Estaba caminando por el pueblo sola, o aparentemente sola porque sabía muy bien que Aquarius estaba rondando el área. Quería pasar un tiempo sin mamá, Zeva, Rick o Aquarius asfixiándome. Terminé en un pequeño restaurante después de comprarle un juguete que me llamó la atención a Mateo. Los dueños del restaurante eran un lobo y una humana, su alge. No pude evitar sonreír cuando recordé el día en que había conocido a Cole: gritos, corridas, moretones y todo incluido. Me pasé la mano sobre la barriga por instinto.
—Gracias—dije cuando el mesero colocó la comida frente a mí—. Espera, espera, mírame.
El chico subió la mirada y luego la bajó avergonzado.
—Isobelle— dijo haciendo una referencia.
— ¿Qué demonios haces aquí Lyall? ¿No se supone que estés en la escuela?— dije cruzando los brazos.
—Yo…
—Sin mentiras.
Hizo un sonido y miró hacia arriba antes de contestar.
—Trabajo aquí.
—Eso lo deduje. ¿Por qué? Y ¿Qué pasó con la escuela?
—Necesito dinero— se encogió de hombros— y había adelantado clases en mi manada…—Tomó un respiro profundo. Aún le era difícil hablar de su manada—. Así que tengo varias horas libres por clases que ya tomé.
— ¿Y no habías pensado en decírmelo?
—No, Isobelle. Tú ya me has dado suficiente. Cualquier otro alfa me hubiera asesinado en el mismo momento en que crucé la frontera para evitar cualquier tipo de competencia. No tú. Tú me has dado un techo, comida, escuela, entrenamiento…—suspiró—. No tengo cara para pedirte algo más.
—Lyall, no me molesta. Eres como parte de mi familia ya. Y por lo de competencia, bueno, si esta manada aguanta dos alfas puede aguantar tres— le sonreí—. Ahora, dime, ¿Para qué quieres dinero?
Abre la boca, la cierra, la abre, la cierra, me mira, mira la lámpara, mira a las otras mesas- se rinde.
—Quiero un apartamento—. Fruncí el ceño—. Eh, eh, eh, no me mires así. No es por qué no me guste vivir con ustedes ni nada, es solo que…quiero independizarme. No quiero causarte tanto trabajo.
—Y vuelve con lo mismo…
—Por más que me lo digas lo voy a seguir pensando. Te voy a quedar a deber toda la vida, solo quiero deberte menos— me sonríe.
—Bueno— dije preparándome para comer— si hay algo que te puedo conseguir es un lugar para vivir. ¿Has visto algún lugar que te interese?— Asiente dudosamente—. Dame la dirección y considéralo hecho— sus ojos se amplían—. Pero, necesito algo de ti. Siéntate, no vas a seguir trabajando aquí de todas maneras.
Él se ríe y se sienta frente a mí.
—Usted mande, alfa.
—Esto es confidencial, ¿Oíste?—Asiente—. No, no asientas. No se lo puedes comentar a nadie: ni a Rick, Zeva, Clyde, Cole, nadie. ¿Entendido?
—Sí.
—Muy bien— miré alrededor antes de acercarme—. Necesito que me digas quien en esta manada está relacionado o pertenece a la familia Strauss— me mira—, eso es.
—Oh. ¿Eso?
—Sí, eso. Lo más pronto posible.
—Hecho. Pero aun así quiero trabajar…
— ¿De mesero?
—De lo que sea.
—En El Centro siempre necesitan ayudantes. ¿Te gustaría ser el asistente de Clyde o Megan?
Su sonrisa de oreja a oreja es mi respuesta.
—Muy bien, entonces. Cuando salga de aquí iré directo a hablar con ellos.
