevivir a la humillación o al dolor que provocaría mi historia a mis padres. Sé que no puedo sobrevivir a la destrucción pública de mi carrera.
Ellos pensaran que me puse de rodillas y chupe su polla para conseguir la cuenta.
No es cierto, pero no importa. Mi maestría en Harvard Business School, todo mi trabajo profesional y los logros difíciles, todo va a ser echado por la resaca de la opinión pública. Toda mi carrera se tirará al mar y se perderá para siempre.
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El desconocido (AyA)
Novela JuvenilTrilogia erótica. HIstoria original Kyra Davis. Soy responsable, previsible, fiable. La chica en la que todo el mundo confía. Menos esta noche. Esta noche seré la chica que se acuesta con un completo desconocido. Anahi Puente es una adicta al tr...