Capítulo 42

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Isobella estaba fuera de control, pero por lo menos eso funciono para hacer que todos y cada uno de los miembros de Blood Moon detuvieran su matanza. Bueno, ¿si ves a tu alfa con el cabello hecho un desastre, con una camisa ancha cubierta de sangre que deja al descubierto los moretones en sus piernas no vas a llevarle la contraria o sí? Cuando noto que la situación había cambiado y que estaba al mando una vez más me dejo salir a la superficie para dirigir la búsqueda de Aqua.

— ¿Dónde están Rick y Troy?— Le pregunte a Cole mientras caminaba. Todos me abrían paso en las calles ensangrentadas. Dios santo, lo que quedaba de la manada Montenegro eran ruinas…

—Belle…

— ¡No quiero Belles o amores o cariños, quiero que me contestes la maldita pregunta!— A lo mejor no estaba al mando completamente…

— ¡Isobelle! ¡Isobelle por favor!— Dijo alguien a lo lejos. Mis ojos se dispararon en diferentes direcciones pero no lograba encontrar a nadie. Fue cuando doble la esquina que lo vi justo en el medio de una emboscada- con mi hija en brazos.

— ¿Pero cómo se atreven a…?— No pude terminar la oración porque ya había cambiado de forma. Isobella volvió a tomar el control y no me dio tiempo de hacerla cambiar de opinión.

Traté de luchar contra ella, de volver a controlarme, pero era demasiado tarde. La loba embistió a los cuatro hombres sin dudar, aunque pertenecieran a nuestra manada. Lo hizo en la misma manera en la que me hizo terminar a Kiroh: sangre y tripas por todos lados. Era irreconocible. Los chicos no tenían una posibilidad. Habían muerto en menos de un minuto.

Esta vez no me importaron las miradas, ni la de Cole. Cambie de forma aunque estaba desnuda y tomé a mi bebé en brazos. Estaba furiosa, sí, pero eso no disminuyo la alegría que sentí al poder cargarla por primera vez. Era tan liviana, su piel tan suave y ella tan hermosa. No me importaba nada, solo el rayo de felicidad al que no le importaba la sangre, los dientes o las garras al momento de abrazarme. Ella solo veía a su mamá.

—Hola, hermosa— dije sonriéndole—, hola, bebé.

Alguien me ofreció una manta y Viktor la tomo, envolviéndome con ella, porque Cole parecía una estatua en la esquina mirándonos de una manera que no podía comprender.

—Belle, Belle, Abigale— dijo Viktor—. Sé que por ella casi te metes en problemas, pero…

—Pero ella cuido a mi bebé— dije asintiendo—. ¿Dónde está?

—En un bunker bajo la casa, junto con mi alge y mi madre— dijo. Le di una mirada.

—Tu hermana y tu alge no serán lastimadas, eso te lo prometo.

— ¿Y mi madre?— Me preguntó con los ojos muy abiertos.

—Ella sabía de todo esto, ¿verdad? Ella fue la que detuvo a Montenegro hace un rato. La que dijo “deja a la loba en paz por un día”— Viktor asintió lentamente. Yo no le respondí, simplemente busque alguna cara familiar entre la muchedumbre. Una morena dio un paso al frente.

— ¿Qué necesitas, alfa?— Preguntó Lilith. Mi boca se abrió del alivio que sentí al verla, pero se cerró y formó una línea fina al notar la ausencia de una marca en su hombro. Rick. Rick. Rick. Rick. Rick. Estúpido e irremplazable Rickardo Enniok.

—Bu…— Aclaré mi garganta—. Busca a las chicas, Abigale y la alge de Viktor, que nadie les haga daño.

— ¿Y la madre?— Preguntó mirando a Viktor.

—No la lastimen…pero no la liberen. Es prisionera de Blood Moon hasta nuevo aviso—. Ella asintió y se dio la vuelta—. Espera, ¿Lilith?

— ¿Si?

— ¿Dónde…?— Tomé un respiro—. ¿Dónde está Beta Enniok?

Ella pareció estar suspendida en el tiempo. Me miró, negó con la cabeza y desapareció entre los lobos antes de que pudiera decir algo. Salió una mezcla entre un sollozo y un grito de mis labios, pero me lo tragué. No iba a hacer una escena mayor frente a todos. Posé mis ojos en cada uno de ellos: rostros cansados, rostros enojados y rostros dolidos, y luego miré a Aqua. Un alma inocente en esta carnicería.