~*~*~*~*~*~
Clyde se había ido de la casa. Había tomado residencia en El Centro lo más rápido que pudo así que no lo veía mucho. Me decía a mí misma que no me molestaba, que esto- el que él me evitara desde que se enteró de mi embarazo- era lo que iba a pasar desde el principio y que debí habérmelo esperado, pero me estaba mintiendo. Me molestaba, mucho. Era egoísta y lo sabía: yo había hecho clara mi elección, me había enlazado y ahora iba a dar a luz el fruto de ese enlace, pero eso no evitaba que me sintiera mal.
Su cuarto era el último. La puerta era de metal, idéntica al resto, pero en la parte de al frente había un cuadro de madera con “Entrenador Clyde Gales” escrito en él para distinguirlo. Estaba a punto de abrir la puerta de su cuarto cuando un gemido me hizo congelar. Por un momento me preocupé, hasta que entendí bastante bien lo que estaba sucediendo tras esa puerta. Di un paso atrás, como si me hubieran golpeado y tragué el nudo que se me había formado en la garganta.
— ¡Belle!— gritó Megan desde el final del pasillo. Antes de que le pudiera responder la puerta a mi lado se abrió, revelando el rostro sudado de Clyde.
— ¿Belle?— dijo confuso. Abrí la boca, pero ningún sonido salió. El copió mi movimiento—. Yo, uh, ah…
—Hola— dije. Tomé un gran respiro. Había olvidado como se veían sus ojos de cerca. O cómo me sentía con él—. Yo solo vine para…
—Isobelle, yo…— salió, cerrando la puerta tras de él. Tenía puesto unos pantalones que obviamente se había puesto en un apuro: estaban desabotonados y no traía nada bajo ellos. Alcé un dedo.
—No. No digas nada— dije cerrando los ojos—. No es mi problema. Ahora, como estaba diciendo. Vine para informarte que desde mañana Lyall será tu asistente. Pienso que le serviría practicar sus técnicas de defensa con alguien a quien no este acostumbrado— tome otro respiro, me arreglé el traje—, eso es todo. Hasta luego. Disculpa la interrupción.
Me giré y caminé hacia una Megan petrificada lo más rápido posible.
—Te ves hermosa embarazada, ¿Sabes?— me volví a girar. Clyde me sonrió con la boca cerrada y cerró la puerta.
Me quedé con ganas de decirle algo, aunque no sabía qué exactamente. Megan habló.
—Lo ha golpeado muy duro, tu embarazo.
—Lo sé— susurré. Sacudí la cabeza y me volteé para verla. Su cabello estaba recogido y su ropa era deportiva. Sólo ahora notaba el grupo tras de ella.
—Alfa Vlad— dijeron todos en unísono cuando los miré e hicieron una leve reverencia.
—Chicos—dije saludándolos con la cabeza—. Mejor no les quito su tiempo. Nos vemos luego.
Me fui con un sentimiento extraño mientras escuchaba los murmullos. “Gales estaba con una chica, ¿No?” “¿Qué esperaba?” “Es la alfa, puede tener a McWilliams y Gales si quiere.” “Es una perra.” “Alguien tocó su boytoy.” “Imagínate lo que le hará a la chica cuando sepa quién es, uff.” “Zorra. Tiene alge y busca al ex.” “Que pena.” “No me gustaría estar en los zapatos de Gales.” “Ni en los de Lugosi.”
— ¿Lugosi?— dije volteándome lentamente para mirar a Megan. Estaba petrificada junto al grupo. Mi quijada estaba apretada y estaba segura de que si Isobella estuviera despierta ya hubiera cambiado de forma—. ¿Clyde esta con Tara?
—Belle…
— ¡Contesta Megan!— Ella brincó por mi tono de voz.
—Están juntos desde hace un tiempo, Belle. Tara es la segunda alge de Clyde.

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Alges: La Alfa
WerewolfYo: Isobelle Vlad. Soy una chica de diecisiete años con problemas para controlar mi ira y una obsesión con los vampiros y hombres lobo. El: Cole McWilliams. el es un hombre lobo temperamental de diecinueve años que se cree que le pertenezco. Asi qu...