La paz después de la tormenta

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[CARLOS]

Miraba hacia el kiosco desde el balcón del segundo piso, nuevamente, igual que hace un año, los suelos se cubrían de húmeda, blanca y fría nieve, suspiré dejando salir una nube de vaho hacia el aire frío de la ventisca del invierno, entonces di un sorbo a mí café, amargo y dulce, demasiado cremoso como me gusta, exhalé una nueva nube pero está vez era vapor de la bebida caliente mientras mis manos sujetaban la cálida porcelana blanca, al colocar la taza sobre el barandal la nieve rápidamente se derretía, era algo satisfactorio de ver para mí.

—¿Por qué estás despierto? Son las 8 a.m.— Me dijo mi hermano al aparecer detrás de mí.

—Es una hora normal para despertar— Le respondí.

—No para ti, tú despiertas hasta el medio día— Dijo con un tono burlón.

—Quisiera cambiar eso, despertaré temprano y ayudaré a Dante a abrir la herrería en lugar de llegar más tarde— Coloqué nuevamente el café caliente sobre la nieve para derretirla.

—Desde hace unas semanas estás actuando raro, si necesitas algo puedes decírmelo, de verdad— Me puso una mano en el hombro.

—Tuve un sueño que más bien fue un recuerdo, Danae, pude matarlo y le perdí, ¿Cómo pierdes a un hombre viejo con un orificio de bala en la pierna?— Respondí.

—Ya entiendo, temes que vuelva a causar daño como el que ocasionó la ciudad doliente, mira, Danae ya no es una amenaza, seguramente murió desangrado o por algún otro infectado— Me dijo dándome una palmada en el hombro.

—Puede que tengas razón, dejaré de pensar en ello— Suspiré nuevamente.

—Pero me alegra que estés despierto, arréglate para la ceremonia— Cierto, había olvidado la ceremonia.

—No entiendo el punto de hacer una ceremonia un año después de haber tenido el logro— Entramos de vuelta a la casa luego de sacudirnos la nieve.

—Cuando regresamos tuvimos que tomar tiempo para reestablecernos, además aprovecharán ésta ceremonia como una especie de aniversario y Douglass hará un comunicado importante, prepárate para recibir una medalla, héroe— Entonces el se fue hacia la planta baja a acompañar a su chica.

Luego de terminar mí café decidí tomar un baño para estar presentable en la ceremonia, después de todo nos consideraban héroes y éste era una especie de evento histórico sumamente breve, aunque ciertamente en el último año mucha gente me preguntaba a mí y a Adeline cómo fue todo, éramos una especie de celebridad y para alguien como yo no era agradable aunque a Adeline le encantaba.

Después de tomar un baño caliente, un baño que había sido muy agradable en los días de frío y que me hizo estar en una paz interior que me era difícil tener cada que recordaba lo sucedido, me vestí con mi ropa favorita que tenía en ese momento, que consistía en unos jeans, botas y camisa, todo de color negro y un suéter sin mangas color vino, ¿Qué puedo decir? Definiría mi estilo como punk así que la ropa negra siempre ha sido mi favorita.

—¿Te vas a presentar a la ceremonia con semejantes greñas?— Me dijo Alejandra cuando bajé a la sala y ella me vio.

—Pues ya me arreglé así que sí— Le respondí en un tono un tanto burlón.

—Nada que, siéntate, te voy a cortar el cabello, ya casi lo tienes tan largo como Sam— Era una exageración, aunque ciertamente mi cabello ya me caía sobre los hombros y rebasaba mi cuello.

—Pero ya sabes que me gusta largo— Añadí en un reproche.

—Si lo sé, te lo dejaré algo largo pero te lo voy a arreglar, mi mamá era estilista y me enseñó un par de cosas así que deja de quejarte y ven acá— Sonó como un regaño.

El comienzo después del finDonde viven las historias. Descúbrelo ahora