Sombras de día y noche

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[CARLOS]

He perdido la cuenta de cuantos días han pasado desde aquella llamada, y no sé nada acerca de ellos, mi padre, para darnos lo mejor posible en estos días tan escasos, se ha ido hace tres días por un raro trabajo que consiguió, no me dió detalles a mí, ni a mi hermano, ya que la familia está cada vez más distante, pero como sea seguimos siendo familia y eso no cambiará con nada, seguimos siendo un hombro en el cual nos podemos apoyar mutuamente, nunca fui creyente en deidades, pero como papá si lo era, he rezado estos 3 días para que cuando vuelva él esté bien, la comida aún no es ningún problema, muchos negocios aún abren, cada mes los militares dan apoyo, y gracias a mi dinero y lo que he robado, tengo un almacén de comida y agua en mí habitación, creo que las cosas, aunque no han mejorado, por lo menos no han empeorado, como no hay escuela por alguna razón, mi hermano y yo trabajamos en las mañanas, es una buena forma de ocupar el tiempo, después de todo, tarde o temprano este día debía llegar.

¡Por fin! Mi padre ha vuelto, fué un gran día, incluso estando tan distantes en esta situación, cuando llegó, corrí a abrazarlo y él me recibió, por fin tras largos 6 días volvió, tiene comida de mejor calidad, agua y... ¿Armas? Sabía que nada puede ser tan bueno, llegó para avisarnos, que se irá por aún más tiempo, y que muy posiblemente, se prohíban muchos de los negocios que aún vendían, ¡maldita sea!, de nuevo las cosas empeoran y empeoran, dudo que quiera seguir aquí, pero bueno, es lo que hay....

Ese mismo día en la noche, como no puedo dormir bien, me levanto de la cama con el pantalón de mi pijama de osos puesta, me pongo mis tenis, levanto una cobija, me cubro con ella, y empiezo a pasear por la casa, con mucho cuidado para no despertar a papá que se irá hasta mañana por la tarde, me asomo por la ventana como acostumbro, y por primera vez logro ver algo que vale la pena, veo como unas sombras muy torpes caminan por la banqueta, la oscuridad no me permite ver quienes hacen tal sombra, decido alejarme de la ventana y salir de las cortinas, camino hacia la cocina para prepararme un sándwich y volver a la cama, pero justo al sacar el pan, escucho un golpe en la puerta, dejo el pan y me quedo escuchando, pero todo es solo un silencio de suspenso, decido continuar y con un sándwich mal hecho, regreso a dormir tratando de olvidar aquellas sombras tristes sin rumbo.

En mis sueños empiezo simplemente a imaginar terribles finales, y así ha pasado desde aquella noche de las sombras.

—¡Despierta! tienes un mal sueño— Es lo primero que escuché en el día, se lo agradezco a mi hermano, con papá fuera de nuevo, me siento más inseguro.

Salgo por la mañana y como me esperaba, todo está cerrado, todo a excepción de una pequeña tienda atendida por un viejo amable.

—Buenos días jovencito, ¿En qué puedo ayudarte?— Dijo el anciano que lucía algo triste pero aun así su tono se escuchaba tan lleno de gentileza.

—Pues, a decir verdad, solo me gustaría un poco de dulce, ¿Qué podría ofrecerme?— Respondí lo más amable posible

—¡Oh, claro!— Busca por debajo de una caja algo rota— Tómalo, a mí ya no me servirá, y además es una oferta por el último día de mi negocio, por favor, disfrútalo— El viejo me entrega en las manos una pequeña bolsa de pan con chocolate, no puedo negar que luce delicioso.

—Muchas gracias, pero, ¿Por qué cerrará?— Le pregunté

—¡Oh! Bueno, pues... los oficiales me dieron únicamente hoy para vender lo más que pueda y cerrarán mi negocio mañana, además ya soy muy viejo y mi esposa ha enfermado, debo cuidar de ella...— La pobre mirada del viejo expresaba una melancolía que incluso yo pude sentir, y yo soy malo entendiendo a las personas.

—Ya veo... gracias, espero que su esposa se recupere pronto— Dije y me dí vuelta para marcharme cuando de repente el anciano me volvió a hablar.

—Una cosa más, quiero que tengas esto, no lo abras hasta llegar a casa, creo que podría ser muy útil— Me entregó una vieja mochila estilo militar, era de un color verde oscuro con varios parches cuadrados negros, a pesar de ello lucía genial.

Agradecí al viejo y me dispuse a ir a casa, caminando ya eran casi la 3:00 p.m. la calle estaba casi vacía, solo me podía ver yo, los carros de policía y ejército que se dirigían a vigilar las ciudades de alrededor y alguna que otra persona saliendo a comprar, robar o simplemente a pasear. Llegué a casa, entré y mi hermano aún no llegaba, siempre sale también a hacer cualquier trabajo o comprar cosas, así que desaté las correas de la mochila, desamarré los cordones y abrí los broches para ver al interior... Está llena, tiene un revólver viejo, otras 2 pistolas que no conozco, bueno, no soy un experto en armas, hay como 2 cajas de munición y una más a la mitad, ¿Por qué me daría esto? y ¿Por qué diría que me será útil? Sigo revisando la mochila, hay 1 libro escrito a mano y a medio terminar, lo leeré luego y para terminar, hay una especie de estuche de madera con lo que parecen ser una daga y un cuchillo de caza, es genial, lo admito, pero pareciera que fuera a una misión o algo.

—¡¿Qué carajo tienes ahí?!— Llega mi hermano de sorpresa, no escuché su llegada —¿De dónde y para qué conseguiste eso? Papá trajo armas la última vez...— Me quita una pistola y la caja de balas que tenía en la mano, parece ser que es lo único que alcanzó a ver o quiso dejarme el resto.

Vuelvo a cerrar la mochila y atar sus cordones para esconderla, no quiero que nadie sepa de esto, creo que la llenaré con comida y agua tapando las cosas del fondo por si la llegan a abrir, además, ¿Qué tal si un día si la necesito? Cargaré con ella como si fuese mi antigua mochila de la escuela, luego del cierre de los negocios y las sombras que ví, algo me dice que las cosas están por empeorar.

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------Fin del capítulo 2

El comienzo después del finDonde viven las historias. Descúbrelo ahora