Casi había llegado. El próximo día, a esta misma hora, iba a estar sola, y mi alge en Dios sabía en qué lugar. La reunión de los alfas había sido fácil. Todos presentamos a nuestros guerreros y luego nos devolvimos a nuestras manadas sin otra palabra. Bueno, dirigida a mí. Todos sabían que yo no estaba de acuerdo con Cole y el que mencionara algo al respecto se iba a llevar un hermoso recuerdo de mi parte.
— ¿Qué falta?— dijo Cole desde su cama. Yo suspiré.
—La computadora portátil, ese libro con el que siempre te veo y esto— dije, quitándome el collar. Era nuevo y lo había utilizado desde el día en que lo había comprado con toda la intención de que absorbiera mi olor.
Cole se sentó y poco a poco se arrastró hasta el borde de la cama, donde yo estaba preparando su maleta. Puse la cadena, que era simple, dorada con una pequeña placa colgando en el centro que leía “C & I”, alrededor de su cuello y la ajusté.
—La compré para que— pero no me dejó hablar. Selló mis labios con los suyos en un beso lento, calmado, con ternura.
—Para que tenga algo con que recordarte— dijo, manteniéndome en mi lugar con sus manos en mi rostro, y yo asentí—. Pero no necesito una cadena para eso, Belle.
—Lo sé, pero…solo quería que tuvieras algo de mí cuando estuvieras lejos.
—Te voy a tener a ti— sonrió ligeramente— y tú también a mí, aquí— bajó su mano y la colocó sobre mi corazón— por siempre.
Sonreí y me incliné hacia adelante para darle un pequeño beso.
—Promete que llamarás todos los días, cuantas veces puedas. Y regresarás entre trabajos— dije y asintió—. Y me dejarás saber si estas lastimado y si las cosas se ponen peligrosas y si hay lobas estúpidas que no saben lo que es un alge— eso último se me escapó.
Cole se rio.
—Muy bien, alfa. Entendido— hizo una señal militar. Yo le di un manotazo sonriendo y volví a la maleta.
— ¿Dónde es la primera tarea?— pregunté, acomodando las últimas piezas de ropa.
—Los Antonelli.
—Stefano y Evelina—dije sonriendo— los italianos. Por lo menos no tengo de qué preocuparme.
La manada Antonelli, junto con la manada Hollows, y obviamente, los Grace y los Vlad, estaban de nuestro lado en la guerra con Uriel. Del otro lado estaban la manada de los Eklof, los Deireens, Silver Light y los malditos Montenegro.
—No tienes que preocuparte por nadie, Belle. Para ellos, soy neutral— sentí como si me hubiera empujado.
— ¿Qué?— dije dando un paso atrás.
—Los guerreros deben ser neutrales— alzó la mano para callarme— eso no significa que lo sea, pero ellos me considerarán así. Además de que la manada que ataque un guerrero va de cabeza a una guerra con el resto de las manadas, es ley.

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Alges: La Alfa
LobisomemYo: Isobelle Vlad. Soy una chica de diecisiete años con problemas para controlar mi ira y una obsesión con los vampiros y hombres lobo. El: Cole McWilliams. el es un hombre lobo temperamental de diecinueve años que se cree que le pertenezco. Asi qu...