El comienzo después del fin [FINAL]

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[EDDIE]

En cuanto aparté a Nadia por el dolor intenso que comenzaba a sentir sabía que algo no andaba bien, ella se veía claramente asustada pero sabía lo que pasaba, pues minutos antes le había contado lo que sucedía con mi ojo, era un dolor muy ligero per suficientemente notorio, ella y yo comenzamos a avisarle a la gente de la guardia najo la tonta excusa de que "Habíamos visto unos cuantos zombies acercarse" para mantenerse alerta sin hacer un escándalo innecesario, quería ir a buscar a Adeline pero finalmente decidí que era más importante decirle a los líderes, de igual modo mi pequeña y tuerta hermana estaba con el imbécil, ambos podrían cuidarse mutuamente y seguramente cuidar a otros tantos.

—No me digas que lo estás sintiendo—. dijo Nadia con un tono de preocupación —estábamos teniendo una gran noche.

—Lo sé, pero si no hacemos algo podríamos no tener otra noche, no soy un experto en esto y tampoco es como si fuese un superpoder pero puedo estimar que al menos hay cincuenta zombies.

La noche era muy fría y perdiendo la calidez de nuestro momento ahora parecía rayar el cero absoluto, al paso más rápido que pude me dirigía buscar a Jerome, Douglass o tal ves a mi señora suegra, opté por lo obvio y me dirigí hacia uno de los extremos de las rejillas del lugar, ahí estaban los tres fumando un poco, la madre de Nadia ciertamente descombinaba pues ella no se veía muy ruda y además tenía entendido que pese a todo, su pensamiento era más pacifista, dejando de lado los pensamientos triviales me les planté de frente y les dije de forma clara.

—Se aproximan zombies, debemos hacer algo, la gente podría estar en peligro, no los he visto pero puedo sentirlo.

—Bien, ¿Por dónde se encuentran?— Douglass respondió como si no le sorprendiese.

—Eh... ¿Así de fácil me creerán?— Respondí un tanto extrañado.

—Si, no veo por qué me mentirías muchacho, además sé de que se trata todo esto, tu ojo ¿No es así?— Tiró su cigarro al suelo y lo pisó con su bota, la reacción de los otros dos me daba a entender que también ya sabían de que hablaba Douglass.

—Claro... ¿Cómo sabes esto? Ni siquiera yo lo sabía, pudiste decírmelo— Mi tono de voz expresaba algo de intriga y molestia.

—Porque no lo sabía, las dos veces que te tuvimos encerrado y estabas inconsciente reaccionabas a la cercanía de infectados aún si no los podías ver, creo que es normal ya que la mayoría son ciegos, hicimos un par de pruebas, descuida, nunca te pusimos en peligro, solo nos aseguramos de que tu tampoco nos pusieras en riesgo, de antemano ya sabes que sabíamos de tu resistencia a la infección, ahora que me advertiste de esto solo hice una suposición y para mi fortuna, estaba bien— Douglass sonaba bastante confiado y enaltecido, pero no de una forma despectiva.

—Bien, supongo que el tema no está a discusión, debemos asegurar la zona, vienen desde la entrada norte del parque, aunque  no se si haya desde otros... —En ese momento escuché un estallido de bala a la distancia.

—En situaciones normales no dispararían y mucho menos sin avisar previamente, andando— La madre de Nadia dijo mientras tomaba su arma y justo en ese momento se empezaron a escuchar más disparos.

—¡Escuché los disparos! ¿Qué sucede?— Jesús dijo llegando con nosotros en un apuro.

—¡Debe haber enemigos! Nos llevamos el carro blindado— Jerome le echó un arma larga en los brazos a Jesús y Douglass a Alejandra.

—Denme una también, los ayudaré— Les dije en cuanto noté que no recibí una.

—No, tu te quedarás aquí y ayudarás a la gente, no sabemos si pueden venir desde otros frentes y no te voy a exponer a morir ahora que estamos tan cerca de nuestro objetivo, tu condición es única— Me dijo Douglass firmemente antes de subirse al carro blindado con los demás.

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