Días oscuros

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[CARLOS]

Me despierto por la mañana, nervioso y angustiado, hace ya varios días que nada es normal, me siento oprimido todo el tiempo, estoy siendo excluido por mi familia por alguna razón, y lo peor son las noticias de la actualidad, solamente se habla y se habla más sobre los países que mueren por la maldita plaga tras los últimos 3 años de guerra. Yo soy Carlos, un simple chico de cabello largo, desarreglado y castaño, de complexión delgada, y un poco tonificada, alto.
Es muy temprano, son las 3:21 a.m. y no tengo sueño, simplemente me siento mal, decido volver a entrar a Internet un rato para despejarme, "me dará sida por Facebook" era la frase de una vieja amiga cuando parecía que las redes sociales se hacían mas reales que lo real, pero de igual forma el estrés me hará daño, entre mensajear con "ella" y ver vídeos, el tiempo ha volado, me baño y me arreglo para ir a la escuela, y como es típico, mis amigos se ríen de mi por el miedo que siento, yo me pregunto ¿Es tan estúpido sentir miedo? y peor, ¿Qué gracia tiene sentir miedo con la inquietud de poder morir en un ataque cualquier día? me sorprende incluso que el trabajo y la escuela no estén afectados por esta situación...

Pasan los días, todo solamente empeora, hace tan solo 15 días aún se iba a la escuela; por desgracia mi padre aún trabaja y como era maestro, debió buscar un trabajo nuevo.
Me sigue asustando la gran vigilancia que consigo ver por la ventana tras el toque de queda a partir de las 8:00 p.m. que fue impuesto hace tan solo una semana, esto ha dejado de ser una broma hace mucho, y desafortunadamente, solo pocos como yo se dieron cuenta; he empezado a esconder comida enlatada y agua embotellada que consigo con mi dinero, vendiendo mis antiguas pertenencias e incluso robando, odio que las cosas sean como son ahora, ya ni siquiera puedo ver a mis amigos, extraño sus burlas, extraño que se rían de mí, extraño molestarme con ellos y golpear a Leonardo, en pocas palabras, extraño vivir.

Suena mi celular a las 9:13 p.m. extrañamente aún hay red celular.

—¿Hola? ¿Quién habla? — Pregunté sorprendido y a la vez asustado por la sorpresa que me dio el ringtone.

—Hola "Carl"— Escuché tres voces.

—¿Luis? ¿Con quiénes estás?— Me tranquilicé.

—Ven con nosotros bro— Distinguía las otras dos voces ahora.

—¿Mike? ¿Leo? ¿Pero cómo es que? ¿Cómo lograron juntarse?— Me emocioné pero tenía la enorme duda en mi.

—Estamos por la deportiva, no hay nadie, ni siquiera los pinches polis, ¡Ven Carl!— Los tres hablaban al mismo tiempo.

—No creo, neto perdón, pero creí que estaban en una casa, ya sabes como soy, ¿Y qué tal si los ve un policía, o un militar? lo más seguro es que les dispare— Respondí tan amargado y aguafiestas como siempre.

—Oh pues, entonces ching...— Se cortó la llamada.

Luis, tan gracioso, atrevido e ignorante como siempre, con Mike haciendo lo que sea que le pida y Leonardo, mi mejor amigo, que solo obedece por una maldita apuesta, estoy seguro que si no fuera tan fiel a las apuestas, no estaría ahí; espero que las cosas no sigan empeorando, que todo se resuelva y que desaparezcan por fin estos días oscuros.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- Fin del capítulo 1

El comienzo después del finDonde viven las historias. Descúbrelo ahora