Amenaza común

30 4 0
                                    

[EDDIE]

Han pasado días de estar aquí, me han parcheado el ojo para que no muestre lo horrible que se ve, el dolor se ha ido y el pequeño grupo de científicos del Cañón me han explicado que pese a la infección mi cuerpo trata de resistirse de cierto modo, pasé casi una semana intentando convencerlos de que ya me dejen ir, y luego de muchas agujas para extraerme sangre y estudiarlo se han dado cuenta que desde la última vez la infección no ha avanzado así que me dejaron ir, pero estarán alerta de mi.

Aún no me acostumbro al parche así que en ocasiones suelo ser torpe ya que no veo mucho la profundidad, pero de igual forma trato de entrenar, sin importar que, yo no quiero ser un inútil.

Un día como cualquiera fui a casa de Jesús y a mi sorpresa en lugar de encontrarlo a él me encontré a aquel hijo de puta con el que tantos problemas he tenido, dejé el pasado al pasado y me dispuse a tomar asiento.

—¿Qué demonios haces aquí? Se supone que estarías con mi hermana— Le dije.

—Y tu se supone que no deberías entrar a casas ajenas— Contestó con su típica arrogancia y sarcasmo.

—Okay, tienes razón, pero ahora mismo no importa, ¿Está Jesús?— Pregunté.

—No, el jefe lo llamó—

—Okay, te parece si salimos mientras regresa, no tiene caso seguirnos odiando desde el incendio, además veo que estás aburrido aquí y yo estoy por entrenar, y también quiero preguntarte algunas cosas sobre Adeline— Entonces Carlos suspiró, sacudió el cabello y se levantó para seguirme, nos dirigimos a las canchas de basketball y estábamos corriendo por unos minutos.

—Es extraño que simplemente quieras ser amigable, ve al grano y no me hagas perder tiempo— Dijo mientras hacía algunos tiros de basketball, era bastante malo.

—¿Nunca te has preguntado por qué no tienes amigos?— Respondí.

—No necesito amigos, además si que tengo— Como era de esperarse, se alteraba fácilmente.

—En fin, ¿Por qué regresaste aquí?— Le dije, y enseguida él soltó el balón pese a que estaba a punto de lanzar, eso indicaba claramente que no estaba muy a gusto.

—No me desean ahí y tu hermana es una maldita mentirosa, solo eso diré— Pasó a sentarse en una banca a lado de la misma cancha.

—Okey, ella en ocasiones puede ser descarada pero vamos niño, no me digas que regresaste por un corazón roto— Me senté a su lado.

—Mira, te voy a explicar las cosas y tu dime si crees que yo estuve mal, porque de verdad ahora no puedo parar de culparme a mí mismo— Su tono de voz recuperó la seriedad.

—Okey pero si me aburres me voy— Entonces comenzó a hablar.

—En Luz de Otoño encontramos a un ladrón, alguien de fuera de algún modo se metía a robar recursos en gran cantidad, la comida se agotaba más rápido de lo estimado, nos quedamos sin suficiente madera para reforzar, entonces decidimos buscarlo y al encontrarlo nos llevó a su lugar supuestamente a devolver lo robado pero intentó hacer daño a la señora Kate, yo reaccioné rápido y le disparé, murió, pero no haberlo hecho la señora Kate estaría muerta— La historia no sonaba nada que apunta a algo malo.

—¿Y qué hay de malo en eso?— Enseguida me interrumpió.

—Aquel hombre robaba para mantener a su hijo, solo eran ellos dos y yo maté al padre, la señora Kate, el anciano Moisés y demás personas me culparon y me echaron, yo me puse agresivo, tomé mis cosas y me fuí... Después tu hermana quiso detenerme pero me dio a entender que yo no era más que el recuerdo de su exnovio, pero con todo lo anterior, eso realmente era algo banal— Su mirada apuntaba al suelo, yo di un suspiro y me levanté antes de responder.

El comienzo después del finDonde viven las historias. Descúbrelo ahora