BOY MEETS WHAT.

038. Lamentable destino.

[Taehyung]

Mis horas con él se habían quedado impregnado en el aire, podía sentirlas correr entre mis dedos, aún encontraba su dulce sabor en mis labios, escuchaba su lenta respiración y el palpitar de su corazón. Mi cabeza reposaba sobre su pecho, mientras no decíamos nada, tan solo sentíamos.

Estaba absorto en el espacio de posibilidades que se volvían a abrir en mis ojos mientras poco a poco escuchaba como Hoseok se entregaba de nuevo a los brazos del sueño, preocupándome por la escena de la noche anterior, pero esta vez confiaba en que la única droga que ocupaba su organismo, era la adrenalina producida por nuestros cuerpos.

Tímidamente alce mi vista hacia él, como si fuera la primera vez que lo hubiera visto. Me retornaba al primer día que entré al dormitorio, y lo encontré. Encontré su sonrisa, que cada día tomaba más fuerza en mí.

Ahí estaba, dormido profundamente, con los labios entreabiertos, el cabello desordenado, su piel reluciente, y mi mano en su mejilla, delineando sus finos labios y paseándose sin respeto en cada esquina de su rostro.

No quería salir de esa oficina nunca más. Tenía todo lo que quería.

Lo tenía a él.

Pero aún sin querer, de la forma más inocente y descuidada, pensé en Jade. Tenía que terminar lo nuestro, jamás volvería a correr a sus brazos, no después de hoy. Necesitaba quitarla del camino, de nuestro camino, porque con cada minuto que pasaba estaba seguro de mi lugar, y no era con ella.

Sin querer hacer mucho ruido, me retiré de la cárcel de sus brazos, y me vestí rápidamente, ignorando mis sentidos que me obligaban a ver a Hoseok cada cinco segundos.

¿Estaría bien que me fuera solo así? ¿Lo malentendería?

Estaba harto de los malentendidos, de las decisiones tomadas por la felicidad del otro. Nos hicimos tanto daño nosotros mismos intentando  no hacer sufrir al otro, obviamente no funciono, porque funcionábamos juntos no separados. Siempre había sido así, lo sabíamos, ¿porqué habría de cambiar entonces?.

Haría las cosas bien por primera vez en mi vida. Le diría a todas las personas que amaba mis sentimientos, aprendí mi lección esa noche en aquella casa, si alguien, algo, me hubiera hecho saber que esa misma noche sería la última en la que le diría que lo quería, se lo hubiera repetido miles de veces.

Ahora se lo repetiría tanto como mis labios pudieran formular las palabras.

- H-Hoseok... - me hinqué a su lado, hablando levemente. El se movió, abriendo lentamente los ojos.

- ¿T-Tae? – le tomé la mano, sonriendo lentamente. Una sonrisa pequeña me respondió. - ¿Qué haces?

- Tengo que ir a hacer algo muy muy muuuuy importante.

- ¿Puedo ir contigo?

- Es algo que tengo que hacer yo solo. Pero, cuando regrese necesito que estés vestido. ¿De acuerdo? – se limitó a asentir, y besé su mano, saliendo de la oficina.

La empresa ya había abierto, dejando que la gente caminara sin saber que todo un universo nuevo existía después de esa puerta. Sonreí ampliamente, sintiéndome, por fin, el mismo Taehyung de antes.

- ¡Buenos días, V! – me saludaron ciertas chicas de vestuario, y yo las salude rápidamente.

Tenía que ser un buen día.

Un primer buen día, que quería durara al menos toda la vida.

El clima de Seúl lucía despejado, las tiendas ya habían abierto, el sol estaba brillando, y el sonido de la ciudad retumbaba a mis oídos. Caminé hacia la esquina, en donde, aborde un taxi, fijando mi mirada en el cristal, que reflejaba los caminos, que estaba llenos de historias, nos veía a los chicos y a mí, en nuestros primeros días, caminando a la tienda de conveniencia, comiendo y sonriendo, el brazo de Hoseok sobre mis hombros, pasando la esquina nos veía a Jungkook, a Jimin, a Hoseok y a mí, regresando en media madrugada al departamento, solo nosotros y la noche a nuestras espaldas. Podía recorrer todas las esquinas de ese distrito y encontrar diferentes memorias, buenas, malas, divertidas, tristes, chistosas, vergonzosas, pero todas con él.