—Deberían morir todos— dijo alguien en la multitud.

— ¿Ah, sí?— Dije, balanceando mis manos entre la manta a mi alrededor y Aqua.

—Ellos destruyeron nuestra manada— dijo otra voz.

— ¡Asesinaron a mi alge! ¡Violaron a mi hermana! ¡Derrumbaron mi casa!— Dijeron diferentes personas.

— ¡Ellos asesinaron a mi familia!— Grité y guardaron silencio. Miré a Cole—. ¿No es cierto?— Él no dijo nada—. ¿Mamá?— Asintió—. ¿Zeva, Rick?—Volvió a asentir. Estaba segura de que lo único que me mantenía de pie era el tener a Aqua en mis brazos—. Maldita sea, ¿Hubo alguien más que sobrevivió?

—Troy y Clyde— dijo.

— ¿Avery, Megan?— Negó. Cerré los ojos. Esto no lo iba a poder aguantar…—Y…— Tomé un gran respiro—. ¿Y Matthew? ¿Mi hermano está vivo?

—Sí— dejé salir un suspiro aliviado.

Esto era la definición de agridulce. Estaba libre, tenía una hija preciosa, tenía a mi hermano, a mi alge y a tres de mis amigos, pero mis dos madres estaban muertas, mi mejor amigo me había dejado, los dos idiotas que siempre me acompañaban a todos lados se habían ido al otro mundo juntos y mi manada acababa de cometer una masacre. Tragué.

—Todos hemos perdido algo por culpa de los Montenegro— dije, dirigiéndome a todos los presentes—. ¿Pero eso significa que debemos eliminar a toda una manada en represalia? No. Esto es una manada como la nuestra. Hay gente mala y gente buena, justo como la hay en Blood Moon. Sé que perdieron a muchas personas, sé que se sienten enojados y tristes y quieren venganza, porque yo también me siento así, pero esto no es la respuesta.

Aqua balbuceo algo inteligible y me agarró el pelo. Yo sentí que me iba a romper en mil pedazos.

—Aquí hay personas buenas, igual que ustedes, a las que están lastimando por algo que no hicieron, ¿o me van a decir que este lugar se quedó vacío aquel día porque todos se fueron a masacrar a nuestra manada? No. Se fueron los guerreros, como es típico en una guerra, ¿no es así?— El grupo asintió—. Estoy segura de que ya obtuvieron suficiente venganza contra ellos— dije mirando los cuerpos apilados—. Ya es hora de irnos a casa.

— ¿Y los Montenegro restantes? ¿Los vas a liberar?— Dijo una mujer.

—La luna— que era la esposa de Montenegro— tendrá que responder a mis preguntas antes de que yo decida qué hacer con ella—. Le di una mirada de reojo a Viktor, pero él seguía mirando el suelo—. Abigale, Viktor y sus alges no van a ser tocados. Ellos se quedaran al mando aquí—. Los ojos de Viktor se abrieron como platos.

— ¿No vas a apoderarte de esta manada?— Preguntó.

—No necesito más problemas de los que ya tengo. Además, tú serás un buen alfa—. Volví a mirar a la multitud—. Son hijos de un hombre al que quiero ver antes de que le hagan nada, si aún está vivo— dije, dejando salir una risa amarga—. Pero ellos no tienen la culpa de sus errores, al contrario, les debo la vida entera. Ellos me ayudaron y cuidaron de su futura alfa. De no ser por ellos esta bebé no estaría aquí.

— ¿Esa es su hija, alfa?— Dijo la misma mujer, los ojos brillando.

—Así es— dijo Cole. Por fin se acercó a nosotros. Ahora entendía esa mirada. Asombro—. Esta es nuestra hija, su futura alfa, Aquarius.

—Muy bien, ahora que ya nos presentamos, ¿nos podemos ir a casa?— Dije, dejando salir algo del cansancio en mi voz.

Cole me miró y luego miró a la niña que nos miraba a ambos con ojos llenos de preguntas.

—Sí, ya es hora de irnos a casa— dijo.

Alges: La AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora