Capitulo 13

1K 87 6
                                    

Acababa de abrir la puerta de mi coche cuando le oí llamarme por mi nombre. Me giro para ver a Alfonsoacercarse a zancadas hacia mí.

—¿Dónde está? —pregunta, su voz es firme pero puedo escuchar el trasfondo de agresión.

—Se fue. Como dije en el texto, se ha terminado.

Estudia mi cara y luego mira alrededor para ver si puede detectar a Dave.

—Él no va a darse por vencido tan fácilmente.

—Nada acerca de esto fue fácil —digo.

—Hablará con Freeland. Él es así de insignificante. Sólo tienes que mirarlo para verlo.

—“Insignificante” no es la palabra adecuada —agrego pero no puedo pensar en la adecuada. La única palabra que viene a mi mente es perdido—. Él no va a hablar con Freeland.

—¿Por qué no?

—Porque él es como el resto de nosotros, se guía por el interés propio. Ya no hay nada más para él. Le sirve más simplemente alejarse.

Alfonso niega con la cabeza, incapaz de aceptar que cualquier hombre aceptara tan fácilmente la derrota. El viento sopla, haciendo que los árboles retumben por encima de nuestras cabezas, las hojas caen entre las piedras. Alfonso mira hacia abajo y levanta mi mano izquierda.

—¿Se llevó el rubí?

—Se lo di.

Un destello de aprobación, tal vez incluso alivio.

—Vayamos a mi casa. Podemos pedir comida china y conversar. Sé que quieres confiar en él, pero tenemos que estar preparados.

Una hoja seca cae en mi zapato. El árbol no la necesita. Tiene un montón de otras hojas más verdes y más saludables para adornar sus ramas. Esta hoja aquí está muerta. Debe de haber muerto en la vid, mucho antes de haberse desprendido. Pero me pregunto si el árbol la extrañará de todas maneras.

—Creo que me gustaría pasar la noche en mi casa —digo.

—De acuerdo, nunca he estado en tu casa…

—No, quiero estar a solas.

Por un momento, puedo ver su confianza vacilar, seguramente pensando que los días en que lo alejaba habían terminado. Tal vez es así, pero esta noche tengo que llorar por una relación que fracasó.

Puse mi mano en su brazo.

—El lunes iré a tu casa, o tú puedes venir a la mía, si quieres. Pero estoy cansada, Alfonso, de muchas maneras. Tienes que darme unos días para recuperarme.

Él asiente, entendiendo.

—Mi coche está estacionado en el aparcamiento en la siguiente manzana. Camina conmigo hasta allí, hay algo que quiero darte.

Asiento con la cabeza y camino a su lado. En algún momento él toma mi mano, frota su pulgar hacia atrás y adelante sobre mi dedo anular desnudo. Se siente raro, estar tomados de la mano en público de esa manera. De hecho, todavía se siente incorrecto.

Pero, ¿cuánto tiempo he estado fantaseando con estar en una relación con este hombre? En navegar lejos con él, escalar las pirámides mayas, hacer el amor en el suelo del Musée... en mi mente Alfonso y yo hemos sido pareja desde hace algún tiempo.

Y sin embargo, nunca nos imaginé caminando por una calle de LA tomados de la mano.

—¿Asha fue un problema hoy? —preguntó él.

—No, Asha no. Hoy fue Tom quien me trató como a una prostituta.

Las palabras salieron rápido de mis labios antes de que mi mente tuviera tiempo de participar, antes de que pudiera recordarme a mí misma de quién estaba hablando.

El desconocido (AyA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora