La ciudad doliente

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ADVERTENCIA: Este capítulo de la historia contiene una escena de contenido fuerte y explícito que podría ser incómodo para gente sensible

[EDDIE]

La pelea comenzó desde temprano y aunque las horas pasaban, la pelea seguía, esta era la base principal de ellos, era como una especie de fortaleza, estaba tan grafiteada y modificada que no se miraba lo que solía ser este edificio en el pasado, pero tenía una parte en alto, desde donde disparaban sin arriesgarse a los zombies, claramente ellos estaban preparados para cualquier ataque y esto era un ataque sumamente mal planeado, ninguno de nosotros contaba con  que ellos podrían usar a los zombies a su favor y mucho menos con que sus flechas eran capaces de convertir en zombie a la gente.

En la noche se retiró un par de camiones con aliados heridos, debieron llegar al pueblo por la madrugada, entre ellos estaba Nadia, quien sacrificó uno de sus brazos por la vida de Jesús, Aozora estaba ocupándose más de los infectados que de los enemigos, nos era más útil así por la agilidad que tenía y la destreza casi nata que tenía con la espada que halló. Douglass y Peter demostraron que eran miembros del ejército, pues ellos disparaban y se movían con tanta habilidad como en una película de guerra, pero sin embargo, todo seguía apuntando en nuestra contra.

En la mañana el fragor no cesaba, todos estaban cansados pero debían seguir y no era para menos, tanto los nuestros como los suyos eran demasiados y de mismo modo, ambos bandos sabían cubrirse, pese a que ellos iban ganando, si resistíamos eso podría cambiar, ya que muchos de ellos comenzaban a salir a atacar con cuchillos, hachas y machetes, fueron fáciles de abatir de este modo. 

Las cosas seguían viéndose mejor, pero había algo con lo que no contábamos, era casi el medio día del segundo día de combate, yo seguía dando todo de mí con tal de no fallarle a mi hermana ni a Nadia, cuando ellos usaron su gran arma, algo realmente devastador que nadie había esperado.

—¡Traigan al demonio!— Gritó un hombre alto que vestía como un sacerdote, con túnica negra y faja roja, no estaba peleando, solamente salió de la base a mirar el ambiente y dar la orden, inmediatamente regresó a la base y no le vimos por más tiempo.

Un grupo de hombres salió empujando con mucho esfuerzo una jaula, más grande que las anteriores, la empujaban con esfuerzo mientras otros dos hombres cuidaban que lo que sea que estuviera adentro no le arrancara la mano a uno de ellos, cuando lo situaron al borde de la parte alta de su base los hombres la patearon y antes de que la jaula cayera para que lo que sea que estuviese dentro nos atacara, una especie de garra tomó a uno de ellos y cayó junto a la jaula, su grito de miedo y desesperación fue silenciado cuando al impactar la jaula se rompió el cuello con una de las barras.

El fuego se detuvo, incluso el de ellos, todos miraban atentos hacia la jaula que se abrió al impactar, llevaba ya unos segundos abierta hasta que finalmente algo salió, era una bestia, la más horrible que hubiera visto, tenía el cuerpo como un lobo negro pero con el lomo demasiado grande y con el pelo erizado que parecía como espinas, los dedos de sus patas eran largos pero lo peor era su cabeza, su lomo demasiado peludo comenzaba a perder pelo a la altura del cuello, el cual por cierto tenía 5 espinas de hueso alrededor, hasta que llegaba a la cabeza que completamente no tenía pelo... o piel... o siquiera músculo, su cabeza era un cráneo completamente expuesto donde solo se apreciaba el interior de la boca con su lengua y en su cara un par de ojos amarillos que por no tener párpados se veían enrojecidos, era suponible que su cráneo conservaba por lo menos el cerebro.

En primer instancia la criatura no hizo más que sacudirse, emitía gruñidos muy escalofriantes que no se asemejaban a algún sonido animal que hubiese escuchado antes, caminó un poco de lado a lado como si quisiera analizar a su víctima, nosotros, en el campo de batalla también había gente del bando enemigo, pero ahora parecían estar más enfocados en la bestia, o como aquel sacerdote lo había llamado, el "Demonio", porque no había otras palabras para describir cómo se miraba; Finalmente el demonio atacó, corrió contra un sujeto, todos comenzaron a dispararle, sin importar el bando todos apuntaban únicamente a la criatura, esta arremetió contra el sujeto y con un solo mordisco hizo que su cabeza reventara, algunas personas horrorizadas con la brutalidad del ser retrocedieron, otros vomitaron, pero el sentimiento era compartido, los de arriba solamente miraban y se reían, no tenían preocupación al saber que el demonio era ahora problema nuestro. La criatura dejó al hombre muerto y como si las balas no tuvieran el más mínimo efecto en él, continuó, la gente no sabía que hacer, nadie en realidad, el demonio parecía disfrutarlo, emitía sonidos similares a las carcajadas de una hiena pero el triple de aterradores, sus uñas eran tan gruesas que con un movimiento podían desmembrar a cualquiera.

El comienzo después del finDonde viven las historias. Descúbrelo ahora