Final parte II

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¿Quien será?...




Mantengo mis ojos cerrados, insegura si la voz que escuché era de mi recuerdo o de un hombre que estaba junto a mí. Y no cualquier hombre...

Mi agarre alrededor del vaso se aprieta, mi respiración se acelera un poco.

Escucho el sonido de algo siendo dejado caer en la mesa. Mantengo mis ojos bajos. Un mazo de cartas. Una pica en la cubierta de la caja abierta, una solitaria reina de corazones sacada hasta la mitad, como si estuviera tratando de huir. No alzo la mirada pero puedo ver sus piernas, veo sus fuertes manos a los costados, como si estuviera esperando sostener algo.

—¿Te gustaría hacerlo interesante?

Es sólo en ese momento cuando me permito mirarlo a los ojos. ¿Siempre estaban así de tormentosos? ¿Tan esperanzados? Quiero moverme hacia él pero en cambio alcanzo las cartas.

—Pensé que eso era lo que estábamos haciendo —digo mientras saco el mazo, las mezclo con habilidades moderadas.

Se siente enfrente de mí, mira las cartas bailar.

—Más interesante —dice suavemente—. Si tengo una mejor mano, nos iremos de la mesa y tomarás algo conmigo.

—¿Y si yo tengo la mejor? —pregunto. Las palabras son difíciles de sacar, las emociones muy cercanas a sumergir para mantener mi voz igual.

Él pone su mano encima de la mía, encima de las cartas, parándolas.

—Entonces yo tomaré contigo.

La callosidad de sus palmas parecen más duras que lo que recordaba, la tensión entre nosotros más fuerte.

Gentilmente me alejo.

—Tomaré, pero no estoy lista para irme de la mesa. —Continúo revolviendo y luego muy cuidadosamente reparto las cartas—. No todavía.

El observa mis movimientos; hay un destello de confusión cuando pregunta qué estamos jugando.

—Heads up póker —digo, las palabras un poco cortantes.

—¿No blackjack?

—No. —Levanto mi mano—. Es un lugar diferente, un tiempo diferente, un juego diferente. —Alzo mi mirada a la suya, mantengo su mirada—. Y como todos los juegos este tiene reglas. ¿Estás listo para jugar con las reglas, Mr. Herrera?

Su boca se curva en una esquina. Lentamente recoge sus cartas.

—¿Deberías apostar con monedas?

—Con secretos —digo—, y respuestas.

—¿En serio? —pregunta.

Una pareja entra al bar, sus voces están muy altas para este bar poco iluminado. Por la esquina de mi ojo veo sus tacones con punta de metal golpeando contra el suelo.

—Suena como si estuvieras inventando las reglas, Anahi —dice él.

—Y cambiándolas en un instante —digo—. Pero la estructura básica del juego, se queda pura. ¿Entendido? Podemos ser creativos con cómo y qué arriesgar pero el juego es póker. Las reglas son lo que son.

Él asiente, mira sus cartas.

—No estoy seguro de saber cómo apostar un secreto.

—Te enseñaré —digo, mi concentración en las cartas. Pongo mi mano en la superficie de la mesa como si estuviera tocando algo invisible—. Apuesto el secreto.

El desconocido (AyA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora