Sophia.

512 47 6
                                    

La mañana comenzaba a llegar, aún seguían enredados uno con el otro en el piso del pequeño cuarto, Daryl le beso la frente antes de levantarse y comenzar a vestirse.

—No quiero —escucho decir a Carol desde atrás —por favor Daryl vámonos de aquí —después de todo esto no quiero regresar a la cama de Negan —se levantó —no puedo estar con alguien más, solo quiero estar contigo.
Se acercó desnuda a él quien la contemplaba escondiendo sus ganas de poseerla de nuevo.
—No, aún no —le tomó el rostro
—No podré estar con él, Daryl no comprendes.
—Por favor no lo hagas, no estés con él.
—Vámonos  entonces, lejos, tomemos algunas armas, sabrás encontrar un camino.
—Carol no —dijo tajante —por favor no.
—Pero por qué no, acaso te gusta vivir aquí, ver todo lo que hace ese bastardo, por favor Daryl tú eres mejor que eso, lo sé, no entiendo entonces por qué quieres seguir aquí, o te gusta el poder, te gusta todo lo que hace Negan.
—No es por eso, es por ti, solo entiéndelo, es por ti. No podría, no sería capaz de seguir sin ti, y si la manera de mantenerte a salvo es estar aquí pues seguiremos...
—No quiero seguir aquí Daryl, odio este lugar, todo aquí está mal, todo lo estaba hasta que llegaste, si tú no hubieras llegado ahora quizá ya no existiría.
—Dame tiempo, averiguaré  cuál es la mejor forma de salir de aquí, no voy a dejarte, y no voy a permitir que vuelva a ponerte una mano encima. —La beso suavemente —todo está bien ahora, tú estarás bien. 

Comenzó a vestirse, Daryl ya la esperaba en la puerta, la observaba de lejos, delicada y fuerte a la vez.
—Puedo preguntarte algo — dijo al verla salir, ella asintió. —quién es Sophia.
Carol sujeto su brazo escondiendo el nombre que se alcanzaba a distinguir en él. —Claro si es que puedo saberlo.

—Sophia, ella es mi hija —sonrió brevemente —era mi hija, la niña más buena y dulce del mundo, inteligente y noble, algo que siempre quise proteger por qué era tan frágil, inocente...
—Dónde está ella —tomó su mano.
—Se ha ido, unos días después de que esto comenzará, la gente estaba  huyendo, llenaron las carreteras, nadie podía salir, ahí estábamos Ed y yo, Sophia jugaba con su muñeca, de pronto hubo gritos, todos comenzaron a correr, tome su mano y no la deje, estuvimos vagando por días junto a un grupo que provenía de Atlanta, pero Ed seguía siendo el perdedor de siempre, se adueñaba de los alimentos, del agua, ni siquiera era capaz de compartir un poco con su propia hija, nos separamos del grupo unos días después y nos vimos en medio de una horda de caminantes, la obstinación de mi ex marido nos obligó a escondernos en el bosque, pero mi pequeña se soltó de mi mano, Ed no la quiso alcanzar era un cobarde que prefirió verla morir a perder su propia vida, la vi desaparecer, entre las ramas, la buscamos por semanas, ni siquiera sabía si seguía con vida, no había un cuerpo, no había nada.

Entonces fue cuando apareció Negan, justo cuando Ed me propinaba una de sus tantas golpizas sin razón, me salvó de sus golpes y lo mato a sangre fría, no me dolió —esbozo algo que parecía una sonrisa sin alcanzar a serlo.—suena irónico no es así, me prometió que buscaría a mi hija  si me unía a él, acepte desde luego, lo demás ya lo sabes.

Le mostró el antebrazo, donde con letras apenas legibles se alcanzaba a leer el nombre de «Sophia» en el. 

—Sé que ya no está aquí, no en este mundo, es lo mejor quién querría vivir aquí.
—Te sacaré de aquí lo prometo —la beso y salieron con cautela, volviendo por donde habían llegado.

Se despidieron de forma breve y siguió cada quien por su lado, como si nada hubiera sucedido. Carol abrió la puerta de su habitación, sobre el sofá se encontraba Negan agitando el bate en sus manos, silbando tranquilamente, las manos le sudaron al verlo, trato de parecer relajada y fingió.

—Dónde estabas primor, volví hace rato y venía tan caliente — se levantó y comenzó a caminar a su al rededor —sabes la sangre me prende — colocó el bate sobre el sofá —Lucille estará celosa al ver todo lo que pienso hacerte.
Carol se estremeció al sentir sus manos en su cuerpo.

—No...—susurro al borde del llanto.
—Qué dijiste —fingió no haber oído —me pareció oírte decir la palabra prohibida —le estrujaba el rostro. —Sabes que no puedes decir eso, tú menos que nadie, me debes la vida, tengo derecho a cobrarte cuando quiera y de la forma que quiera.

Comenzó a desnudarla, los labios de Carol solo pronunciaban en silencio un «por favor no lo hagas» que Negan ignoraba. Sintió entonces como la mordía, el cuello le ardía cada que sus labios succionaban su piel, siguió bajando hasta sus senos, los mordió con fuerza y dejó marcas al rededor de ellos.
—Dónde estabas —volvió a preguntar.
—Fui al pabellón, Sherry quería hablar conmigo, una tontería, fue una tontería no debí salir sin tu permiso, por favor discúlpame.
—Cómo lo debes pedir querida.

La obligó a colocarse de rodillas. —Me disculpas, por favor, no quise salir sin tu permiso.
—De acuerdo esta vez lo pasare por alto, pero no debe volver a ocurrir, me preocupas Carol, me preocupa tu bienestar, todo lo hago por tu bien.

Le ayudó a ponerse de pie. —Pero aún tengo ganas.

La arrojó a la cama y la tomo a la fuerza, Carol mordía la almohada para no llorar.
—Quiero que grites —le ordenó Negan —quiero que todos oigan como te satisfago —gime perra, hazlo.

Carol comenzó a hacerlo, los ojos le lloraban, sentía el dolor entre las piernas y en el alma, pensaba en Daryl a dos puertas de la suya, quizá escuchando, solo pedía para que no entrará, por qué sabía que si hacía algo Negan se iría en su contra y no se lo perdonaría.

Unos minutos después el hombre termino, se dio la vuelta sobre la cama y se quedó dormido. Carol siguió llorando mientras se limpiaba la sangre entre las piernas.
Daryl reventaba de furia  al otro lado de la puerta.

La mujer de Negan .Donde viven las historias. Descúbrelo ahora