BOY MEETS WHAT.

008. Frente a las luces de Seúl.

[Taehyung] 

Sequé sus lagrimas con la manga derecha de mi suéter, mientras que con la otra mano me limité a acariciarle el cabello de la parte detrás de su cuello, con movimientos pequeños y ligeros, como era mi costumbre.

Dejé caer todas las lagrimas reprimidas por todos estos días. 

No sería fácil olvidar los tiempos pasados, pero estaba seguro que juntos lograríamos superar lo que el futuro trajera con él.

Hoseok me abrazó, pasando sus brazos sobre mis caderas, hundiendo su rostro entre mi cuello y mi pecho.

Éramos frágiles y débiles entre los dos, sin temor, sin pudor. Nuestros sentimientos estaban al desnudo.

Sentía su respiración entrecortada sobre mi cuello y eso me producía escalofríos en la espalda, era una sensación completamente normal para nosotros, tenernos así de cerca, pero era en ese instante también era diferente, se sentía muy diferente.

-       Tae. – me nombró después de un tiempo, y yo bajé la vista para encontrarme con sus ojos café. – Te extrañé.

Tras esas palabras, lo volví a abrazar, más fuerte que nunca. No quería que volviera a huir de mí, no lo soltaría jamás.

Pasamos varios minutos más así, tal cercanía no nos molestaba.

-       ... ¿Qué has hecho estos días? – me preguntó Hobi cuando estaba recostándose sobre mi brazo, con la mirada fija al techo y su mano reposando encima de la mía. – Seguro que la vida allá es más tranquila.

-       El silencio que hay en nuestro cuarto es abrumadora – le respondí. – No he dormido ahí desde ese día. No soporto estar solo.

-       ¿En donde duermes? – dijo, volviéndose hacia mi.

-       Con Jungkook.

Sentí como el cuerpo de Hobi se tensaba sobre mi brazo.

¿Le pasaba algo malo? ¿Volvía a sentirse enfermo?

-       ¿Pasa algo, hyung? – le dije al instante.

-       No, todo esta bien, Vishi. – me volteó a ver un momento para después levantarse despacio hacia el extremo de la cama. – Quiero caminar un poco. ¿Me acompañas?

-       ¿No es en contra de las reglas? – Además de que había empezado a llover de nuevo.

-       Tu rompiste la primera. – dice y empieza a colocarse sus zapatos.

Le tiemblan las manos, y parece que hace un gran esfuerzo al intentar amarrarse las agujetas, así que corro hasta ponerme frente a él, me hinco, y colocó su pie sobre mi pierna, en donde de manera calmada y cuidadosa, empiezo a amarrar sus agujetas, cerciorándome de hacer mi mejor trabajo.

-       Listo. – dije cuando terminé.

Me levanté sin despegar mi vista de mi trabajo recién hecho, hasta que dirijo mi mirada hasta Hoseok, que está inmóvil, con los labios entre abiertos, el cabello negro alborotado y sus ojos llenos de un brillo que nunca había visto antes.

Así que sigo a mi necesidad, una nueva, que me asalta entre todo ese ambiente. Doy dos pasos cortos que me dejan a la misma altura que él. Lo tengo más cerca, puedo ver cada poro de su piel, siento su respiración, y me veo reflejado en sus ojos.

Se sonroja.

Me sonrojo.

Con el coraje que puedo juntar, alzó mi mano para acariciarle la mejilla que está tibia ante mi fría mano, y ambos dejamos de respirar, en una gran sincronía que nuestros cuerpos de alguna forma ya sabían.