El infierno

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[ADELINE]

Luna se marchó con mis bombas, realmente no las iba a necesitar pero aún así me llevé una pistola para defenderme en cualquier emergencia, espere unos momentos antes de subir a la moto para abrirme paso al puente vehicular que Tadeo había dicho para que pudiera dirigir la horda hacia la ciudad doliente, la nevada no me ayudaba mucho y mientras recorría las frías calles mi mente solo se inundaba de preocupaciones, malos augurios y desesperanza, Luna y yo éramos un par de estúpidos que siendo solo unos adolescentes inmaduros decidieron cargar con la vida de muchas personas sobre nuestros hombros... Sin embargo yo estaba decidida, tal vez incluso quería morir en el intento, estaba tan ocupada en lo demás que no sabía lo que en realidad quería yo, pasó media hora, una hora, dos horas... El combustible de la moto calculo que estaba cerca de la mitad así que ni había tiempo para desvíos pero pese a todo había llegado, faltaba solo un par de cuadras y el puente estaría ahí, dejé la moto en un viejo McDonald's y continué a pie, ya que seguramente habría zombies cerca de la horda.

Comencé a buscar un poco en los alrededores ya que no quería que me acorralen de camino a la moto, pero no había nada, solo cadáveres congelados, llegué al puente vehicular y ahí estaba, un inmenso grupo de muertos, eran demasiado para contar, posiblemente eran quinientos o más, se veía como un sin fin de cabezas ruidosas y podridas que yacían debajo del puente como refugio de la nieve, el frío parecía afectarle por lo menos a los zombies normales ya que pese a que yo estaba un tanto cerca ellos no se interesaban en seguir un olor, de hecho la mayoría parecía estar en una especie de reposo, como si se hicieran bolita por el frío y solo algunos estuvieran despiertos.

Note que los activos se dirigían hacia un lado como si se vieran atraídos por algo, curiosa de que era lo que sucedía les seguí el rastro de lejos y noté que de este mismo extremo del puente pero en la otra acera, había un grupo de personas, eran unas cinco o seis personas que parecían vaqueros y que de hecho tenían tres caballos con ellos, estaban tratando de atraer a los zombies con una especie de cala de pescar que tenía en el anzuelo a un dogo colgado del cuello y con el estómago abierto, que por ser un no muerto aún gruñía pese a esa condición, a diferencia de mi intención, ellos parecían querer desviarlos y distraerlos para pasar a los caballos hacia el lado contrario, ya que por el puente no podrían pasar debido a los automóviles estrellados que bloqueaban el mismo.

—¡Hey! ¿Que tratan de hacer?— Me acerqué a ellos de manera imprudente.

—No te muevas niña— Uno de ellos me apuntó, yo levanté las manos en nuestra de que no estaba intentando hacer nada.

—Estoy sola y ví que tienen problemas con la horda, bajen las armas y podremos hablar, tal vez podamos ayudarnos mutuamente— Tomé mi arma y cuidadosamente la puse en el suelo.

—Mmh... Está herida del ojo y desarmada, no veo a nadie cerca así que puede que no mienta, además mírenla, es tan solo una muchacha, bajen las armas pero mantenganla vigilada— El que parecía más viejo de ellos dijo y los otros parecían hacerle caso sin dudar.

—Se lo agradezco— Levanté mi arma y la guarde para acercarme a ellos.

—No me lo agradezcas, dijiste algo sobre ayudarnos mutuamente y eso es lo que me interesa— Aquel hombre pese a su seriedad no se veía amenazante.

—Si, veo que tienen problemas con la horda y necesitan quitarla de ahí, si me apoyan puedo ayudarles— Respondí.

—¿Y cómo lo harás? ¿Irás de carnada a que corran detrás de tu jóven y preciosa carne?— Dijo casi riéndose de mi.

—En realidad... Es precisamente lo que quiero, ustedes quieren a la horda fuera y yo quiero llevarme a esa horda— En cuanto dije eso e
La cara del sujeto cambió por completo.

El comienzo después del finDonde viven las historias. Descúbrelo ahora