Una luz que no se extingue

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[ADELINE]

Pasado ya un mes desde que Tyson se perdió he estado algo mal, le había tomado tanto cariño a ese perro que el no tenerlo y no sentir si suave y sucio pelaje se me hacía extraño, no era nada que el tiempo no pudiera arreglar pero de momento es bastante malo, he seguido con mis prácticas y entrenamientos, no soy miembro de la élite y no me llama la atención serlo, pero aun así he podido salir unas cuantas veces a recolectar, cuando no estoy en ello me la paso ayudando a recolectar en los pequeños sembrados que hay, mi teléfono se quedó sin batería porque por más que lo regulara llegaría ese punto, aún lo llevo conmigo como un inútil recuerdo, la vida es simple y agradable, agradezco a Dios el poder tener un sitio donde estar tranquila.

Desde que llegué no hemos tenido avisos respecto al acuerdo, la líder suele enviar mensajes con un transmisor walkie talkie sobre cuestiones normales, ya que según he escuchado, hay otro grupo con el cual no queremos lidiar, por ello de diario reporta que estamos bien y cosas por el estilo, sigo preguntándome sobre la cosa que vimos Nadia, Cadaval y yo cuando Tyson desapareció, tal vez lo recuerdo más aterrador de lo que realmente era, pero aun así es horrible pensar en ello, quiero ir a buscarlo, pero no sé por dónde podría empezar, fue tan rápido, y ya pasó un maldito mes entero, lo único que realmente espero es que si lo encuentro siga siendo mi Tyson y no un dogo o la comida de un zombie o un clamor.

[CARLOS]

Ha sido bueno el tiempo que he llegado al cañón, no he abierto la caja que Nadia me dio, no sé por qué, de algún modo siento que debería haber un momento especial para hacerlo, aunque lo más probable es que no, simplemente es un objeto, dudo realmente que esa caja contenga la respuesta a los problemas o la solución de mi vida, sin embargo, sigo pensando que aún no debería abrirla.

Estuve saliendo con mi hermano y su novia porque en el tiempo que llevo aquí no noté a alguien que parezca ser interesante, seguramente es un pensamiento superficial y en este mundo cualquier vida es interesante pero aún así no he hablado más que con mi hermano, su novia y en ocasiones con Eddie, con quien después de saber su historia a grandes rasgos, me ha empezado a agradar, o más bien simplemente lo tolero, por lo menos cada vez que nos frecuentamos ya no tenemos el deseo de matarnos el uno al otro como solía ser.

Pasó un par de días y empecé a hablar con unos cuantos chicos de mi aproximadamente mi edad; Samantha, una chica de 13 años que llegó con su padre aquí, Víctor, un chico de 15 que está con su hermano mayor y Brenda y Brandon, un chico y una chica que son gemelos de 16 años, posiblemente sus padres no los amaban.

En realidad no ah habido mucho que hacer, casi nada, pese a que es bastante tranquilo, cómodo y seguro, suelo extrañar a luz de otoño, los del nombre absurdo que tenían un ambiente fresco, hace poco que estoy aquí pero siempre eh preferido la tranquilidad.

—Oye hermano, ¿Quieres ir a entrenar con los demás?— Dijo mi hermano entrando a la casa, ya que el suele entrenar con Eddie, Alejandra y otros sujetos desde temprano.

—¿Qué? No, estoy bien, no tengo ganas de hacer mucho y más tarde voy a salir con Samantha y Víctor— Respondí acostado en el sillón jugando con un pequeño lazo entre mis dedos.

—Ah, sobre eso, Víctor va a estar con nosotros en el entrenamiento, va a estar acompañando a su hermano— Agregó mi hermano.

—¿Qué? Ay, carajo, de igual forma entonces solo iré con Sam, con suerte alguno de los gemelos también se nos une.

—Como tu quieras, guarda energía para mañana, vamos a salir a buscar cosas con los demás, y con el asunto del grupo de asesinos, tendremos que ir más lejos que de costumbre— Dijo antes de cerrar la puerta.

El comienzo después del finDonde viven las historias. Descúbrelo ahora